Ryu Ga Gotoku siempre ha demostrado ser capaz de hacer pura magia con su franquicia estrella, y es que, pocas son las compañías que habrían sido capaces siquiera de plantearse cambiar las mecánicas de juego brawler que han sido insignia inequívoca durante muchos años de su buque principal, por un combate por turnos con un sistema de combate, crecimiento y equipamiento típicamente del RPG. Y como esto no fue suficiente, Kiryu Kazuma dejó paso a Ichiban Kasuga, consiguiendo que el magnífico desarrollo y personalidad de este último nos hiciese añorar menos a nuestro yakuza del corazón de oro, un relevo generacional que, si bien no será capaz de borrar el recuerdo de la grandeza del ex-cuarto líder del Clan Tojo (pues ya se ve que su presencia sigue siendo importante pese a no ser el protagonista actual de la serie), ha demostrado ser un sustituto muy capaz al que es fácil cogerle cariño. Ahora, en la segunda entrega protagonizada por Ichiban (y la octava de la rama principal en numeración y novena si contásemos Yakuza 0 como el primero), los dos dragones se unen en una misma misión, esta vez, abandonando Japón por primera vez para visitar la soleada isla de Hawái. ¡Bienvenidos a este análisis de Like a Dragon: Infinite Wealth!
Dos dragones y un mismo destino
Después de los eventos de Yakuza: Like a Dragon y Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name que conducen a la famosa Gran Disolución, es decir, la desaparición oficial de la Alianza Omi y el Clan Tojo, las dos grandes familias yakuza de Japón, nuestro protagonista, Ichiban Kasuga, lleva ahora una vida común y corriente trabajando en Hellowork, una empresa de colocación laboral. Además, es conocido por muchos como el “héroe de Yokohama”, por lo que en cierto modo se ha granjeado una fama positiva que le ha llevado a ser querido y apreciado por la comunidad. No obstante, un día todo explota llevándose por delante la apacible vida de nuestro protagonista pelomocho, ¿la razón? Un vídeo viral subido a Internet por un canal con gran cantidad de seguidores que, montaje de escenas recortadas mediante, asegura que Ichiban es un ex-yakuza que intenta favorecer a otros en su misma situación ofreciéndoles trabajos desde su puesto en Hellowork, empleos además de dudosa legalidad, que conllevarían el robo de artículos en distintos establecimientos para su posterior recompra y reventa. Huelga decir que, ante esto, Ichiban pierde su trabajo y, por algún motivo, Nanba y Adachi también se ven abocados nuevamente al agujero, pues por asociación han quedado fuera de juego.
En estas aguas revueltas, la pandilla decide ir a hacerle una visita al Clan Seiryu, ya que parece ser que están repescando a varios de ex-yakuzas, entre ellos, a uno que el propio Ichiban había reconducido por el buen camino. Allí, entre puñetazos y patadas, conocen a Masataka Ebina, que actúa a modo de líder provisional ante la ausencia de Mamoru Takabe. Sorprendentemente, Jo Sawashiro, antiguo conocido de Ichiban por su papel protagonista en la familia Arakawa, está también asociado al Clan Seiryu y decide quedar con Ichiban para ponerle al día. Así pues, descubre que Akame, la mujer a la que amaba Masumi Arakawa y muy posiblemente su madre biológica real, sigue viva y reside en Hawái desde hace ya varios años. Sawashiro decide comprar a Ichiban unos billetes de avión para que vaya a visitar a Akame y, en vista de la situación desfavorable que está viviendo actualmente en Yokohama, decide aprovechar la oportunidad para hacer las maletas y confiar en que las aguas se vayan calmando en su ausencia.
Por otro lado, Kiryu Kazuma, ahora bajo el paraguas de la Facción Daidoji después de los acontecimientos de Yakuza 6: The Song of Life, termina viajando igualmente a Hawái por una misión encomendada por estos y, ¿adivináis? Vaya, tiene que buscar a Akane. Kiryu aprovechará esta oportunidad para visitar la Iglesia Memorial de Nanala Hill para dejar el anillo de Yumi, la mujer a la que amó. Por supuesto y como el Dragón de Dojima es famoso, el bueno de Kiryu acabará envuelto en problemas al ser reconocido. Con el tiempo, el camino de los dos héroes convergirá y acabarán uniéndose en un mismo grupo de búsqueda, que se complementará con la inclusión de Tomizawa y Chitose. El principal problema, es que parece que ellos no son los únicos que buscan a Akane, de hecho, pareciera que literalmente todas las organizaciones con un mínimo de influencia en la isla la están buscando, ¿pero por qué? ¿Qué tiene de importante esta mujer? ¿Qué buscan exactamente de ella? ¿Por qué desapareció de un día para otro sin dejar rastro? Muchas preguntas y pocas respuestas, pero que, como siempre, irán llegando con el fluir natural del tiempo.
Convirtiendo al posicionamiento en el protagonista del combate
A nivel jugable, Like a Dragon: Infinite Wealth sigue asentado en las bases roleras de Yakuza: Like a Dragon, pero a su vez las expande y mejora todavía más. ¿Cómo lo consigue? Bueno, permite mover a los miembros del grupo por el escenario con cierta libertad, lo que añade unos cuantos puntos extra a la estrategia de combate, ya que el posicionamiento pasa a ser un factor clave de vital importancia. Para empezar, los ataques de proximidad hacen más daño a los rivales, es decir, si estás muy cerca del rival, recibirá golpes más contundentes. Por otro lado, si decides aprovechar para posicionarte a su espalda y consigues atacar por detrás, recibirá también un daño mucho mayor. Asimismo, si eres capaz de empujar un rival mediante un ataque contra una pared, un coche o cualquier otro obstáculo, su vida mermará todavía más gracias a ese impacto extra. Esto es extrapolable también a empujar a un enemigo contra otro, derribándolos como si de bolos se tratasen. Además, se ha “incluido” la posibilidad de coger objetos del mobiliario para golpear con ellos a los rivales si estamos cerca del artículo en cuestión, por lo que volverás a poder arrear a esos rufianes con una bicicleta, un barril o lo que sea que tengas a mano. ¡Ah! Y no hay que olvidarse de los ataques combinados con nuestros aliados, y es que, si lanzas a un tipo en línea hacia donde está uno de tus aliados, se va a llevar un golpe extra. Ya lo veis, el posicionamiento se ha vuelto un pilar fundamental de las batallas, haciendo una diferencia completamente brutal a la hora de facilitarte las cosas, y es que, el simple hecho de girarte un poco, puede cambiar las tornas de cualquier combate, ya que no es lo mismo asestar un golpe básico a uno que derribe a un rival contra otro haciendo que ambos pierdan salud, o incluso que otro compañero le golpee al chocarse contra este, pudiendo suponer la línea entre que el rival sobreviva y pueda golpearnos en un futuro turno o no.
¿Qué más puedo decir del combate? Bueno, quizás habría que hablar de las nuevas funcionalidades del medidor de frenesí, y es que, a medidas que fortalezcas los lazos con tus compañeros de equipo mediante regalos y conversaciones, podrás formar equipo con ellos para desatar un devastador ataque combinado que, además de no gastar PM, cubre un área determinada, por lo que, si lo utilizas bien, será posible golpear a varios enemigos a la vez. Solamente has de combatir hasta que el medidor de frenesí (en forma de infinito) se llene y vualá, listo para desatar un poderoso ataque junto a cualquiera de tus aliados. Y bueno, el resto ya lo conocéis, desde la guardia perfecta (al cubrirte justo al recibir el golpe) hasta los cambios de estado, los ataques básicos, las habilidades asociadas al sistema de trabajos, las debilidades a ataques físicos y mágicos, y por supuesto, la opción de usar objetos durante la batalla. Además, la opción de batalla automática sigue aquí, aunque en esta ocasión se ha añadido también la batalla rápida, un sistema que permite acabar rápida y automáticamente con rivales de bajo nivel, ganando menos experiencia, pero la misma cantidad de objetos. Dicho esto y volviendo al posicionamiento, hay algo en lo que sí ha influido negativamente, y es que, en ocasiones, si los miembros del grupo están muy alejados entre sí, la cámara puede tardar un pelín en llegar al siguiente atacante, lo cual puede hacer que otro miembro alejado reciba un golpe si el rival está cerca, no teniendo tiempo suficiente para reaccionar intentando usar la defensa perfecta, ya que básicamente has “cobrado” antes de poder siquiera verlo para anticiparte.
Abandonando Yokohama para visitar Hawái
Amén de las mejoras al sistema de combate por turnos, el otro gran cambio es el hecho de que la mayor parte del juego transcurra en Honolulú, Hawái. A fin de cuentas, si bien es cierto que los escenarios han ido cambiando y reciclándose a lo largo de la franquicia, esta es la primera vez que nuestros protagonistas abandonan Japón para vivir aventuras en un país extranjero. Cambiar la sordidez de Yokohama por el colorido y el buen rollo que transmiten las soleadas playas hawaianas, es sin duda un soplo de aire fresco que, después de ocho o nueve juegos principales (dependiendo de lo que cada uno considere Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name, que a fin de cuentas se ideó al principio como DLC) y algún que otro spin-off, se agradece. Según la propia SEGA, Honolulú es el mapa más grande de la saga hasta la fecha, algo que ya os confirmo que es efectivamente así. Tanto es así que los taxis ya se quedan cortos, por lo que se ha decidido por añadir un sistema de trolebús gratuito que te permite sentarte a admirar la zona mientras avanzar de una parada a otra (y hacerle fotos a degenerados si así lo deseas, en un esperpéntico minijuego made in Yakuza). ¡Y claro está, el Street Surfer! Esa especie de patinete eléctrico que permitirá a Ichiban y compañía ir de un punto a otro de la isla relativamente rápido, siempre y cuando tengamos la batería cargada, claro está. Por la isla hay varios puntos de recarga que, además, permiten personalizar el color del chasis y las ruedas de nuestro Street Surfer, aunque previamente habrá que conseguir desbloquearlos. Asimismo, se ha incluido con muy buen juicio la conducción automática, permitiendo así marcar un punto en el mapa y dejar al Street Surfer hacer lo suyo, aunque obviamente no es perfecto, ya que esquivar y evitar maleantes es algo que va a quedar en nuestra mano.
¿Y qué más se puede hacer en El Estado de Aloha? Bueno, como en cualquier juego de la franquicia, un montón de cosas y más, pues la cantidad de contenido secundario suma y sigue con cada entrega. Desde nadar en el mar y recoger basura, hasta pescar, cantar en el karaoke, jugar a las máquinas recreativas, al póker o al majhong, comprar diversos artículos, fabricar comida siempre que tengamos ingredientes, etc. ¿Qué más se incluye? Bueno, hay un importante foco puesto sobre el presente, el uso de Internet, las aplicaciones móviles y, claro está, el tema de la viralización en redes y lo destructivo que puede llegar a ser (sabiendo que es una acusación falsa que ha jodido la vida a Ichi y compañía). En este contexto, se incluye un minijuego mediante una app de citas, Miss Match, en el que Ichiban podrá chatear (pago mediante, llevando el realismo a tope) con otras usuarias de la plataforma en un intento por “ampliar sus conocimientos sobre el amor”, ajustando sus respuestas a la personalidad de la chica en cuestión si desea tener éxito en un minijuego de pulsación de botones rápida para enviar respuestas. Si tiene éxito, quizás sea capaz de concertar una cita presencial con la “chica” en cuestión (se vienen sorpresas, por supuesto, esto es Yakuza). Otro minijuego muy influenciado por nuestros tiempos es Repartos Delirantes, nuestro propio simulador Deliveroo en el que Ichiban tendrá que hacer repartos de comida en su bicicleta mientras realiza distintas piruetas para conseguir bonificaciones, a la vez que recoge pizzas, hamburguesas o sushi de las calles para cumplir con los pedidos de los clientes. ¡Incluso hay una red social para hacer amigos a los que saludar por la calle o ayudar cuando estén en aprietos! De hecho, puedes hacerte amigo de distintos animales, desde perros y gatos, hasta loros o vacas. ¡Una completa locura!
Por supuesto, además de los minijuegos, hay una cantidad importante de misiones secundarias, como ya es seña de identidad de la franquicia desde hace eones. Algunas más novedosas y otras un déjà vu que sirve para rescatar a personajes y minijuegos, como, por ejemplo, el de la formación mediante exámenes o el del robot de limpieza gigante. De nuevo y como es habitual, hay misiones paródicas a más no poder que te sacarán una carcajada, y otras que intentarán tocarte la fibra sensible. Esto es Yakuza, drama y comedia a partes iguales. Asimismo, también hay conversaciones opciones con los miembros del grupo que contribuirán a que nuestra amistad se afiance todavía más, lo que se materializará también en los combates. Además, este igual que el resto de juegos de la serie, es muy generoso con aquellos que se dedican a explorar cada rincón de la isla, desde cambios de color para nuestro Street Surfer por hablar con alguien, hasta CDs de la banda sonora de Yakuza y otras obras de SEGA, Honolulú invita a cualquiera a pasearse por sus calles (aunque hay que tener cuidado con la cantidad ingente de soplagaitas con ganas de gresca que pueblan la isla) ¡Por cierto! Importante que os dejéis caer por la agencia de viajes Alohappy Tours de vez en cuando, y no lo digo por la secundaria de hacer fotografías para el siniestro hombre mascota disfrazado de palmera, sino porque los trabajos extra se desbloquean mediante las experiencias vacacionales que ofrecen (prepara un buen puñado de dólares)
¡Te elijo a ti, Goro Majima!
¿Os acordáis de los Sujimon? Ya sabéis, la parodia de Ryu Ga Gotoku con Pokémon en Yakuza: Like a Dragon. ¡Pues está de vuelta y con mucha más fuerza! La sátira sigue su curso y ahora completar la Sujipedia es solamente una parte más, y es que, se han añadido combates de Sujimon, capturas y hasta incursiones. Los combates Sujimon son siempre con tres Sujimon en el campo de batalla y otros tres de reserva. Tras recargar el medidor de energía, que se recargará antes o después dependiendo de la velocidad de tu equipo, podrás atacar a los Sujimon rivales y, como bien habrás podido deducir, que unos u otros sean más o menos efectivos dependerá del tipo de los Sujimon: Planta, Fuego, Agua, Luz y Oscuridad. Suena todo bastante familiar, ¿verdad? A esto hay que sumarle que todos disponen de ataques especiales propios que se recargarán durante las batallas. ¿Y cómo te haces con todos? Bueno, en ocasiones los Sujimon a los que derrotemos se prestarán a unirse a nuestro equipo, pero habrá que convencerlos con un regalo y palabras bonitas (nada de lanzar Poké Balls, que no dejan de ser seres humanos y esto no es Palworld…). Otra opción es tirar con tickets o pagar con dinero en máquinas de gachapones y encomendarse a la Diosa Fortuna. Hablando de las mecánicas gacha, es posible despertar a los Sujimon siempre que tengamos copias de sobra del mismo Sujimon (la típica mecánica para subir de rango en los juegos gacha de móviles) y, al ser despertados al máximo, podrán evolucionar. Joder, si los rivales a los que hay que hacer frente son conocidos como el “Alto Palco”. Solamente espero y confío en que Ryu Ga Gotoku siga por este camino y se dedique a incluir más minijuegos que parodien a otros títulos más allá de Pokémon, porque esto es una gozada. ¡Ah! Y hay un trabajo dedicado de Ichiban, Entrenador Sujimon, en el que podrás combatir asignando varios de tus Sujimon en posesión para invocarlos al campo de batalla.
Isla Dodonko, un paraíso vacacional entre basura
Conforme avancemos lo suficiente en la historia, se desbloqueará la posibilidad de visitar la Isla Dodonko (aunque realmente nuestra primera visita será un poco en contra de nuestra voluntad, todo sea dicho). Allí, se nos cuenta la historia de este resort vacacional caído en desgracia por culpa de un puñado de piratas de agua dulce que se dedicaron durante años a verter sus desechos en la isla, por lo que ahora, este otrora hermoso paraje natural para el esparcimiento familiar, es un pozo de contaminación y basura dejado de la mano de Dios al que ya nadie acude. Huelga decir que Ichiban, haciendo gala de su bondad intrínseca, decide quedarse unos días para echar una mano. Así, bate en mano se dedicará a sacar la basura de la isla (en el sentido literal y figurado, porque tanto da que sean cajas cargadas de periódicos que esos desgraciados piratas que han dejado la isla en ese estado), reciclando los materiales que consiga para crear muebles y decoraciones ecológicas que colocar en las zonas que hayan quedado libres de contaminación. ¿Nuestro objetivo final? Intentar devolver a la Isla Dodonko su antigua gloria, convirtiéndolo en un destino cómodo y popular capaz de ganar un concurso que organiza la asociación de turismo. Y como esto es un trabajo a jornada completa, Ichiban dispondrá allí de una casa propia que podrá utilizar para descansar y, más importante todavía, redecorar con sus creaciones e incluso ampliar. ¡Bienvenidos, aficionados de Animal Crossing, esto os interesará!
¡Poniendo en valor lo nuestro!
No voy a detenerme en exceso en hablar de los gráficos de Like a Dragon: Infinite Wealth, pues a estas alturas el Dragon Engine es ya un viejo conocido de la serie desde Yakuza 6: The Song of Life, pese a que con Like a Dragon: Ishin! RGG se decidiese a utilizar Unreal Engine. Dicho esto, en lo que sí me gustaría detenerme algo más es en la labor de traducción, algo que ya hice justamente en mi análisis de Like a Dragon: Ishin! y en lo que me gustaría volver a incidir. Viendo como vemos últimamente en redes cómo se agita constantemente el avispero con el tema de las IA, que ya se utilizan para traducciones automáticas de subtítulos o incluso para aplicaciones de enseñanza de idiomas (casi nada), hay que poner en valor las traducciones profesionales de aquellos que saben lo que hacen, como en este caso. Me ha parecido un detalle más que curioso que cada capítulo llevase asociado el título de una canción: “Voy a pasármelo bien” (Hombres G), “Volando voy” (Camarón de la Isla), “No estamos locos” (Ketama), “Me colé en una fiesta” (Mecano) o “La danza del fuego” (Mago de Oz). Por otro lado, las traducciones muy acordes a las personalidades de cada uno de los personajes y, por supuesto, una importante variedad de improperios en nuestro idioma. ¡Ah! Y hablando de todo un poco, ahora es posible configurar hasta diez canciones en la app de nuestro teléfono para escuchar música mientras jugamos (¿Quién le dice que no a un “Bakamitai” o un “Samurai Ondo“?)
Conclusión
Ryu Ga Gotoku lo ha vuelto a hacer, y es que Like a Dragon: Infinite Wealth ha cogido las sólidas bases de Yakuza: Like a Dragon mejorando todavía más su sistema de combate añadiendo una pátina extra de estrategia gracias al sistema de posicionamiento, a la vez que sigue ofreciendo más y más contenido ampliando todo lo relacionado con los Sujimon, y añadiendo la gestión del complejo turístico de la Isla Dodonko. Además, la franquicia se atreve por primera vez a salir de las tierras japonesas para cruzar al otro lado. Asimismo, como siempre, tiene todo lo que cualquier aficionado le pediría a la serie, desde un puñado de secundarias melodramáticas, hasta una cantidad ingente de actividades para entretenerse durante el viaje (que además, se ve ampliando por el Street Surfer y el trolebús).
¿Hay algo negativo en esta experiencia en el paraíso? Bueno, más allá del problema ya comentado con el tema de la cámara en combate, no demasiado, aunque está claro que al Dragon Engine le van pasando los años. Algo que también resulta chocante es que, pese a estar en territorio americano, hay una cantidad importante de gente que habla directamente en japonés, de hecho, es bastante curioso, a veces al juego parece que se le olvida de este pequeño detalle. Y bueno… no puedo terminar el análisis sin darle un tirón de orejas a SEGA por decidir que el New Game Plus sea un beneficio asociado únicamente a los paquetes Deluxe y Ultimate del juego, cuando esta es una función que siempre suele venir en cualquier juego base, por lo que caparla y presentarlo como un aliciente para pagar un poco más se siente bastante fuera de tono. Sea como fuere, Like a Dragon: Infinite Wealth es una experiencia magnífica que deleitará a cualquier aficionado de la franquicia.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.