Ahora, 17 años más tarde, Crystal Chronicles llega de nuevo a nuestras manos en forma de remaster, dando la oportunidad a aquellos que no llegaron a disfrutarlo, y a aquellos que lo amaron, de jugarlo en la actual generación. ¿Estará a la altura de los estándares de calidad actuales?¿Habrá conseguido Final Fantasy Crystal Chronicles mantener su magia tras tanto tiempo? Montad en vuestros chocobos y acompañadnos en este análisis para averiguarlo. ¡Kupó!
Una historia de supervivencia
Final Fantasy Crystal Chronicles se desarrolla en un mundo contaminado por el miasma. El aire está podrido y destruye toda la vida, siendo el poder de los cristales lo único que puede mantenerlo a raya. Es en este mundo hostil hay cuatro razas que intentarán sobrevivir (los clavates, los liltys, los selkie y los yuko) aisladas del mundo, protegidas por sus cristales en aldeas remotas. Y así empezaremos nuestra aventura.
Tras elegir entre una de las cuatro razas, nuestro personaje será elegido para formar parte de la Legión, un cuerpo de aventureros encargados de recargar los cristales con Mirra, un elemento que crece en árboles de cristal. Será entonces cuando comencemos un periplo por tierras lejanas, buscando cada vez más y más lejos la preciada Mirra… y tal vez respuestas.
Final Fantasy Crystal Chronicles no sigue una estructura narrativa al uso, y por ello tendremos que estar atentos al mundo que nos rodea para dotar a la historia con su debido trasfondo. Además, nuestro personaje hará las veces de sprite sin diálogos, y el peso dinámico y de desarrollo caerá por completo en los secundarios que esporádicamente encontremos en nuestras aventuras. Algunos de estos personajes son realmente carismáticos, mientras que otros desprenden verdadero misterio, sin embargo, es cierto que en su gran mayoría serán un puñado de tropos muy manidos en el género fantástico.
Tras completar cada mazmorra recibiremos una carta de un miembro de nuestra familia, pero la grandísima mayoría de ella son tan intrascendentes y anodinas que acabaremos por perder el interés en ellas.
Mejor acompañado
Es importante hablar de un elemento narrativo que hace su aparición en el gameplay del título; el miasma. El miasma rodeará constantemente a nuestro grupo y solo podremos protegernos de él agrupándonos en torno a nuestro cáliz de Mirra. Este cáliz genera un campo de fuerza que repele el miasma, por lo que alguien tendrá la importante tarea de moverlo. Esto es importante recalcarlo, pues como ya hemos comentado, Final Fantasy Crystal Chronicles basa su jugabilidad casi por completo en la cooperación.
Si jugamos solos, nuestro fiel compañero Mogu podrá mover el cáliz por nosotros, dejándonos la importante tarea de combatir contra decenas de monstruos y resolver los puzles de las mazmorras. Como veis, aparentemente no parece haber ningún problema, y es que, en efecto, podremos completar la campaña principal con la única compañía de Mogu. No obstante, Final Fantasy Crystal Chronicles se antoja demasiado arcade en solitario, dando la sensación de una experiencia plana y demasiado simple.
Todas las acciones las realizaremos pulsando el botón A, cambiando el uso de dicho botón al pulsar cualquiera de los gatillos. Esto genera también unos cuantos problemas, y es que el mapeo de botones se antoja insuficiente como mínimo. Dado que todas las interacciones las realizamos con un único botón, el gameplay se presenta tosco, ortopédico y simple. Y esto es algo sin sentido, pues en el mando nos quedarán unos cuantos botones sin uso que podían haberse utilizado para agilizar el juego.
Una entrega diferente
Como en cada entrega de la franquicia, la magia tendrá un papel fundamental en el juego, pero en este título jugará con sus propias reglas. Esta vez no usaremos PM para lanzar hechizos y podremos utilizarlos tantas veces como queramos. Pese a esto, para ganar acceso a un conjuro en particular tendremos que encontrar su magicita en cada mazmorra, desapareciendo estas al derrotar al jefe de cada una de ellas. También podremos fusionar varias magicitas (si tenemos huecos suficientes) para crear magias más poderosas, o combinar nuestros hechizos con los de nuestros compañeros para conseguir el mismo efecto.
La progresión de nuestro personaje también será diferente a los estándares a los que estamos acostumbrados en los juegos de rol. Así, nuestro personaje no subirá de nivel o comprará habilidades, sino que al final de cada mazmorra, podrá elegir quedarse con uno de los abalorios que haya encontrado. Estos abalorios nos permitirán ganar fuerza, defensa, magia o huecos de inventario de forma pasiva y para siempre, por lo que realmente nos rentará completar cada una de las mazmorras.
Sin embargo, hay un problema mayor, y lamentablemente no es la primera vez que vemos que sucede en un remaster. Al ser un juego enfocado al multijugador y saliendo en plataformas como Nintendo Switch, no podemos evitar preguntarnos a quién se le ocurrió que sería buena idea eliminar el multijugador local. La idea de compartir un Joy-Con con un amigo para lidiar con las hordas de enemigos del juego se nos antoja harto jugosa, pero no ha podido ser…
También hemos encontrado algunos problemas a la hora de buscar partida, suponemos que debido a la limitación regional del modo multijugador. No es algo que hayamos visto muy a menudo, pero en alguna ocasión, nos ha tocado afrontar una mazmorra en solitario incluso sin la ayuda de Mogu, simplemente porque el juego no encontraba jugadores.
La magia de los remaster
En cuanto al apartado artístico y como era de esperar, estamos ante una remasterización de libro. El apartado gráfico se ha pulido de una manera pasable. El juego ha visto mejoradas sus texturas y su resolución, amén de algunos pulimentos en luces y efectos. Además, la experiencia resulta realmente fluida, aunque sí que hemos notado algunas caídas de frames muy puntuales.
Si hablamos del sonido, sí está algo más cuidado, encontrando no solo retoques en los temas clásicos del juego, sino algunas composiciones totalmente nuevas creadas por Kumi Tanioka, compositora original del título de 2003. Además, los diálogos se encuentran, en su gran mayoría doblados al inglés.
Conclusión
Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered Edition se antoja un remaster logrado a medias. Su experiencia jugable podría haber sido muy fácilmente mejorada aprovechando esta oportunidad, pero inexplicablemente no se ha decidido dar ese paso. La desaparición de elementos como el multijugador local, así como algunas limitaciones a la hora de encontrar partida crean también una sensación de mediocridad en el que debiera ser su mayor punto fuerte.
Además, aunque la banda sonora ha sido notablemente retocada, el apartado gráfico ha sufrido únicamente una leve mejora, quedando anticuado para los estándares actuales en el género.