[Análisis] Slay the Princess

Black Tabby Games, un estudio independiente estadounidense formado por un matrimonio que tiene mucho que contar al mundo, se inició en esto de los videojuegos con la salida de Scarlet Hollow, una novela visual en capítulos que encantó a la crítica por su narrativa y su estilo gráfico. Ahora, los mismos autores nos traen otro título que también ha tenido una gran acogida, hablamos de Slay the Princess, una novela visual de lo más psicológicamente terrorífica que intenta hacer tributo a las obras de Lovecraft y apelar a lo más profundo de nuestros miedos y nuestros ideales.

 

Tienes que matar a la princesa

O eso es lo que nos dice el narrador nada más empezar el juego. Estamos en el camino a una cabaña en medio del bosque y, nos toca matar a la princesa. ¿La razón? Según el narrador, si no la matamos, destruirá el mundo y todo lo que contiene. Por supuesto, esto nos hace plantearnos cosas: ¿de verdad tenemos que matarla? ¿Cómo va a destruir el mundo una sola persona? ¿Es el narrador alguien de fiar? ¿Lo es la propia princesa? La verdad es que no sabemos nada de nada y con muy poca información, porque nos dejan preguntar lo justo, tenemos que adentrarnos en el bosque y llegar a la cabaña.

Por supuesto, podemos resistirnos, pero al final, acabaremos en la cabaña por activa o por pasiva. En la cabaña encontraremos un cuchillo y una puerta al sótano donde está la princesa. A partir de aquí empiezan nuestras decisiones, cogemos el cuchillo o no, cuando bajemos, saludamos a la princesa, le mentimos o le decimos la verdad…hay un sinfín de posibilidades que pueden llevarnos a unas u otras complicaciones, por lo que tenemos que pensar bien lo que hacemos.

¿Y que pasa después? Pues después lo normal es que la cosa se ponga muy tensa, decidamos lo que decidamos pasa lo que suele pasar: morimos, de una forma u otra acabamos muriendo para después despertar de nuevo en el camino a la cabaña donde está la princesa. El narrador no te cree si le dices que ya has estado ahí antes pero cuando vuelves a ver a la princesa, ella si que te va a reconocer, aunque claro, su actitud depende de como hayan acabado las cosas entre vosotros antes de morir.

En esta dinámica, tendremos que intentar, muchas veces, seguir la historia con la princesa. Unas veces podremos decidir matarle o atacarle, o quizás prefiramos conocerle mejor y salvarla, o, en fin, hay muchas posibilidades y esta historia puede salir mal o salir regulinchi, la verdad es que buenos, no hay muchos finales.

Una historia de lo más distópica y lovecraftiana que nos sorprenderá en cada decisión porque nada es lo que parece, ni siquiera nosotros mismos, por lo que no sabes por donde va a salir. Eso si, preparaos para sangre, gore, mutilaciones y un largo etcétera de cosas que si sois de estómago sensible, yo no me metería. Lo único criticable de esta historia es la repetición a la que nos vemos expuestos al morir y volver todo el rato, pero bueno, es aceptable.

 

Toma de decisiones

Realmente Slay the Princess tiene la jugabilidad más clásica de una novela visual, la toma de decisiones y es lo único que tendremos que hacer durante la partida. Estas decisiones nos llevarán a que aparezcan más decisiones, y cada una de ellas tendrá un efecto inmediato en la partida y también a largo plazo aunque pensemos que es una tontería. Algo como preguntarle su nombre a la princesa puede luego desencadenar tramas que no lo harían si no lo hubiésemos preguntado, por lo que es importante medir lo que queremos decir en cada momento.

Las decisiones son de diferentes tipos: las hay de exploración, que lo que hacen es aumentar nuestro conocimiento sobre la historia y los personajes de la misma; también las hay de acción, como matar, salvar, romper las cadenas, apuñalar, etc, decisiones bastante directas y sin miramientos, son decisiones importantes porque una vez empecemos con ellas, ya no tendremos tantas posibilidades de conseguir información; también las hay de confrontación, que surgen en respuesta a algo que te diga la princesa, y suelen ser bastante busca líos en general. El resto son simplemente respuestas a diálogos y decisiones importantes, no tienen ninguna categoría en específico.

No hay mucho más que decir de la jugabilidad más allá de esto, y, aún así, el juego tiene muchísimas capas que hay que ir pelando para conseguir llegar al fondo del juego y ver todo lo que tiene que ofrecer. Incluso en una partida completa, que puede llevarnos de 4 a 5 horas, te quedarás con la sensación de que hay cosas que no has visto y querrás volver a empezar una partida para ver si descubres algo nuevo. Lo único que hecho en falta en este juego es que tenga un diagrama de flujo, ya que a veces no sabes por donde vas y puede ayudar mucho para saber si has visto o no todo lo que tiene que ofrecer.

 

Dibujado a mano

Slay the Princess tiene unos gráficos dibujados a mano por Abby Howard, parte del matrimonio del estudio, y que ha dibujado varias novelas gráficas. Se nota mucho el mimo que le han dado a cada escena, a la animación y esos tonos monocromáticos que lo hacen aún más lúgubre. Al estar dibujado a mano, las escenas más perturbadoras calan bien hondo en la retina, destacando muchísimo al parecer que lo haya dibujado cualquier loco de la película de terror más inquietante que se os ocurra.

En cuanto al sonido, lo más destacable es que el juego está 100% doblado al inglés y, sinceramente y sin ser fan de los doblajes en inglés, en este título se hace un trabajo sublime. Jonathan Sims que da voz al narrador y algunas de las voces de nuestra cabeza, y Nichole Goodnight que le da voz a la princesa, ambos llevan un buen peso del juego encima y lo llevan de maravilla, haciendo que te sumerjas en la historia y que la vivas. Si el inglés se te da bien, merece muchísimo la pena escucharla más que leerla.

 

Conclusión

Slay the Princess es una novela visual con tintes lovescraftianos con una premisa tan simple como que eres un héroe y tienes que matar a la princesa para que no acabe con el mundo. A partir de ahí, es cosa nuestra preguntar, indagar, hacer juicios y ser verdugos o salvadores, según nos plazca, no hay finales predefinidos, no hay malas decisiones, simplemente el juego fluye y lo hace de manera espectacular. Si a todo le sumamos unos gráficos monocromáticos a mano que hacen que algunas escenas estén sacadas del peor libro de los terrores, y un doblaje que le da una profundidad increíble a los personajes, tenemos un juego prácticamente redondo al que solo le falla un poco la repetición y el idioma si no sois diestros con el inglés.