Así a bote pronto, el mayor ejemplo que se me ocurre donde se de una mezcla idónea de terror sobrenatural y western es en el maravilloso Red Dead Redemption: Undead Nightmare, donde John Marston debía hacer frente a una gran oleada de zombies al mismo tiempo que intentaba hallar una solución al fin del mundo. Y tras varios años sin encontrar grandes representantes de este subgénero, el estudio WolfEye (conformado por veteranos de la industria que trabajaron en grandes títulos de la categoría de Dishonored o Prey) viene dispuesta a romper el molde con su primer gran título, que además viene auspiciado por Devolver Digital: Weird West, un RPG de acción en vista cenital donde las decisiones tienen casi tanta importancia como las balas. Inspirado en las partidas de D&D, los primeros RPGs occidentales y los títulos de Bethesda, Weird West busca poner a este estudio en el mapa con un juego completo, único y distinto. ¿Lo conseguirá? Bueno, creo que para averiguarlo debéis leer el análisis completo, ¿No? Pues si queréis hacer, lo podréis encontrar a continuación.
Érase una vez en el terrorífico Oeste
La historia de Weird West nos pone en la piel de un variopinto y carismático grupo de personajes que, por un motivo u otro, unirán fuerzas en el oeste para cumplir sus objetivos personales y acabar con el terror que asola a las tierras americanas. La primera protagonista que encontramos es Jane Bell, una ex-cazarrecompensas que tras el asesinato de su hijo y el secuestro de su marido a manos de un grupo de caníbales decide recuperar sus armas y viajar por el oeste para acabar con el yugo de estos terroristas sobrenaturales. En el segundo capítulo del juego pasamos a manejar a un Hombre Cerdo, quien tras sufrir una maldición buscará encontrar a la bruja que le convirtió para así revertir el hechizo, mientras que en el tercer capítulo controlamos a El Protector, un nativo indio de la tribu del Fuego Perdido que deberá acabar con el Wiindigo, un espíritu maligno que representa a la avaricia. Los otros dos personajes son Desidério Ríos, un hombre lobo que debe dejar atrás su pasado, y Constanza, una bruja capaz de ver el futuro. Como podéis observar, el casting de personajes principales es extenso y, de una forma y u otra, rompen con los esquemas clásicos del género: los clichés se retuercen o, directamente, se abandonan para abordar ideas mucho más originales. La creatividad es, por tanto, uno de los puntos más fuertes de la narrativa del título: todo su mundo y sus diálogos son realmente originales, contando así con una cantidad enorme de líneas de diálogo muy bien escritas y que dan pie a toda clase de opciones, mientras que en el mundo del juego encontrares un gran número de ciudades y puestos en los que la creatividad brilla especialmente. He disfrutado mucho de su mundo, gracias a la genial mezcla que presenta de elementos clásicos del western subvertidos con el terror más sobrenatural.
Sobre la historia en sí, siento que es algo más floja que su premisa. Y es que mientras que al principio empieza realmente bien, se acaba perdiendo entre los cientos y cientos de misiones secundarias que se pueden encontrar a lo largo del desarrollo del juego. Ocurre algo similar que en algunos de los juegos de Bethesda: la historia se diluye frente al tamaño de su mundo y a sus posibilidades. También es verdad que hay un desequilibrio claro entre las historias de los personajes: algunas son mucho más interesantes y tienen un mejor ritmo que otras. A fin de cuentas, lo mejor del título no es su historia, si no las posibilidades que plantea: podemos elegir una buena cantidad de opciones de diálogo, y según lo que elijamos podremos abordar cada situación de formas distintas. Es muy juego de rol de mesa, y creo que eso le sienta al título de fábula. Además, el juego viene perfectamente traducido al español, y la traducción es más que decente, por lo que la barrera del idioma no debería suponer problema alguno para ningún jugador de habla hispana.
¡Dispara o transfórmate!
A nivel jugable el título se plantea como un RPG de acción en vista cenital donde controlamos con total libertad el movimiento de nuestros personajes. Y digo nuestros porque podemos llevar hasta una agrupación de tres personajes, dos de ellos controlados por la IA. Es interesante como plantea el juego la conexión del jugador con el escenario, pues recuerda mucho a lo visto en Dishonored: cada nivel o escenario es un complejo puzle en el que no hay una sola ruta o solución, ya que según los objetos y las habilidades que tengamos podremos completarlos de formas muy distintas y originales. Esto, junto a la enorme cantidad de encuentros (ya que mientras viajamos por el mapamundi podemos encontrar encuentros aleatorios) y de escenarios que hay disponibles, evidencian uno de los puntos más fuertes del título: su rejugabilidad. Creo que no hay dos partidas iguales, y cada jugador podrá descubrir las enormes posibilidades del juego de manera única. Pero… ¿Que haya muchas posibilidades significa que el juego esté bien diseñado? Bueno, no tiene por qué, pero en general el diseño de niveles del título es bastante consistente y de buena calidad, proponiendo niveles amplios y repletos de rutas en los que da gusto descubrir cada secreto. La dificultad no es demasiado exagerada, y la curva es bastante poco pronunciada, siendo un título recomendable para cualquier clase de jugador. De hecho, diría que su estilo de control y combate es lo que hace que se trate de un RPG occidental especialmente recomendable para novatos.
¿Por qué digo esto? Porque aunque cada personaje cuenta con sus habilidades únicas y con su estilo de control único ninguno es precisamente complejo de usar. Es como una especie de Diablo simplificado: contamos con un par de ataques básicos (en el caso de la cazarrecompensas, por ejemplo, podremos utilizar diversos tipos de armas a distancia, mientras que con el hombre lobo podremos atacar manualmente) y algunas habilidades que, conforme avanzamos en el juego, podremos ir desbloqueando. En nuestra travesía por el desierto también podremos conseguir objetos que nos permitirán mejorar nuestras estadísticas, lo que hace que la clave esté más en la conexión con el escenario que en los combates, algo que vuelve a ejemplificar la filosofía del título, centrada en la investigación de su mundo y la exploración. No habrá nada de turnos, ni de mapas en forma de tablero: la movilidad en combate es totalmente libre, y podemos enfrentarnos a los enemigos a lo película de acción (lanzando explosivos, reventando barriles, disparando a diestro y siniestro…) o de forma sigilosa. Su simpleza me ha conquistado, y aunque lo más puristas del género quizá echen en falta una mayor complejidad, creo que aquí cualquier jugador encontrará su punto. ¡Ah! Y antes de que se me olvide, al igual que en los Fallout, en este título podremos solucionar muchos de los conflictos a través del diálogo. Hay que decidir muy bien cada frase que decimos, ya que puede tener un efecto directo sobre el devenir de cada misión. Y esto, personalmente, me ha maravillado.
Un páramo rodeado por tinieblas
Donde más flojea el título es, sin lugar a dudas, en su apartado gráfico, ya que se aleja mucho de los grandes representantes del género y demuestra el origen humilde del estudio. Al no tener un gran presupuesto detrás, encontramos un aspecto gráfico pobre en donde las texturas y los modelados destacan de forma negativa: no están pulidos, y se podrían mejorar mucho más. Además, ciertos efectos como las explosiones o las colisiones de las balas dejan mucho que desear. Por suerte, no todo en lo visual es negativo, y es que en cuanto a diseños (ya sea de escenarios, o de personajes) el juego sí que brilla mucho más. El estilo, cercano a un cómic pero mucho más austero y “sucio” le sienta de maravilla y lo vuelve aún más lúgubre. En cuanto a lo técnico, el juego funciona muy bien de forma continua, aunque sí que es cierto que durante mis partidas he sufrido alguna que otra caída de frames.
Por último, a nivel sonoro el juego consigue transmitir el tono lúgubre y tétrico gracias a su buen diseño sonoro. He disfrutado de sus efectos de sonido y de su banda sonora, a pesar de que es muy ambiental y poco memorable.
Conclusión: Un oeste muy loco pero divertido
No os voy a engañar si os digo que Weird West ha sido uno de los títulos que más me han enganchado este año, gracias a su enorme mundo repleto de posibilidades y a su genial jugabilidad, que es sencilla pero acaba enganchando como pocas. No es para nada un juego perfecto, y siento que, por ejemplo, su historia podría haber dado más de si, al igual que su apartado gráfico, pero son problemas secundarios que no tapan lo genial que es el título. Lo recomiendo a cualquier jugador, y especialmente a aquellos interesados en los RPG más puros, ya que encontrarán una versión moderna y mucho más accesible de los juegos clásicos de series como Fallout.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.