![[Análisis] Gal Guardians: Servants of the Dark [Análisis] Gal Guardians: Servants of the Dark](https://gaminguardian.com/wp-content/uploads/2024/12/Gal-Guardians-Servants-of-the-Dark-800x450.webp)

Tras el estreno de Gal Guardians/Grim Guardians: Demon Purge en 2023, un título que combinaba acción 2D con ligeros toques de exploración, Inti Creates ha decidido ir más allá con su secuela: Gal Guardians: Servants of the Dark. Este nuevo capítulo profundiza de lleno en el género metroidvania, ofreciendo un mundo interconectado, múltiples habilidades desbloqueables y progresión estructurada alrededor de la exploración y el combate. Lejos de limitarse a repetir la fórmula de su predecesor, esta entrega busca construir sobre sus cimientos, sin renunciar al estilo anime ni al característico fanservice que define a la franquicia.
Dirigido a una audiencia que aprecia tanto la estética de las waifus como la complejidad de los juegos de exploración, Servants of the Dark se posiciona como una opción atractiva dentro del panorama indie. Con sus protagonistas demoníacas al frente, su diseño visual detallado y una jugabilidad dual que favorece tanto la acción como la estrategia, el título ofrece una experiencia que apunta a los seguidores del género sin renunciar a su identidad única.
Una nueva aventura para Kirika y Masha
La trama de Gal Guardians: Servants of the Dark comienza cuando las hermanas demoníacas Kirika y Masha regresan al castillo de su amo, el demonio Maxim, tras unas vacaciones. Lo que encuentran es una escena devastadora: el castillo ha sido arrasado, sus siervos aniquilados y el propio Maxim reducido a una calavera flotante tras ser traicionado por Lysa, su jefa de doncellas, ahora al servicio de un demonio rival llamado Lyzenorg.
Con la intención de restaurar a su señor y vengar su caída, las hermanas se embarcan en una aventura para recolectar los huesos de Maxim, enfrentarse a los nuevos esbirros del caos y devolver el orden al reino demoníaco. Aunque la premisa no se aleja de los clichés típicos del anime sobrenatural, consigue enganchar gracias a las interacciones carismáticas entre sus protagonistas y una galería de personajes secundarios que aportan momentos ligeros y humorísticos. La historia no busca revolucionar, pero sí entretener, y en ese objetivo cumple con creces.
Un sistema de combate que cumple sin destacar
Uno de los pilares jugables de Gal Guardians: Servants of the Dark es la dualidad entre las dos protagonistas. Kirika se especializa en ataques a distancia con su subfusil, mientras que Masha opta por el combate cuerpo a cuerpo con su látigo y habilidades mágicas. El cambio entre ambas es instantáneo, permitiendo una versatilidad que se agradece tanto en solitario como en modo cooperativo local.
Las mecánicas de combate se amplían con un sistema de sub-armas que consumen puntos demoníacos (DP) y ofrecen efectos variados: granadas, espadas que buscan objetivos o invocaciones. Sin embargo, aunque el sistema es sólido, las batallas contra enemigos comunes resultan en exceso sencillas. Muchos de ellos pueden ser interrumpidos con facilidad, y sus patrones de ataque no suponen un gran desafío una vez se dominan.
Donde sí destaca el juego es en los enfrentamientos contra jefes. Más de una docena de ellos ofrecen combates variados, con múltiples fases, mecánicas ambientales e incluso requisitos específicos según el personaje usado. Estos momentos elevan el ritmo general del juego, aunque algunos picos de dificultad aparecen de forma inesperada.
Exploración expansiva pero con fallos de ritmo
El mapa de Gal Guardians: Servants of the Dark es amplio, con zonas temáticamente diferenciadas (castillo, bosque sombrío, lava, pantanos), y la progresión depende de desbloquear habilidades de exploración como doble salto, dash aéreo o super dash sobre agua. Cada nueva habilidad abre rutas ocultas y permite descubrir secretos y coleccionables.
Los huesos de Maxim, esenciales para avanzar, se obtienen de cofres, enemigos y jefes. Al devolverlos al trono del castillo, obtienes estadísticas y poderes nuevos. Esta mecánica es satisfactoria, aunque depende de semillas que pueden esparcirse de forma aleatoria, lo que a veces ralentiza la progresión y requiere sesiones de farmeo.
A pesar de un sistema visual claro en el mapa, solo existen pocos puntos de viaje rápido; muchos están mal ubicados, lo que obliga a tediosos retrocesos cuando se pasa por zonas recurrentes. La falta de orientación o indicadores de objetivos —algo habitual en Metroidvania— aumenta la frustración en áreas confusas. Esto, unido a la cimentada idea de “volver atrás para avanzar”, es uno de los talones de Aquiles del diseño.
Un apartado artístico con mucho encanto
El despliegue visual de Gal Guardians: Servants of the Dark es indudablemente el punto fuerte. El pixel art goza de detalles, animaciones cuidadas y una estética que mezcla lo gótico con el colorido, evocando guiños a Castlevania: Symphony of the Night, pero con una identidad propia. Los escenarios varían entre bosques lúgubres y zonas volcánicas, con toques de fanservice que mantendrán a los seguidores del estilo.
Además, el doblaje japonés añade otra dimensión emocional. Las voces de Kirika, Masha y los personajes secundarios —como Maxim— elevan los diálogos, incluso cuando estos pecan de explicativos o repetitivos. La banda sonora, aunque inmersiva, se repite en exceso y pierde impacto, especialmente en sesiones prolongadas.
Completar la trama principal puede llevar entre 8 y 12 horas. Sin embargo, los secretos opcionales, misiones secundarias y distintos niveles de dificultad proporcionan un aliciente para rejugar. La experiencia se enriquece si completas la aventura en el modo Leyenda y exploras el castillo a fondo para desbloquear habilidades adicionales. No obstante, ciertas secciones se tornan tediosas si se requiere volver a zonas sin puntos intermedios de control.
Conclusión: Una experiencia que entretiene, pero no revoluciona
Gal Guardians: Servants of the Dark es un Metroidvania que, aunque cumple en la mayoría de sus apartados, no consigue sobresalir en ninguno. Su propuesta es atractiva para fans del género o del anime en general, gracias a su carisma visual, su combate bien planteado y su estructura jugable sólida. Sin embargo, sus problemas de ritmo, navegación y escasa innovación lo alejan de los referentes del género.
No estamos ante un desastre, ni mucho menos, pero sí ante una entrega que se queda a medio camino entre el homenaje y la ambición. Inti Creates demuestra oficio, pero también cierta falta de riesgo creativo. Para quienes busquen una experiencia ligera, con estética anime y tintes góticos, esta será una aventura más que disfrutable. Para los veteranos del género, puede resultar demasiado predecible.
Para terminar, señalar que si queréis darle una oportunidad a Gal Guardians: Servants of the Dark, Meridiem Games es la distribuidora encargada de distribuirlo en formato físico en nuestro país, tanto para Nintendo Switch como para PlayStation 5.

Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.