[Primeras Impresiones] Faeland

[Primeras Impresiones] Faeland

Fecha de Lanzamiento
Desconocida (Early Access)
GÉNERO
Aventura y RPG
DESARROLLADORA
Talegames
DISTRIBUIDORA
Talegames
PLATAFORMAS
PC
Hacer un juego no es una tarea sencilla, y más aún si no se tienen los recursos necesarios. Son muchísimas las personas que buscan hacerse un hueco en esta industria y que acaban abandonándola decepcionados, incapaces de consolidar un equipo con el que dar forma a sus proyectos de ensueño. Aunque se narran historias de pequeños estudios que consiguieron un gran éxito con su primer juego, muchas de estas están edulcoradas: algunos de estos proyectos suelen tener el apoyo de ciertas productoras o distribuidoras, mientras que otros consiguen llamar la atención gracias a la publicidad generada en medios e influencers conocidos por los desarrolladores. Quizá estoy siendo demasiado pesimista, pero a lo largo de mi vida me he encontrado una enorme oleada de personas que han tenido que dejar a un lado sus proyectos, los mismos que en su día me mostraban con gran entusiasmo. Por este motivo me alegra ver que proyectos como Faeland salen adelante, ya que demuestran que en la industria sigue habiendo esperanza para aquellos proyectos menores hechos desde el corazón.

Si digo que es un proyecto menor, no es porque sea “menos videojuego” que cualquier producción triple A. Es evidente que existe una gran diferencia presupuestaria entre un título amateur y un triple A, pero ahí es donde acaban las diferencias. Los juegos amateur e independientes consiguen sorprender y enganchar día tras día, planteando ideas y mecánicas que luego son adaptadas por los grandes estudios. En este caso, Faeland es tan videojuego como cualquier The Legend of Zelda, y su mezcla de géneros con un fuerte olor retro fue suficiente para atrapar la atención de miles de jugadores. Anunciado en 2018 a través de Kickstarter, el primer título del estudio estadounidense Talegames alcanzó rápidamente el apoyo de más de 2000 personas, superando la barrera de los 50.000 $ recaudados. El desarrollo se ha mantenido constante desde entonces, y aunque ya os hablamos en su momento del juego, el lanzamiento de su acceso anticipado en Steam nos ha llevado a adentrarnos una vez más en el mágico mundo de Faeland para contaros qué tal está el videojuego y si merece o no seguirle la pista. Por ello, y sin más dilación… ¡Comenzamos!

 

Despierta, Sam

Como os podréis imaginar, Faeland nos invita a explorar el mágico y misterioso mundo homónimo en el que habita nuestro aguerrido protagonista, Sam. Quizá de primeras no parezca ser un auténtico héroe, pero en cuanto el peligro acecha poco tarda en hacerse con un arma para defender sus tierras. Sin embargo, un repentino ataque nocturno le lleva a caer a las profundidades de una enorme caverna sin ningún tipo de apoyo. Indefenso y dañado, Sam deberá regresar a la superficie para hacer frente a sus nuevos enemigos al mismo tiempo que descubre el motivo por el que el caos se está haciendo con el control del reino. Los Fae, seres divinos creadores del reino, perecieron en una misteriosa guerra, pero todo parece indicar que su regreso es inminente… Lo que he podido ver de la historia del juego me ha resultado algo cliché y predecible, si bien sería injusto por mi parte criticar una historia conociendo solo un tercio de la misma. ¿Por qué digo un tercio? Pues porque la versión de acceso anticipado que he podido jugar solo abarca los dos primeros capítulos del juego, estando la versión completa dividida en 6 capítulos. En esta breve prueba he podido conocer una buena parte de Faeland, destacando de manera positiva su elenco de criaturas mágicas y, de manera negativa, a su protagonista y a sus personajes secundarios, pues estos parecen no tener una verdadera profundidad. De hecho, Sam resulta tan poco interesante que perfectamente podría pasar por un NPC secundario más. 

En este sentido, Faeland contiene la esencia de los grandes RPGs de acción orientales de la década de los 80s, en los que importaba más el diseño de niveles y la jugabilidad que la historia. No esperéis una trama compleja y delicada en la que se de una ruptura de los cánones clásicos, si no más bien una especie de fábula fantástica de corte clásico centrada en la figura del héroe convencional que lucha contra el mal. Lo que sí que funciona de maravilla es su banda sonora musical, que sirve como un acompañamiento idóneo y más que memorable a las diversas escenas y secuencias de acción que vamos encontrando a lo largo de nuestra aventura. Sinceramente, el trabajo realizado me ha devuelto a la época de SNES/PS1 y a la labor de grandes compositores de la talla de Yasunori Mitsuda o Yoko Shimomura. Creedme, realmente su trabajo musical es un diamante en bruto que tiene enormes papeletas para convertirse en un clásico inmediato.

 

Recorriendo la senda de los Fae

Antes os comentaba que Faeland tiene la esencia de los grandes RPG de acción orientales, pero no podría catalogarlo como tal porque, si se adhiere a un género, es al de los “metroidvania”. La progresión del juego es lineal, llevándonos a explorar un puñado de zonas laberínticas interconectadas en las que podremos abrir nuevas rutas mediante el uso de herramientas, armas y movimientos obtenidos a posteriori. El volver a las zonas ya visitadas es una constante, y la buena noticia es que el diseño de niveles es tan satisfactorio e interesante que en ningún momento se siente aburrido o pesado tener que regresar sobre nuestros pasos. Faeland invita a explorar y a descubrir sus diversos parajes, si bien hay elementos que se podrían haber realizado mucho mejor. Por ejemplo, el sistema de combate (que bebe en demasía de Zelda II: The Adventure of Link y YS III: Wanderers of YS) resulta bastante tosco e irregular, algo a lo que se le suma una movilidad algo torpe y lenta que nos llevará a comernos más de un golpe a pesar de haber realizado una esquiva decente. El plataformeo sí que está mucho mejor realizado, pero en líneas generales todo lo relacionado con la movilidad y el combate requiere algo más de pulido. Por otro lado, cabe destacar que podemos equipar a nuestro personaje con distintas piezas de equipo y armas, lo que altera por completo sus estadísticas y otorga al juego un componente de rol que le sienta como anillo al dedo. Los combates contra jefazos que he podido disfrutar han resultado bastante divertidos y satisfactorios, presentando ideas sencillas pero eficaces que suben la dificultad del juego levemente.

En su apartado visual, Faeland ofrece un cóctel pixel-art de lo más llamativo, que triunfa en su variedad de elementos en pantalla y en su variedad cromática pero que, a mi parecer, no termina de cuajar en cuanto al diseño de seres humanos se refiere. Ojo, los diseños de los enemigos (en especial de los grandes jefes) resultan realmente vistosos y llamativos, acordes por completo al estilo y al tono del juego, pero siento que los humanos no resaltan en nada. Incluso con su escueto editor de personajes, nuestro protagonista no resulta llamativo en ningún momento. En lo técnico no hay mucho que decir; Faeland no presenta bugs reseñables y mantiene una estabilidad realmente notable. Nada de caídas ni de cuelgues repentinos, lo que siempre es de agradecer en un acceso anticipado.

 

Conclusión: Un metroidvania especialmente “zeldero”

Talegames aún tiene mucho trabajo por delante, pero es innegable que Faeland tiene potencial para ser un metroidvania brillante que no tenga nada que envidiar a los principales referentes del género. Su historia, aunque sencilla y cliché, presenta un universo llamativo que da gusto conocer. Su sistema de combate necesita mejoras, pero su diseño de niveles goza de un nivel de pulido digno de elogio. Y qué decir de su maravilloso tratamiento pixel-art, así como de su excepcional banda sonora… Faeland promete, y no seré yo quien le pierda la pista. 

Antonio Gallardo

Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.