[Análisis] Super Mario Bros. Wonder

¿Quién no ha jugado alguna vez a un juego protagonizado por el bueno de Mario? La mascota de Nintendo ha cautivado el corazón de los jugadores de todo el mundo durante más de 30 años, demostrando con maestría que no existen los límites dentro de la industria del videojuego. Su irrupción dentro del medio no solo supuso un soplo de aire fresco, si no que dio forma a un modelo de diseño que se ha mantenido vigente hasta nuestros días sin agotar ni por un solo instante. Mario no solo es símbolo de calidad, si no también de creatividad, cosa que se puede comprobar fácilmente observando la enorme cantidad de videojuegos que ha protagonizado y los géneros a los que estos se adhieren: plataformas en 2D y 3D, deportes, carreras, puzles, estrategia, rol por turnos, rol en tiempo real, lucha… No es que Mario pueda adaptarse a cualquier género, es que cualquier género puede adaptarse a Mario y compañía. Y el alcance del emblemático fontanero no solo se encuentra en el ámbito del videojuego, si no que va mucho más allá, como se ha comprobado este mismo año con el lanzamiento de la película de Super Mario Bros., producida en colaboración entre Nintendo e Illumination, o con la inauguración del parque de atracciones Super Nintendo World. Quién sabe lo que le deparará el futuro a la mayor estrella del firmamento Nintendo, pero todo parece indicar que aún tiene mucho que dar. Si no, solo hay que echar un pequeño vistazo a los juegos que la Gran N está preparando para su actual consola híbrida.

Quizá muchos esperaban que Nintendo Switch fuera apagándose poco a poco, recibiendo cada vez menos títulos exclusivos como una especie de preparación para la llegada de su sucesora, pero esto no ha sido así. La consola híbrida de Nintendo, que actualmente se encuentra en su séptimo año de vida (se dice pronto), aún se mantiene tan fresca como en el primer día, recibiendo los que son algunos de los mejores juegos de todo su catálogo. Dos ejemplos claros de esto son The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, la legendaria secuela de Breath of the Wild que ha enganchado a toda una nueva generación de jugadores con su revolucionaria fusión de cielo, superficie y subterráneo, o Pikmin 4, mi personal GOTY que ha conseguido mejorar la ya de por sí excelente base jugable de la franquicia, algo que parecía imposible. Solo con estos títulos cualquier jugador de la consola debería quedar satisfecho, pues ninguna otra compañía ha conseguido compaginar dos éxitos de tal calibre en tan pocos meses (sin tener en cuenta el lanzamiento de otros juegos igualmente destacables como Advance Wars 1+2 Re-Boot Camp o Fire Emblem Engage), pero Nintendo no quería quedarse ahí. En el que se está convirtiendo en uno de los mejores años de la historia en cuanto a lanzamientos de videojuegos se refiere, Nintendo ha conseguido anunciar y lanzar un nuevo título de plataformas en 2D protagonizado por Mario, Luigi, Peach y compañía que se aleja de los patrones establecidos por la serie New y busca romper el molde con cada uno de sus niveles. Super Mario Bros. Wonder tiene como objetivo sorprender con cada paso que dan sus jugadores, presentando un juego imposible de catalogar pero dotado de un carisma y una creatividad nunca antes vistos en la industria. Tras haberlo completado al 100%, hoy por fin puedo contaros qué tal está el título y si está a la altura de las expectativas. ¡Dentro análisis!

 

Bienvenidos al Reino Flor, donde todo es posible

La historia de Super Mario Bros. Wonder nos traslada al Reino Flor, un hermoso paraje localizado junto al emblemático Reino Champiñón y liderado por el simpático Príncipe Florián. Mario, Luigi, Peach y el resto de sus aliados son recibidos con cordialidad por los habitantes del reino, pero la tranquilidad dura poco: Bowser ha regresado una vez más con el objetivo de conquistar el reino, y para lograrlo se ha hecho con el control de las misteriosas flores maravilla, con las que… ¡¿Se fusiona con un castillo?! Mario y sus amigos tendrán que ayudar al Príncipe Florián para derrotar a Bowser y traer de regreso la armonía al reino, lo que les llevará a recorrer los diversos territorios que componen el reino. Como os podréis imaginar, estos son realmente variados y representan los arquetipos de zonas que se suelen encontrar en la mayoría de juegos de la franquicia: zonas desérticas, heladas, acuáticas… Hay un poco de todo, aunque con un toque más distintivo y memorable, gracias en parte al increíble nivel de detalle que ha puesto el equipo en cada rincón del juego. Pero ya os hablare más en detalle sobre esto en otro apartado. Siguiendo con la narrativa del juego, como podréis imaginaros no nos encontramos ante una historia profunda y compleja, si no ante un relato sencillo que nos permite descubrir un nuevo rincón del universo Mario y a un catálogo de nuevas criaturas y personajes que funcionan bien y se amoldan a la perfección dentro de la franquicia. Las auténticas protagonistas del juego son las flores que nos acompañan a través de los niveles y que comentan con bastante gracia y carisma las acciones de los personajes o los posibles secretos que podemos encontrar. Son una inclusión bastante sólida y bienvenida que da una nueva perspectiva de los niveles y aportan al carisma general del juego. Además, también permiten que los más pequeños de la casa puedan descubrir los secretos más ocultos de ciertos niveles, ayudando así a hacer el juego algo más accesible.

Eso sí, no esperéis una narrativa tan sólida como la que podemos encontrar en los juegos 3D de la franquicia, como es el caso de Super Mario Galaxy o Super Mario Odyssey, en donde se presentaban determinados giros de guion y determinadas construcciones de personajes (como ocurre con Estela en Galaxy) que suponían una gran mejora con respecto a los títulos anteriores de la serie. Aquí lo que encontramos es una trama arquetípica y clásica dentro de la serie, que aporta tanto un gran nivel de fanservice (gracias a los cameos de personajes como el Capitán Toad, o a la presencia de figuras como Daisy o Yoshi) como una puerta de entrada perfecta a la franquicia. Su duración me ha sorprendido gratamente, puesto que nos encontramos ante una variedad bastante amplia de niveles que nos harán completar el juego en poco más de 10 horas. Esta duración consigue que el juego no se sienta excesivamente corto (pues la mayoría de juegos en 2D de la serie se pueden completar entre 5 y 7 horas) y que tampoco llegue a agotar, aunque ya os adelanto que, incluso con el doble de contenido, no habría llegado a cansar en ningún momento gracias a su increíble creatividad. Al tratarse de un juego distribuido y desarrollado por Nintendo, este llega a nuestro territorio con una excepcional traducción al español. No es que nadie fuera a perderse si el juego no estuviera en inglés, pero se agradece mucho que se haya puesto tanto empeño en la localización.

 

Abriendo paso a la imaginación

Es en lo jugable donde Super Mario Bros. Wonder demuestra su excelencia, pues os puedo asegurar que nos encontramos ante uno de los juegos más creativos y divertidos jamás creados por Nintendo. Pero… ¿Cómo puede ser que este sea uno de sus juegos más creativos, si se trata de otro juego de Mario en 2D? Vaya, hay cientos de juegos similares, todo está inventado… ¿No? Para nada, la verdad. La gracia de este título está en que su equipo de desarrollo ha tenido una libertad absoluta para hacer de cada nivel una experiencia única y distintiva, algo que a la franquicia le viene que ni pintado tras el lanzamiento de dos juegos como Super Mario Maker en donde el número de niveles es ilimitado. Con esta entrega Nintendo vuelven a demostrar que son unos expertos a la hora de trabajar en el diseño de sus niveles, imponiendo desafíos que llevarán a los jugadores a juguetear con todas las mecánicas que ofrece el juego. Por ejemplo, encontramos power-ups como la Elefanzana, que convierte a nuestros protagonistas en una especie de elefante, o la Flor Burbuja, con la que podremos lanzar burbujas que nos servirán tanto de ataque como de plataforma para realizar saltos extra. Ambos aportan una capa de profundidad extra al juego que le viene que ni pintado, presentando nuevas rutas en los niveles y nuevas maneras de entender la clásica jugabilidad de la franquicia. Otro power-up es el Champitaladro, que recuerda a Sonic Colors ya que nos permite atravesar las paredes del escenario como si fuéramos un taladro imparable. Curiosamente, esta no es la única vinculación que se puede realizar con el erizo azul, ya que su juego más reciente, Sonic Superstars, presenta una mecánica que es parecida a una de las novedades de Super Mario Bros. Wonder: las habilidades extra. Conocidas en el título de Mario como insignias, estas son habilidades que podremos equipar antes de comenzar un nivel y que nos otorgarán ciertas ventajas con las que podremos descubrir nuevos secretos, completar ciertos desafíos o hacer de nuestra experiencia de juego algo más sencillo o complejo. Por ejemplo, con una insignia podremos utilizar nuestra gorra para flotar momentáneamente en el aire, mientras que con otra podremos tener un leve impulso al saltar en una pared, permitiéndonos llegar más alto. La variedad de estas es sorprendente, y no hay dos que funcionen igual, ofreciendo a los jugadores una cantidad de opciones enorme para completar el juego. Esta es, sin duda, una adición más que bienvenida a la franquicia estrella de Nintendo, siendo algo opcional que ofrece más profundidad y que no frena a la franquicia en ningún momento.

Eso sí, un pequeño inconveniente que he encontrado mientras jugaba es que, a diferencia de otras entregas de la serie, aquí no encontraremos un verdadero desafío. Sé que las últimas entregas en 2D de Mario no han destacado precisamente por su dificultad, pero aquí se ha construido todo de forma que, con que tengamos un mínimo de experiencia en la franquicia, no tendremos problema alguno a la hora de completar sus niveles. Vale, hay niveles extra y desafíos ocultos que sí que elevan algo más la exigencia general, pero bien es cierto que se echa en falta algo más de complejidad. Tampoco se puede obviar la nula ambición del modo online del juego, pues en vez de permitir que los jugadores puedan jugar a los niveles a través de internet, se queda únicamente en observar a sus “fantasmas” y en colocar señales que puedan ayudar a los jugadores. La idea no es mala persé, pero creo que ya va siendo hora de que la franquicia vaya un paso más allá y sea más completa en su componente online. Por lo demás, creo que no sorprendo a nadie si digo que nos encontramos ante el mejor diseño de niveles de la franquicia desde, posiblemente, Super Mario World. Cada nivel es un deleite que va de menos a más, utilizando a la perfección cada uno de los elementos de los que hace gala el juego para, como os decía antes, sorprender y enganchar. Su cómodo control hace que sea un juego fácil de aprender y de dominar, consiguiendo convertirse en una experiencia tan adictiva que difícilmente podréis soltar el mando hasta haber liberado el Reino Flor.

 

El carisma por bandera

A pesar de que Nintendo Switch no es la consola más potente del mercado, Nintendo ha conseguido que sus juegos destaquen en el apartado visual gracias a su excelente trabajo de dirección artística. Esto se puede ver en títulos del calibre de Tears of the Kingdom, Xenoblade Chronicles 3… O Super Mario Bros. Wonder, donde el estudio japonés ha trabajado al máximo para hacer de cada animación y cada elemento en pantalla algo cargado de personalidad y detalle. El rediseño de Mario y compañía es simple y eficaz, acercándose por completo a los diseños de la franquicia de las portadas clásicas y a las animaciones más icónicas de la industria del cine. Mario se convierte aquí en una suerte de Mickey Mouse interactivo, siendo un auténtico espectáculo ver sus reacciones al realizar actos tan comunes como entrar en una tubería o saltar. El diseño artístico de los niveles es hermoso, haciendo gala de una variedad cromática sorprendente y de un catálogo de diseños de criaturas y enemigos formidables, que renuevan lo visto hasta el momento sin que ninguna nueva inclusión se sienta fuera de lugar.

Es importante señalar que a nivel técnico el título no sufre en ningún momento, pues no he llegado a encontrar ningún bug durante mis más de 10 horas de partida y no he sufrido caídas de frames. El juego ofrece una fluidez excepcional tanto en modo portátil como en televisión, y lo mismo ocurre si jugamos solos o en compañía de otros jugadores en local. Por último, hablar del sonido es hablar de una de las bandas sonoras más preciosas y detalladas de la generación de Switch. Cada tema es un deleite, y los remixes del tema principal son muy memorables. El juego cuenta con un doblaje al castellano simpático y con un trabajo de voces en ingles sorprendente, que respeta al máximo el trabajo realizado por Charles Martinet en las entregas anteriores de la franquicia.

Conclusión: Una aventura mágica que rompe los límites de una franquicia casi perfecta

Super Mario Bros. Wonder es una aventura que nadie esperaba pero que todo el mundo tiene que jugar. Sin ser Super Mario mi franquicia favorita dentro del universo Nintendo, he de decir que he disfrutado cada segundo de partida gracias a su magnífico diseño de niveles, su genial control y su maravillosa banda sonora, lo que hace que se convierta en uno de los indispensables de la consola. Mención especial a su sensacional diseño artístico y a su nivel de detalle, que dota a esta entrega de una personalidad arrolladora.