A nivel personal, debo decir que cogí la propuesta teniendo especiales ganas de que saliese bien, no solo por mi conexión con el estudio al compartir país y ciudad, sino también porque para el chico de 18 años que entendió GRIS como una pequeña muestra de que los sueños pueden cumplirse, y la aparición de Neva refuerza esta idea, pues es más difícil lograr una buena segunda entrega que una primera, pues es difícil no caer en repetir aquello que funcionó o meter la pata tratando de innovar. Ahora bien, ¿cuál ha sido el resultado en esta ocasión?
Neva es GRIS, pero no para todos por igual
Sé que este título asusta, así que dejadme aclararlo: al igual que en GRIS, Neva nos explica una historia sin diálogos, todo naciendo desde la interpretación de cada uno; y al igual que en GRIS se nos presentaba un viaje a través de las fases del duelo de manera completamente subjetiva y, en mi opinión, cautivadora, en esta nueva entrega la cosa cambia bastante.
En Neva dejamos de lado la introspección y el crecimiento de uno mismo y pasamos ahora a comprender el crecimiento ajeno, pues esta vez viviremos a través de Alba, una joven acompañada de Neva, un cachorro de lobo. No es casualidad que sea el lobo y no nuestra protagonista quien le da nombre al título teniendo en cuenta que no llegamos a controlar nunca a este (amén de un control puntual para combate que se desbloquea tras llevar bastante avanzado): como Alba, veremos la manera en la que Neva crece y se vuelve cada vez más independiente.
A su vez, es precisamente este el motivo por el que Neva no es todo lo GRIS que yo querría a nivel narrativo, pues debido a que nunca he tenido a nadie realmente a mi cuidado, no ha calado en mí el mensaje que tanto cuidan; y aunque, a la hora de analizar, siempre trato de ver los juegos en cuestión desde un punto de vista que se acerque lo máximo posible al público objetivo o deseado, resulta muy difícil ponerse en la piel contraria a la que siempre ha sido la mía.
No obstante, de ninguna manera pretendo decir que esta propuesta no tiene la potencia necesaria, al contrario: creo que la narrativa de Neva está mejor construida que la de su predecesora, pero no considero que llegue a calar a nivel general de la misma manera que sí lo hizo esta por la razón ya expuesta.
Aún así, quiero destacar que esto no nace de la nada, sino que poco después de finalizar GRIS, Conrad Roset, director creativo de Nomada Studio, fue padre, por lo que dedicó todo su tiempo a cuidar de su hijo, y de esta manera, viendo cómo crecía y cómo el mundo cambiaba, a su vez dio luz a Neva. Por tanto, como alguien que sueña con dar vida a aquello que me lo da a mí, quiero romper una lanza a favor de hacer una historia como esta aún a riesgo de no ser del todo comprendida, pues tratándose de una historia real siempre merece ser contada, y nadie podría haber puesto más cariño en contarla.
Peleas y plataformas
La mayor novedad en esta nueva entrega se trata de la introducción de combates, pero son conscientes de que GRIS funcionó sin necesidad de ellos, es por eso que han añadido la posibilidad de jugar en modo aventura o en modo historia. El juego en ambos casos contará con combates, estos no desaparecen, pero en el modo historia Alba no morirá a pesar de recibir daños (ni en peleas ni en plataformeos, pero sí morirá en secuencias concretas), a la vez que sus ataques serán más eficaces y el ataque de Neva tendrá asistencia a la hora de apuntar.
Por otro lado, debo decir que en ningún caso los combates suponen una dificultad real para cualquier usuario medio, por lo que si quieres disfrutar de la experiencia tal y como está planteada, no sufras, no se trata de un Souls. Aun así, sí es cierto que los diferentes jefes suponen una curva de dificultad notoria acorde también al crecimiento de Neva, por lo que además de ser un proceso lógico, resulta curioso entenderlo como que el mundo se corrompe cada vez más, el desafío es cada vez mayor, y cada vez tenemos menos “permiso” para proteger a quien queremos.
Los controles de combate serán de lo más simples: tendremos espadazos de un lado a otro con combos cortos y un ataque vertical hacia abajo en salto, además del ya mencionado ataque de Neva, que se desbloquea no antes de la mitad del juego.
Pero como es obvio, no todo es combatir, y es que el gameplay propuesto por Nomada Studio se centra principalmente en el plataformeo, y quizás sea extraño lo que voy a decir, pero es tan sencillo que es perfecto para el juego, y es que la gran mayoría de las pantallas se resuelven rápidamente y sin mucho misterio ni salto complejo, pero en ningún momento siento que deba pedir más, no hay casi ninguna dificultad y eso está bien, porque, repetid conmigo: no todos los juegos deben ser difíciles. Neva no deja de ser una experiencia mayormente narrativa acompañada de saltos y espadazos.
Por tanto, creo que a nivel jugable tenemos todo lo necesario para disfrutar del juego, con dobles saltos, escalados y dashes, quizás su mayor contra reside en que, al desconectar de la narrativa como en mi caso, no todo fluye como debe, ya que tienes una maravillosa ambientación para una historia que no te acaba de llegar. Sin embargo, estoy más que seguro que si logras conectar con la trama, las plataformas serán un acompañamiento precioso del crecimiento de Neva.
Un disfrute audiovisual
Para sorpresa de nadie, Neva se ve precioso: mantienen su maravilloso estilo artístico tan propio dándole las mejoras necesarias para potenciar aún más el talento artístico que trabaja en Nomada Studio. Sin embargo, lo que más debo destacar con mucha diferencia es el uso del color, no por la variedad y las distintas focalizaciones de cada uno, sino por la capacidad de realizar escenarios preciosos con tonos uniformes, jugando únicamente con las distintas intensidades e iluminaciones.
Es por ejemplos como este que, en un mundillo que cada vez más exige gráficos 8K o extremadamente punteros, me gusta reivindicar la belleza de lo sencillo, de lo que no precisa de las mejores pantallas ni de las consolas más potentes, sino de los mejores creadores.
Y poca cosa distinta se puede decir de la banda sonora, tratada con mimo y cariño como ya lo fue en GRIS, se ofrece una propuesta simple y con tonos relajados, pretendiendo no destacar en ningún momento, y aunque es cierto que tengo especial devoción por las bandas sonoras que logran comerse escenas y me hubiese gustado encontrarme con alguna, no creo que sea algo que deba exigirle a Neva.
Conclusión
Creo que no me he dejado nada en el tintero por destacar, así que no daré más vueltas de las necesarias. Neva es un gran juego, pero con una narrativa más selectiva, pues pese a ser disfrutable por cualquiera, solo aquellos que se vean o se hayan visto en una situación semejante serán capaces de disfrutar realmente de lo que Conrad Roset y el equipo de Nomada Studio nos proponen.
Por ello, me veo en la obligación de poner ese pequeño pero en mi recomendación, aunque, como os digo, dudo que haya alguien que no disfrute de su experiencia en Neva. Así que, si ya jugaste GRIS y te interesa entrar en esta nueva propuesta, te insto a hacerlo, pues lo que “pierdes” por un lado, lo sobrecompensan con una jugabilidad mejorada con añadidos como el combate y un apartado audiovisual que está a la altura de su predecesora, haciendo un uso excelso del color.