roadcraft cover
Fecha de Lanzamiento
20/05/2025
Distribuidora
PLAION
Plataformas
PlayStation 5, Xbox Series y PC
Versión Analizada
PlayStation 5

Hace ya algún tiempo accedimos a una propuesta tan peculiar como lo fue MudRunner, que nos colocó por primera vez a los mandos de potentes y pesadísimos vehículos en los que recorrer caminos inhóspitos llenos de barro, saltos, baches y obstáculos y en la que también se simulaban detalles tan importantes como la gestión del combustible o el equilibrio entre ejes para complicarnos nuestra llegada al destino. Ahora, algunos años después de aquella experiencia y tras su segunda etapa, SnowRunner, Saber Interactive y Focus Entertainment nos han vuelto a invitar a conocer, por cortesía de PLAION, a otro miembro de la familia. Esta nueva entrega no es otra que Roadcraft, al que nos han presentado como el primo listo de los mencionados juegos anteriores, ya que, además de tener que recorrer terrenos no muy amigables con nuestros neumáticos, ahora también tendremos que llevar a cabo la reconstrucción y gestión de recursos en zonas devastadas por desastres naturales. Durante estos últimos días hemos dado buena cuenta de esta original forma de acercarnos a la obra pública y en las siguientes líneas os contamos si Roadcraft es digno de que le demos alguna «mordida».

 

Explorar, gestionar y construir

Roadcraft arranca haciéndonos crear nuestra propia empresa de reconstrucción, con la misión de devolver la vida a zonas arrasadas por catástrofes naturales como inundaciones, tormentas o desprendimientos de terreno. Sin embargo, esta tarea no se limitará a hacernos llevar cierta carga de un punto A a un punto B como en las entregas anteriores, ya que además de conducir, tendremos que construir rutas de transporte, gestionar convoyes automatizados de camiones controlados por la consola, reparar puentes, levantar muros de contención o asegurar puntos de almacenamiento de recursos. Bajo estas circunstancias, el juego estructura una campaña dividida en ocho capítulos que cuentan con objetivos principales y secundarios, localizados en varios mapas de unos 5 kilómetros cuadrados de extensión. Cada uno de estos mapas tendrán su propio clima y desafíos, y encontraremos biomas que van desde desiertos áridos a lluviosas tierras altas.

Roadcraft Modos

La progresión en Roadcraft es pausada, con un tutorial bastante largo que nos enseña poco a poco las mecánicas a las que tendremos que ir cogiendo el punto y que, pese a que muestra mensajes bastante invasivos, nos resultará de gran utilidad. Como es lógico, no es un juego donde esperar alcanzar velocidades de vértigo ni acción frenética, sino que se premia la paciencia, lo cuidadosos que seamos con el manejo de las cargas y la planificación, con un enfoque más centrado en transformar el entorno que en solo atravesarlo. Es indudable que al principio uno puede sentirse abrumado entre las tareas que llevar a cabo y los cambios entre vehículos, así que es una suerte que además del completo tutorial, se haya añadido un componente cooperativo para hasta cuatro jugadores en el que repartir la carga de trabajo: uno puede mover materiales, otro construir y otro despejar caminos. Este multijugador no solo hace que las cosas vayan más rápido, sino que le da un toque colaborativo que multiplica la diversión.

 

Un puzzle todoterreno

La jugabilidad de Roadcraft es una mezcla entre simulación y rompecabezas a gran escala donde el motor de físicas, heredado y mejorado de MudRunner y SnowRunner, sigue siendo la gran estrella: el barro se deforma, el agua genera charcos y arrastre  y la arena cede bajo el peso de nuestros vehículos. Cada máquina, que iremos desbloqueando como vehículos oxidados para luego poder comprarlos y que van desde dozers hasta grúas pasando por camiones de transporte, tiene su propio comportamiento, lo que nos obliga a pensar qué herramienta usar en cada situación. Por ejemplo, para hacer una carretera, primero tendremos que echar arena con un volquete, luego aplanarla con nuestro bulldozer y finalmente pasar la apisonadora. Todos estos pasos habrá que llevarlos de forma meticulosa y comprendiendo bien los esquemas de control, ya que, si lo hacemos mal, nuestro vehículo puede volcar o desestabilizarse.

A diferencia de sus antecesores, donde el foco estaba en la conducción extrema, la construcción y la gestión de recursos son igual o más importantes en Roadcraft. De hecho, nuestra manipulación del terreno (rellenar agujeros, pavimentar, limpiar escombros…) hará que los mapas evolucionen, como, por ejemplo, cuando preparamos una zona para resistir un temporal para luego reparar los daños que éste ha provocado. Es cierto que Roadcraft puede desesperar (no serán pocas las veces al comienzo en las que veamos a alguno de nuestros vehículos atorarse o perder la verticalidad), sin embargo, la curva de aprendizaje deriva en que, si nos gusta el trabajo minucioso, orquestado y la diferencia de tareas que puede realizar cada instrumento del que dispondremos, no nos daremos cuenta del paso del tiempo, algo que siempre ha de valorarse muy positivamente.

Roadcraft jugabilidad

No todo es perfecto, eso sí: la IA de los convoyes automáticos a veces se atasca o toma rutas raras más frecuentemente de lo deseado y los controles de las grúas estáticas pueden ser un poco torpes, algo a lo que también que tendremos que dedicar un tiempo de adaptación. Además, dado el peso que ha adquirido la gestión, es indudable que se han bajado un par de peldaños en cuanto a la simulación a la que el estudio nos tenía acostumbrados, por lo que el manejo vira hacia algo un tanto más arcade, lo que puede decepcionar a los más puristas.

 

Belleza en la devastación

Visualmente, Roadcraft es espectacular, aunque es cierto que haya que perdonarle algunos artefactos y otros elementos un poco anticlimáticos. Los mapas, más detallados y grandes que los de SnowRunner, están llenos de elementos disfrutables como ruinas, pantanos o cordilleras montañosas y cada entorno refleja el impacto de los desastres naturales con un nivel de detalle que nos ha dejado por momentos admirando el paisaje sin movernos. Como añadido, las texturas de los vehículos están bastante conseguidas y los movimientos de la maquinaria se sienten realistas y, como ya dijimos antes, las modificaciones del terreno conforman la guinda del pastel: las huellas de las ruedas en el barro, el agua moviéndose al pasar o los escombros desplazándose son una pasada. En la versión de PS5, de la que hemos podido disfrutar, podremos encontrar un modo de rendimiento, a 60 FPS pero con ligeros atisbos de «popping», o una variante de calidad, a 30 FPS, más estable y ligeramente más nítida. En comparación con MudRunner y SnowRunner, el motor gráfico ha sufrido una evolución reseñable, mejorando la iluminación y los reflejos, lo que consigue hacer que los entornos sean más inmersivos. En cuanto al HUD y los menús, se muestra la información clave con solvencia, aunque a veces sea un poco engorroso moverse por estos últimos.

Roadcraft gráficos

Hablando del sonido de Roadcraft, encontramos otro punto fuerte en los efectos. Así, el rugido de los motores, el crujido de las grúas, el chapoteo del barro o el ruido de los escombros moviéndose están cuidados lo suficientemente como para sumergirnos de lleno en la experiencia. Cada vehículo tiene su propia «voz», lo que ayuda a diferenciarlos casi sin mirar la pantalla. Los sonidos ambientales, como el eco de la maquinaria en un valle o el agua de un pantano, añaden realismo y varían según el clima o el terreno.

La banda sonora es, en cambio, algo más discreta, con temas ambientales que no buscan robar protagonismo a lo mollar. Como ya ocurriera en las anteriores propuestas, la música está ahí para acompañar, no para destacar sobre los efectos, lo que hace que Roadcraft sea ideal para jugar mientras escuchas un podcast o tu propia música, ya que los efectos sonoros hacen el trabajo pesado de la inmersión. Es evidente que a la banda sonora le falta personalidad, pero en un juego tan enfocado en la atmósfera, no se siente como una gran pérdida.

 

Conclusiones finales

RoadCraft es, con sus defectos, un juego muy recomendable para los amantes de la simulación que no teman meterse en el barro, nunca mejor dicho. Sus modos de juego combinan conducción, construcción y gestión de forma única, con un multijugador que mejora la experiencia y una progresión pausada pero satisfactoria. La jugabilidad es lo suficientemente profunda y está lo bastante cuidada como para hacernos pasar horas a los mandos, aunque puede frustrar un pelín por los errores de la IA o la reacción de algunos vehículos (sobre todo las grúas) al control. Gráficamente (perdonándole algunos errores), es una delicia, con entornos que invitan a ser explorados y los efectos sonoros que nos sumergen de lleno en la obra. Algunos detalles técnicos, su banda sonora un tanto anodina y una curva de aprendizaje demasiado pronunciada al inicio le separan del sobresaliente, pero, como ya habéis podido desenterrar a estas alturas, RoadCraft cuenta con las herramientas óptimas para darle una oportunidad.

roadcraft cover analisis
Sinopsis
Diriges una empresa que restaura lugares devastados por desastres naturales. Utiliza tu maquinaria para reactivar la industria local; limpia escombros y equipos defectuosos, reconstruye carreteras y puentes dañados por el mal tiempo y mucho más.
Pros
Su propuesta es original y adictiva
Visualmente, con sus fallos, es muy agradable
Los efectos de sonido
Contras
La IA no está pulida del todo
La curva de aprendizaje es dura al principio
La banda sonora es bastante anodina
7.9
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