[Análisis] Railway Empire – Nintendo Switch Edition

Fecha de Lanzamiento
19/06/2020
Distribuidora
Kalypso Media
Plataformas
Nintendo Switch
Versión analizada
Nintendo Switch
La humanidad, a lo largo de toda su historia, ha logrado dar forma a lo que en su momento eran sueños imposibles, pero ahora forman parte de nuestro día a día en la mayoría de casos. Cosas como el poder hablar con una persona aún estando en la otra punta del mundo, el ver a personas haciendo su papel dentro de una pantalla, o incluso el poder volar, aunque no volemos nosotros por nuestra propia cuenta. Sin duda, cada vez avanzamos más, de hecho, ya hasta descubrimos planetas que se encuentran a años luz del nuestro, pero vamos a hablar de algo que nos toca más de cerca: los trenes, esa obra maestra de la ingeniería en la época que permitió el fácil traslado de personas y mercancías entre ciudades o incluso países allá por el año 1800 y poco, y a día de hoy, estoy seguro de que todos cogemos el tren como mínimo un par de veces al mes, y es normal, es algo completamente integrado en nuestra sociedad, pero ¿cómo fue en sus primeros años?

La cosa cambia mucho cuando en vez de una sociedad completamente avanzada nos encontramos con el tener que construir vías y estaciones desde cero, y eso es lo que nos proponen en Railway Empire, el juego de Gaming Minds Studio y Kalypso Media. El título ya está disponible en PlayStation 4, Xbox One, PC (con su respectivo análisis) y hoy hablaremos de la versión de Nintendo Switch.

 

¡Todos al tren!

No nos damos cuenta de lo realmente complicada que son según qué cosas en la realidad hasta que nos encontramos con los tutoriales de un simulador de esta, y es que una vez iniciamos el modo campaña nos encontramos con que podemos estar, sin exagerar, cerca de 45 minutos únicamente para realizar los tutoriales y entender realmente lo que se está haciendo. Esto hace que el juego sea bastante pesado en sus primeros compases porque, no nos engañemos, a nadie le gusta tener que ir de la mano y menos durante tanto rato, pero lo acabamos agradeciendo porque hay muchísimas cosas que debemos saber hacer si queremos avanzar o simplemente queramos entender qué estamos haciendo, ya sea en Campaña, Escenarios, Modo Libre o Modo Experimentar.

A pesar de eso, tampoco penséis que el gameplay va a ofrecernos mil y una posibilidades distintas, si no que explotará las pocas que ofrece para que dentro de estas sí tengamos varias opciones a realizar, es decir: no haremos prácticamente nada más que construir vías, trenes y estaciones con las respectivas gestiones de estas, pero sí que nos permitirán que juguemos con esto tanto como se nos venga en gana y sea físicamente posible.

Hay que tener en cuenta que no todo lugar es igual, hay ciudades grandes, pequeñas villas, centros de recolección de recursos… y cada uno de estos lugares tendrá unas características que hará que encaje mejor un tipo de estación u otro al igual que tendrá la necesidad de estar conectado a uno o dos sitios concretos para poder abastecerse de maíz, por ejemplo, o podrá permitirse que todo el mundo pase por ella sin preocuparse por la cantidad de vías necesarias. Como todo buen juego de gestión que se precie, será importante cada decisión que tomemos, desde el hecho de construir o no una conexión hasta incluso el recorrido que hará la vía en cuestión, pues este costará más o menos dinero y, creedme aunque ya lo sepáis, el dinero es algo vital para el desarrollo de nuestro imperio ferroviario.

Por suerte, en consecuencia de hacer que todas nuestras acciones tengan su peso nosotros tendremos casi total libertad para hacer lo que nos venga en gana, somos algo así como el Dios de los trenes una vez entramos en Railway Empire, por lo que todo se hará a nuestra imagen y semejanza, dentro siempre de nuestras posibilidades económicas, claro está.

 

Railway Empire en Switch

No hay realmente mucho más que comentar acerca del juego, por lo que si queréis entrar un poco más en profundidad con lo mencionado anteriormente os invito a dirigiros al análisis de su versión de PC, ya que las bases del juego son las mismas en ambos.

En cuanto a su versión de Nintendo Switch, me remito a las palabras de un amigo mío, y es que: «no puedes usar un mando si le faltan botones», y no, no hablo de haberle dado golpes hasta la saciedad y que te falten un par, me refiero al hecho de que necesites, por ejemplo, doce comandos y tengas únicamente ocho botones; ¿es este el caso de Railway Empire? No debería, jugando nos damos cuenta de que no hay exceso de comandos, pero esto se transforma en problema cuando usas el mismo botón para dos acciones distintas pudiendo usar otro botón al que no se le da ningún uso. ¿Entorpecerá esto nuestra experiencia de juego? No lo hará una vez nos acostumbremos, pero al principio te dejan sin explicarte que no puedes poner una estación sin antes negar la opción de reproducir un vídeo y tanto para la reproducción como para la colocación de la estación se usa el mismo botón; son pequeños detalles que si los lees te parecen absurdos y puedes pensar que me faltan un par de luces para no darme cuenta, pero os aseguro que a la enorme mayoría os sucedería lo mismo que a mí, dado que no es únicamente ese caso si no que hay más y más confusos si cabe.

Otro problema que me niego a justificar con un «es que Switch no da para más» como he escuchado con otros juegos, es el hecho de que su apartado artístico tenga un downgrade al nivel de no llevar las gafas aun teniendo una graduación de 2,3 en cada ojo. En ningún momento es justificable pasar de ver trenes y edificios bastante bien definidos a que de repente todo sea de lo más borroso, y esto es una pena, porque su propuesta artística original no era ni mucho menos mala, pero el no hacer las cosas bien porque se cuenta con una excusa nunca es excusable, y es lo que han hecho con la resolución de esta versión, similar a la de PlayStation 2.

Auditivamente, sin embargo, cambia la cosa, con un buen doblaje al español (aunque no se puede esperar menos dado que pocas son las veces que oiremos voces en el juego) y una banda sonora encargada de sumergirte en la experiencia gracias a lograr transmitir paz y tranquilidad y hacer bastante ameno el tiempo invertido en la construcción de trenes y estaciones.

 

Conclusión

Railway Empire no es un mal juego, ni mucho menos, el problema es que es para un público demasiado concreto y es que dudo que cualquiera que no esté dentro de este pueda llegar a disfrutar de una propuesta así. Huelga decir que en caso de ser parte de esos apasionados por los trenes y la época, este es un juego hecho al dedo para ti, pero no en su versión de Nintendo Switch, puesto que se ve innegablemente lastrado por un apartado gráfico venido a menos sin justificación. Por tanto, en caso de que te interese el título por su temática, te aseguro que lo disfrutarás, pero te recomiendo que le des la oportunidad en cualquiera de las otras versiones si tienes la posibilidad, sobretodo teniendo en cuenta su precio (39,99€).

6.2
Aceptable
">
Sinopsis
Estados Unidos, 1830: el "Nuevo Mundo" está en su apogeo. La industria florece y comienza la carrera para establecer el imperio ferroviario más predominante y poderoso de toda Norteamérica. ¡Es el momento de ser más listo que tus rivales y superarlos mientras llevas tu empresa al siglo XX! En Railway Empire crearás una compleja y extensa red de ferrocarril, comprarás más de 40 trenes diferentes, modelados con extraordinario detalle, y adquirirás o construirás estaciones de ferrocarril, edificios de mantenimiento, fábricas y atracciones turísticas para mantener tu red de transporte por delante de la competencia. Si quieres que el servicio de trenes sea eficaz, también deberás contratar y supervisar a trabajadores, así como desarrollar más de 300 tecnologías, como mejorar los mecanismos o los propios trenes, crear infraestructuras o servicios avanzados en el lugar de trabajo, etc., todo ello mientras progresas a través de cinco eras de innovaciones tecnológicas.
Pros
Gran explotación de las posibilidades de la temática
Doblaje al español
Contras
Apartado gráfico muy venido a menos
Dirigido a un público muy concreto