Antes de seguir, debo confesaros algo: Final Fantasy VII es, junto a Xenoblade Chronicles, mi juego favorito y un imprescindible que repaso todos los años. La obra maestra de Squaresoft sorprendió a todo el mundo al dar paso a la que sería tanto la edad de oro de la compañía como de PlayStation 1, siendo el pilar que abrió camino a la llegada de otros tantos JRPGs legendarios como Chrono Cross, Xenogears, Vagrant Story o Final Fantasy IX. La epopeya de Cloud, Tifa y compañía por salvar al mundo de los maquiavélicos y desquiciados planes de Sephiroth y Jenova resultaban una magnifica mezcla de conceptos derivados de la ciencia ficción y la fantasía, generando en el proceso la idea del JRPG cyberpunk. Final Fantasy VII es más que un simple juego de rol por turnos, y Square Enix nunca ha dejado de aprovechar su infinito potencial. A veces con buenos resultados (véase Crisis Core), y otras veces con resultados un poco más… Olvidables (véase Dirge of Cerberus). Era cuestión de tiempo que la compañía anunciara un remake de tan icónico juego, y pocos fueron los que no se sorprendieron al descubrir que Square Enix había decidido anunciar el juego en “episodios”, una forma sutil y nada rebuscada de decir que Final Fantasy VII se presentaría a través de tres juegos distintos.
En 2020 pudimos disfrutar de la primera entrega, Final Fantasy VII Remake, que consiguió enganchar a propios y extraños gracias a su excelente sistema de combate y su profunda exploración tanto de personajes principales como de secundarios. Si bien el juego no era perfecto (ojo, que yo lo disfruté como nadie), Square Enix prometía grandes cosas de cara a las siguientes entregas: una visión ampliada de Midgar, una presencia de mundo abierto, un mayor número de personajes controlables… Y, además, una ruptura de la historia clásica del juego, pues pronto se desvelaría que Final Fantasy VII no tendría un remake al uso, si no más bien uno que seguía avanzando en la historia de este rico universo. Tras un par de tráilers impresionantes, Square Enix por fin puso fecha de lanzamiento al que es conocido a día de hoy como Final Fantasy VII Rebirth, posiblemente el lanzamiento más importante y esperado del año. Tras haber podido jugar al título en profundidad, hoy vengo a contaros qué tal está este nuevo exclusivo de PS5 y si mejora o no la gran calidad presente en su predecesor. Dicho esto, agarrad vuestras materias y desmontad vuestros chocobos, pues hoy toca conocer si merece la pena darle una oportunidad a Final Fantasy VII Rebirth. ¡Dentro análisis, kupó!
Aviso: Este remake no busca destripar la historia de Final Fantasy VII Rebirth, si bien se mencionan datos que se podrían considerar spoilers leves. Si no queréis conocer más al respecto, podéis saltaros el primer párrafo que se expone a continuación.
En busca de Sephiroth
Shinra ha sido dañada por los peligrosos terroristas de Avalancha en un ataque sin precedentes. Las cámaras de televisión recogen como las fuerzas especiales de SOLDADO buscan entre los escombros mientras extraen a los terroristas, y la población observa atemorizada a sabiendas de que aún pueden quedar miembros de esa organización ocultos entre ellos. Curiosamente, en una pequeña zona de los suburbios el héroe de SOLDADO Zack Fair observa los hechos, dejando a un herido Cloud en manos de los habitantes mientras se lanza a salvar a Aerith. Un momento… ¿Pero Zack no había…? ¿Y por qué está Cloud con él si debería estar con Tifa y compañía? ¿Cloud y el resto del equipo no habían huido al exterior? Nada es lo que parece en el que es uno de los comienzos más emocionantes y enigmáticos que jamás haya visto en un videojuego, uno que pone las cartas sobre la mesa: Final Fantasy VII Rebirth no solo busca volver a contar la misma historia, sino que tiene como objetivo romper los cánones y revolucionar la forma en la que se revisan obras clásicas. Así, el título no solo nos cuenta la historia de la búsqueda de Sephiroth por parte de Cloud y compañía mientras recorren el mundo, sino que también va más allá ahondando en la figura de las sombras, las variantes y las rupturas temporales. Vaya, que seguramente os acabe doliendo la cabeza si intentáis entender todo lo que el juego pretende contar, rompiendo así la delgada línea entre lo que es una secuela y lo que es una reimaginación.
Algunos de los más grandes momentos del título original regresan aquí con más fuerza que nunca, destacando así situaciones tan icónicas y tan bien recreadas como la llegada al Gold Saucer, la aparición de la Midgardsormr, el regreso a Nibelheim y la exposición del mítico flashback… Así como la presentación de nuevas escenas y situaciones que, si bien rompen en mayor o menor medida con la narrativa original, consiguen generar un buen cambio con el evidente objetivo de construir una narrativa más compleja que sorprenda tanto a los jugadores veteranos como a los más novatos. Si no has jugado nunca al Final Fantasy VII original y tu principal acercamiento a la IP es Final Fantasy VII Remake, seguramente te quedarás boquiabierto por la excelente mejora narrativa y rítmica del juego, pues no solo se exploran una mayor variedad de escenarios y personajes, sino que también se profundiza enormemente tanto en los personajes principales como secundarios. Es más, muchos de los NPCs del juego original cuentan aquí más de lo que cualquiera podría esperar, lo que da forma a que este sea el universo más consistente y mejor construido que jamás se ha visto en toda la franquicia (con excepción, claro está, de las dos entregas MMO). En general, la narrativa del juego me ha parecido un enorme avance con respecto al de su predecesor, si bien aún se siguen planteando problemas que parecen estar muy vinculados con la dirección creativa de ciertos altos mandos en Square Enix. Podréis ser más o menos fans de las “idas de olla” presentes en este juego, pero es innegable que el juego toma decisiones arriesgadas que rompen con lo visto hasta el momento. Personalmente estoy emocionado por ver hacia donde conducen ciertos giros en el futuro, pero que os quede claro que si esperáis ver una recreación 100 % fiel al juego original, aquí no la vais a encontrar. Lo que se toma del juego de PS1 está perfectamente recreado con un enorme respeto, pero no por ello se ha dejado de experimentar con las líneas temporales. Antes de pasar a hablar de la jugabilidad, dejadme que os diga que he sufrido con la traducción al español, y no precisamente porque sea tan mala como la del juego original. Final Fantasy VII Rebirth llega traducido al español y, aunque el trabajo realizado es bueno, la mayor parte del tiempo se aleja bastante de lo que los personajes dicen en el doblaje en inglés. Si entendéis bien el idioma anglosajón seguramente sintáis una cierta disonancia entre lo que dicen los personajes y lo que podéis leer. Esto se podría solucionar poniendo el doblaje en japonés, pero sería una pena, puesto que el doblaje inglés es increíblemente bueno.
Entrando en materia
Al igual que la primera entrega de la trilogía, Final Fantasy VII Rebirth se presenta en sociedad como un JRPG de acción con tintes tácticos, contando con un ágil y vertiginoso sistema de combate en el que podremos combinar la acción en tiempo real con leves pausas en las que elegir ciertos comandos de ataque o defensa. En este sentido, la base del sistema de combate se ha mantenido sin cambio alguno, presentando incluso el mismo esquema de combos, esquives y bloqueos. A fin de cuentas, si no está roto… Sin embargo, en lo que han trabajado la buena gente de Square Enix es en aportar capas y capas de profundidad, ofreciendo un mayor catálogo de opciones, habilidades y extras al jugador para que cada combate se sienta único. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que al ya de por sí maravilloso y dinámico sistema de combate visto previamente se han añadido novedades que lo hacen ser aún mejor, cosa que parecía genuinamente imposible. Los personajes se sienten más ágiles, las materias han aumentado en número (incluyendo las invocaciones, que han ganado más peso que nunca), se han incluido ataques combinados que potencian las estadísticas y hacen un gran daño a los enemigos, se han ampliado la cantidad y variedad de enemigos, se ha trabajado en incluir un sistema de combate aéreo más consistente… Si os gustaba el combate de Final Fantasy VII Remake, os fascinará el de esta nueva entrega. Curiosamente, de primeras sentía el sistema algo rígido, como si no mantuviera el nivel, pero ha sido con el paso de las horas y con la llegada de nuevas habilidades y mejoras que me he encontrado disfrutando de cada combate. Pero ojo, que combatir no es lo único que tendremos que hacer a lo largo de sus más de 40 horas de historia. Adoptando la exploración libre que se presentaba en el juego original tras huir de Midgar, nos encontraremos ante un buen puñado de escenarios amplísimos plagados de secretos, misiones secundarias y recompensas. Si bien el diseño de mundo abierto del que hace gala el título peca de estar algo desfasado y de seguir el ya conocido “esquema Ubisoft” (es decir, plagar todo el mapa de pequeños puntos a completar), lo cierto es que la exploración se siente realmente cómoda gracias a lo dinámica que resulta su movilidad, a la buena variedad de vehículos que tenemos a nuestra disposición (aunque los Chocobo son los mejores, sin duda alguna) y al amplio abanico de situaciones en las que nos acabaremos encontrando. Si bien algunas de sus misiones secundarias y tareas pueden sentirse muy repetitivas, al igual que con el original Final Fantasy VII Rebirth brilla en su contenido extra. El título está plagado de actividades secundarias y de minijuegos, contando así con propuestas tan adictivas y vibrantes como el Sangre de la Reina (un juego de cartas competitivo que ojalá que algún día sea lanzado como un título completo) o las secciones de defensa de Fuerte Cóndor, representado en esta ocasión como un juego de mesa que homenajea de una forma maravillosa al título original. Quizá en su mundo abierto el juego pueda sentirse poco llamativo, pero es innegable que en su historia principal el juego no deja de sorprender y enganchar. No me cansaré de decir que se ha dado una enorme mejora en cuanto al ritmo, algo impresionante teniendo en cuenta que nos encontramos ante un juego realmente enorme. Quizá se le podría echar en cara que la dificultad no está muy bien planteada, teniendo variaciones realmente notables entre capítulos. Sea como sea, es innegable que nos encontramos ante un JRPG único y muy superior a su antecesor.
¿Qué hay del trabajo visual y sonoro del juego? Bueno, es evidente que Final Fantasy VII Rebirth trae consigo una mejora significativa de calidad gráfica, pues solo hay que ver cómo los modelos de personaje cuentan con un mayor número de detalles o como las animaciones se sienten mucho más realistas y consistentes. Los escenarios, que gozan en esta ocasión de una mayor escala, están realmente bien cuidados y cuentan con un notable nivel de detalle, pudiendo notarse pequeñas diferencias en elementos tan fáciles de pasar por alto como las flores, las plantas o el tipo de tierra. Quizá lo que más llama la atención es su uso de los efectos visuales. Elementos tales como las llamas, los rayos o las diversas magias que podemos lanzar y recibir se ven absolutamente espectaculares. Realmente crees que lo que estás viendo es verdadera magia, y es algo que resulta apabullante. Lo que quizá no me ha convencido tanto del juego es, por un lado, que he notado pequeños problemas en la iluminación, que choca enormemente al entrar en sitios cerrados o al estar en zonas de baja iluminación. Tampoco se puede negar que el juego esté exento de bugs: en algún combate mi personaje se ha quedado atrapado en pequeñas zonas, y ha habido ocasiones en las que han desaparecido enemigos delante de mí. Sin embargo, más allá de eso es innegable que se ha realizado un trabajo visual increíble, manteniendo una fidelidad absoluta a los diseños del juego original al recrearlos y actualizarlos de forma satisfactoria. En lo técnico, el título cuenta con dos modos de juego: rendimiento (donde se potencia la tasa de frames a costa de una menor resolución) y calidad (donde se potencia la resolución a costa de una menor tasa de frames), y las diferencias entre ambos son abismales. Personalmente recomiendo el modo calidad, pues mantiene una tasa de frames más que decente sin sacrificar calidad gráfica. Por último quedaría hablar de la banda sonora, pero siento que diga lo que diga no podré hacerle justicia. Final Fantasy VII Rebirth va más allá del original para ofrecer un trabajo sonoro verdaderamente revolucionario, contando con una BSM que varía en torno a la situación que nos encontremos sin romper con el ritmo. Es decir, las composiciones se van sucediendo independientemente del momento en el que se encuentren de forma natural, como si una orquesta estuviera acompañándonos y reaccionando a lo que ocurre en el juego. Es increíble, y supone una actualización magnífica al ilustre trabajo de Nobuo Uematsu.
Conclusión: Más y mejor, algo que ya de por sí era difícil
Final Fantasy VII Rebirth es un juego colosal, que consigue sorprender a cualquiera gracias a su enorme ambición y al cariño que se le ha puesto en cada apartado. Decir que es mejor que Remake sería quedarse corto, pues si ese título era una propuesta de cambio, este es toda una declaración de intenciones acerca de cómo deberían realizarse las reimaginaciones. Como JRPG de mundo abierto brilla con especial fuerza, si bien su diseño de mundo abierto se siente algo desfasado. El juego engancha por su historia, sus personajes, su banda sonora, su sistema de combate y hasta por sus minijuegos, siendo una experiencia que ningún fan del género debería perderse.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.