Fecha de Lanzamiento
25/08/2020
Distribuidora
Bandai Namco
Plataformas
PlayStation 4, Xbox One y PC
Versión Analizada
PlayStation 4
Project Cars 3, el tercer juego de la serie Project Cars, llegó al mercado el pasado 28 de agosto desarrollado de nuevo por Slightly Mad Studios y el primero tras haber sido adquiridos por Codemasters. En esta nueva entrega, se acabaron las carreras superlargas y los cambios de neumáticos en boxes para quedarnos con la personalización completa de nuestro automóvil y unas carreras que lo acercan más a los arcade de conducción como Need for Speed. El juego se encuentra disponible para PC (vía Steam), PlayStation 4 y Xbox One.

 

Coches, circuitos y modos

Project Cars 3 cuenta con 22 coches más, pero con 12 localizaciones y 25 circuitos menos. Aún así, contando con menos circuitos, el juego cuenta con 12 pistas totalmente nuevas en la saga, como Interlagos, Jerez o Shangai. A la par, aunque haya menos circuitos, los números totales siguen estando a nuestro favor, pudiendo controlar más de 200 coches diferentes, cada uno con sus diferentes características y manejos.

El juego dispone de varios modos de juego, tanto online como offline, la mayoría de ellos ya incluidos en su anterior entrega, aunque también cuenta con algunos nuevos, como el modo FTUE (First Time User Experience), usado como herramienta para introducir a jugadores nuevos; o el modo Rivals, siendo un modo multijugador asíncrono nuevo en la franquicia, con tablas de clasificación y desafíos diarios, semanales y mensuales.

Los modos offline por excelencia serían el modo “carrera” y el modo “evento personalizado”. En el modo “carrera”, habrá que ir completando carreras en distintas modalidades. Con cada victoria conseguiremos dinero y experiencia para desbloquear nuevos vehículos y piezas para personalizarlos. En líneas generales es un modo campaña bastante común y apañado, aunque está un poco mal escalado, es decir, en ciertos puntos nos hará falta demasiado dinero para adquirir ciertas mejoras o coches para seguir avanzando y deberemos repetir competiciones ya ganadas.

Otra de las novedades, es que será posible comprar y personalizar nuestros coches. Después de hacernos con un coche, podremos mejorarlo y tunearlo con piezas de rendimiento que afectarán al manejo y la potencia del mismo. Las marcas de los vehículos y las piezas están licenciadas, perteneciendo a empresas que existen en la realidad. Además, podremos cambiar visualmente nuestro coche, cambiando su contrachapado, aplicándole diferentes pinturas y vinilos, usando pegatinas, cambiando las llantas, etc. Este aspecto es un buen aliciente para aquellos fans del tuning y acerca esta entrega un poco más a los juegos de conducción más arcade.

El modo “evento personalizado” es el modo más atractivo del juego, ya que podremos crear la carrera que queramos como la queramos. Para este modo tendremos a nuestra disposición todos los coches y todos los circuitos aunque no los hayamos desbloqueado en el modo carrera. Podremos escoger el número de vueltas, hasta 99, el número de oponentes, hasta 31, el tiempo climático, pudiendo hacer incluso que la carrera empiece con un clima despejado y termine con una tormenta eléctrica que nos dificultará bastante la carrera, o la hora del día. Una lástima que no se puedan recrear las carreras al 100% con las típicas paradas a boxes, pero aún así, podréis recrear una gran cantidad de carreras desde F1 a la NASCAR. Cierto es que ciertas carreras como la Indy 500 no se pueden realizar por el límite de vueltas ya nombrado.

 

Entre dos aguas, ni simulador ni arcade

Ahora nos toca hablar de la conducción, Project Cars 3 presenta muchos cambios con respecto a lo que venía siendo la saga. No hay ningún rastro de lo que Project Cars 2 fue, empezando por la propia interfaz de carreras, que se ve simplificada hasta dejar lo mínimo, sin control de las ruedas, ni de la gasolina, ni del aceite, ni de nada parecido. Aunque sea más arcade que nunca, conserva algunas cosas típicas de simulador, como cancelarte el tiempo de vuelta si te sales lo más mínimo de la calzada, o indicarte cuando realizas una curva perfecta. Además, al más mínimo error, el coche se descontrola y es muy probable que acabemos haciendo un trompo o saliendo de la carretera. Por esto mismo, la conducción se queda entre dos aguas, con características ya conocidas propias del simulador y las de un juego arcade, para un público que solo quiere correr sin preocuparse de nada.

Hilando con lo anterior, las preocupaciones más allá de la misma conducción desaparecen, pues por ejemplo su sistema de daños es simple a más no poder, ya que si nos chocamos veremos ciertas abolladuras en el coche sin más, no se nos romperán las ruedas ni el motor y podremos seguir conduciendo sin problemas, sin que las abolladuras o los daños afecten nada al manejo del coche. Tampoco se nota demasiado el efecto de los choques con otros coches, ni el impacto que tiene para ellos el, por ejemplo, ir sin alerón.

Por último, en lo que a jugabilidad se refiere, la IA es algo errática. Lo primero es que utiliza el truco de salir disparada cuando empieza la carrera para estabilizar su posición, algo que creía perdido desde hace bastante tiempo. Además, actúa muchas veces como si el jugador no existiera, compitiendo entre ellos mismos, pero no teniendo en cuenta al jugador. Eso sí, los niveles de dificultad más altos nos pondrán las cosas bastante difíciles. Estos modos de dificultad están muy bien definidos, contando varias opciones de personalización, como la velocidad máxima a la que pueden circular los rivales y su agresividad al volante.

 

Gráficamente no da la talla

No sé si habrá tenido que ver el corto plazo entre su primer tráiler y su lanzamiento, pero su apartado visual es decepcionante. Ni siquiera llega a igualar a prácticamente ningún juego de la competencia y no es demasiado notable la mejora técnica con respecto a la anterior entrega. El acabado de los coches es el mayor aliciente gráfico del título, siendo el apartado mejor parado visualmente, aunque tampoco son ni de los lo mejor que hemos visto en el género. La multitud de licencias ayuda mucho al conjunto, contando con una buena variedad de modelos y marcas. Sin embargo, los escenarios son muy simples, los fondos están muy vacíos y cuentan con unas texturas muy pobres. El modo foto tampoco ayuda, ya que se bugea a veces, provocando fallos y errores de carga de texturas.

Eso sí, su apartado sonoro destaca bastante, con unos efectos de sonido que trasladan directamente a la pista. Los rugidos de los diferentes motores acelerando y las pastillas de freno haciendo su función son muy disfrutables al oído. Sin dudarlo, podríamos decir que estos efectos os sorprenderán, sobre todo si sois amantes del motor. En el apartado musical, tampoco despunta, usando en los menús una música bastante tranquila tirando al jazz, y en las carreras, música electrónica (típica de los títulos arcade).

 

Conclusión

Project Cars 3 se despide de la simulación para quedarse entre dos aguas, a medio camino entre simulación y arcade, y eso pocas veces sale bien. Este cambio podrá disgustar a los fans más hardcore de la anterior entrega y puede que tampoco termine de convencer a un nuevo público más asiduo a la conducción arcade, pues tal vez se exige demasiada habilidad en ciertos apartados. Gráficamente ni se acerca a lo que debería ser, y el cómputo final termina siendo disfrutable, a la par que un poco decepcionante.

[Análisis] Project Cars 3
Sinopsis
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Pros
Para jugadores que no quieran zambullirse de cabeza en los simuladores de coches
Apartado sonoro muy logrado
Contras
Los fans de la saga no encontrarán lo que vienen a buscar
Gráficamente no está a la altura
6.8
Aceptable