Las mudanzas más alocadas
En Moving Out tomamos el rol de un transportista de una empresa de mudanzas, a elegir entre una serie de personajes predeterminados que pueden modificarse ligeramente (algún que otro color o añadir un gorrito absurdo) y que, con el paso del tiempo y nuestro incesante avance en el sector, se irá ampliando poco a poco más personajes estrafalarios como un tipo con un bote de ramen por cabeza o una gallina. Por supuesto, uno se puede adentrar en la ciudad de Packmore en solitario o acompañado, siempre y cuando tengáis a otra persona cerca que pueda y quiera echaros una mano en esta labor.
Una de las cosas que me llamó la atención desde bien pronto, fue la inclusión de un “Modo Asistido”, que sirve para, mediante la activación de una serie de opciones, hacerle la vida más fácil al jugador si así lo desea. Desde aumentar el tiempo límite para las mudanzas, hasta reducir la dificultad, hacer que los objetos desaparezcan del camión una vez cargados (facilitando así que no estorben entre sí al introducirlos en este), que los muebles que normalmente deben cargarse entre dos jugadores puedan aligerar su peso para que esto sea factible con un solo personaje, o, incluso, saltar un nivel si fracasas en el intento de completarlo. Huelga decir que, si queréis disfrutar de la experiencia Moving Out más pura, lo normal sería pasar completamente de estas opciones. En cualquier caso, creo que son suficientemente relevantes como para comentar su existencia en la obra.
Cuando ya se ha elegido el personaje, pasamos a movernos por la ciudad de Packmore en nuestro camión de mudanzas. Al igual que el selector de personajes recuerda de sobremanera a Overcooked, el mapeado y la forma de desplazarse, así como otra serie de detalles, recuerdan profundamente al título de los chefs. Desde aquí y mediante la llamada de turno del jefe, toca ir hacia los diferentes edificios que soliciten nuestros servicios de mudanza para empezar a desatar el caos.
Hay que tener varias cosas en cuenta sobre las diferentes fases en Moving Out. El objetivo es cargar una serie de objetos concretos en el camión de mudanzas, para ello, hay un límite de tiempo que, premiará en consecuencia con una medalla de oro, plata o bronce, según si hemos sido más o menos rápidos. Si el tiempo se agota y no hemos sido capaces de cargar todo, toca volver a reintentar. A esto, hay que sumarle que siempre hay una serie de tres objetivos ocultos que, en ocasiones pueden ser más o menos predecibles, pero que, en cualquier caso, no serán revelados hasta que hayamos completado por primera vez esa mudanza. Esto, lleva para bien o para mal a una rejugabilidad de 2-3 veces para cada pantalla si queremos completar el oro y los objetivos en todas ellas. Algunos de estos objetivos, de hecho, son contradictorios. Por ejemplo, en una fase te pedían cargar primero todas las cajas o cargar primero todos los sofás, algo que es físicamente imposible de hacer en una sola partida, puesto que o cargas una cosa primero o cargas la otra.
Las primeras mudanzas son sencillas, pero al igual que en Overcooked, con el tiempo se van sumando una serie de mecánicas que dificultarán el transporte de objetos hasta el camión. Desde la introducción de animales vivos que generalmente no suelen facilitar su atrapado y posterior transporte, pulsadores o palancas que abren o cierran puertas, fantasmas con ganas de fiesta, hasta suelos de “guayaba” que pueden conseguir hundirnos con el objeto y que requieren de algo más de coordinación y trabajo en equipo.
En post de hacer el mejor tiempo posible, uno tiene que valorar cuál es la forma más sencilla de transportar determinados elementos hasta el camión. Las ventanas se pueden romper, por lo que, se antoja mucho más rápido el lanzar la cama de una habitación entre dos por una ventana que da al jardín, cerca del camión, que transportarla a lo largo de toda la casa hasta la puerta principal. Por otro lado, si hay muchos muebles en un piso superior de una casa, puede que la opción de lanzarlos todos primeros al piso de abajo sea mucho más llevadera que hacer esto una y otra vez (siempre y cuando no hablemos de cajas con objetos frágiles, obviamente)
Correr de un ladro a otro llevando muebles o gallinas mientras saltamos de forma errática tiene su gracia, eso es innegable, aunque sin duda, la acción que se lleva la palma (hilando lo más finamente posible) es la posibilidad de arrear un guantazo bien dado. Esto, igual te sirve para activar palancas que para desgraciar a un fantasma que se dedique a rondarte entorpeciendo tu labor. Por supuesto, también puedes usar esa acción para hacer el mal, y es que, ¿quién es el guapo que se resiste a soltarle un soplamocos al personaje de su pareja mientras esta le suelta alguna que otra palabra malsonante? Mano de santo para echarte unas buenas carcajadas a pleno pulmón, oiga.
A modo complementario, sabed que existe una especie de sección Arcade donde, gracias a las monedas que hayamos atesorado con los objetivos cumplimentados durante las mudanzas, se nos desbloquearán unos minijuegos poco aptos para personas escasas de paciencia.
En cuanto a la parte estética, vuelve a recordarme una vez más a Overcooked. Hace uso de personajes cabezones y escasamente personalizables, y en cuanto a los diferentes objetos, lugares y demás, destaca mucho más por la suavidad de las formas y el derroche de colorido, algo que sienta muy bien a una propuesta con un tono tan alegre y atrevido. Se acompaña de unas pocas melodías que suelen repetirse según la zona que toque visitar, así como de una serie de efectos de sonido la mar de variados.
Conclusión
Moving Out es un divertido party juego de sofá de esos que te aseguran risas e insultos a partes iguales. No obstante, Overcooked 2 me sigue pareciendo en conjunto mucho más divertido como título multijugador local que lo nuevo de Team17. En cualquier caso y si tenéis a alguien disponible en casa que quiera prestarse a cargar cajas, romper cristales y soltar guantazos esporádicos, posiblemente os interese darle una oportunidad.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.