Si bien el nivel de calidad del estudio es incuestionable, lo cierto es que poco a poco fue quedando en un escueto segundo plano. Sus sagas, aunque muy bien valoradas entre los jugadores, eran consideradas de nicho, y en ventas eran fácilmente superadas por su competencia. De hecho, es más que interesante la rivalidad constante entre las series Star Ocean y Tales Of: mientras que entre los jugadores más experimentados la primera triunfa más, es la segunda la que más vende y la que es más conocida a nivel internacional. Por supuesto, hay un motivo de peso para que esto ocurra, pues mientras que de Tales Of hay una gran cantidad de juegos, de Star Ocean sólo hay una decena (contando juegos para dispositivos móviles). Square Enix y Tri-Ace han ido dejando la saga a un lado, y desde 2009 solo se han lanzado dos juegos, lo que ha hecho que la franquicia haya quedado casi en tercer plano. Sin embargo, la mala situación económica de Tri-Ace y el interés de Square Enix por revivir la mayoría de sus franquicias ha hecho que el estudio japonés se ponga manos a la obra con la sexta entrega canónica de la franquicia, que es precisamente el título del que hoy os vengo a hablar. Tras más de seis años de espera llega al mercado Star Ocean: The Divine Force, el nuevo JRPG intergeneracional que busca innovar y mejorar todos los problemas que trajo consigo Integrity and Faithlessness. ¿Conseguirá este juego devolver a la franquicia al lugar que merece dentro de la industria? ¿O, como su antecesor, quedará como un intento fallido de traer de regreso una gloria del pasado? Veamos qué tal ha salido el juego en el análisis completo, que podéis leer a continuación. ¡Preparaos, porque despegamos!
Varados en un planeta extraño
Uno de los puntos clave de la franquicia Star Ocean es su historia, que siempre ha presentado una interesante mezcla entre fantasía clásica y ciencia ficción al más puro estilo Star Trek. Y este título no podía quedarse atrás, por supuesto. Así, el juego nos presenta a dos protagonistas, Raymond y Laeticia, dos personajes tan distintos como interesantes: mientras que Raymond es el capitán de una nave mercante que acaba aterrizando de emergencia en un planeta extraño, Laeticia es una princesa que, junto a su protector Albaird, deciden investigar una extraña estrella fugaz. Cada uno pertenece a planetas distintos, y como Laeticia y Albaird no conocen nada acerca de la tecnología espacial, resulta muy interesante ver sus reacciones al descubrir cualquier artefacto tecnológico. El planteamiento de ambos personajes, que en resumidas cuentas son forasteros en entornos desconocidos, resulta realmente interesante para sumergir al jugador en su premisa. El ritmo de la historia es, sorprendentemente, ágil, y no peca en alargar descaradamente los arcos de presentación de los personajes o las misiones secundarias. De hecho, me atrevería a decir que es una de las historias más interesantes que he visto dentro del género en lo que llevamos de año, pues me ha enganchado desde el primer momento y no ha dejado de presentar personajes interesantes que dan mucho juego.
Su ambientación es maravillosa, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados esta saga, y cada escenario cuenta una pequeña historia. El esquema de road movie espacial que sigue a la trama le sienta de escándalo, y puedo asegurar que nunca llega a cansar al jugador. Lo que quizá me ha resultado algo más flojo es que no hay muchas diferencias entre la historia de cada personaje, pues en la mayoría de ocasiones veremos las mismas escenas. Solo hay unas cuantas que nos permiten conocer otro punto de vista, pero esto se aprovecha realmente poco. Al final, nos encontramos con una historia absolutamente canónica, que no inventa nada nuevo dentro del género pero que lo hace todo excepcionalmente bien. Sus personajes son memorables y carismáticos, su ritmo es trepidante y engancha como pocas. Además, si bien no es necesario jugar a los juegos anteriores para entenderla, sí que es cierto que hay ciertos detalles y guiños colocados específicamente para recompensar a los fans de la franquicia. Eso sí, el juego presenta un problema bastante grande: a pesar de ser un juego realmente centrado en su historia, el título nos llega en inglés. No hay nada de español, cerrando las puertas a un buen número de jugadores incapaces de disfrutar de títulos de este calibre en inglés. Siendo un juego de Square Enix, esto me decepciona y extraña a partes iguales. Una traducción le habría sentado al título de escándalo.
¡Criaturas alienígenas hostiles se acercan!
A nivel jugable nos encontramos un JRPG de acción de manual, que toma prestados ciertos aspectos de las entregas más recientes de Tales Of y Xenoblade. Así, podremos explorar zonas cerradas de gran tamaño entre las que destacan enemigos, objetos, tesoros y secretos que solo podremos encontrar investigando a fondo. Lo cierto es que el juego recompensa bastante la exploración, que es una de las mecánicas que más ha mejorado con respecto a la entrega anterior gracias a la inclusión de un simpático amigo: DUMA. De origen misterioso, este robot no solo nos asistirá en combate, si no que nos permitirá desplazarnos en el aire durante varios segundos. Con solo pulsar un botón podremos despegar cual cohete hacia la dirección que queramos, lo que nos ayudará a alcanzar zonas elevadas y a sobrepasar con rapidez zonas extensas. Esta mecánica hace que sea realmente divertido moverse por sus escenarios y, como decía antes, hay secretos y recompensas en cada rincón. Me ha gustado mucho la implementación de esta mecánica, pues le da al título un verdadero soplo de aire fresco. Esto era, precisamente, lo que necesitaba la franquicia, dotando al juego de una agilidad única. El diseño de niveles del juego no está nada mal, ofreciendo mazmorras bien diseñadas y ciudades que destacan de forma positiva. Los escenarios abiertos, aunque algo más sosos, siguen manteniendo un buen nivel.
Pero explorar no será lo único que hagamos en el juego, pues otra de las piezas clave del título es su sistema de combate. Con una agilidad digna de elogio, podremos acabar los combates en cuestión de segundo, lo que es ideal de cara a las sesiones de subida de nivel (que ya os adelanto que serán varias). A diferencia de otros JRPGs de acción, aquí no se recompensa tanto la construcción de combos, si no la agilidad y el uso de DUMA. Y es que para poder atacar tendremos que tener disponibles puntos de acción, que se rellenarán poco a poco durante el combate. El número de estos puede aumentar según nuestras acciones en combate, y disminuirán si somos atacados. La clave estará, por tanto, en saber gestionar bien nuestras habilidades (pues cada una consume un número concreto de puntos) y en utilizar las esquivas en el momento adecuado, además de mantener un nivel adecuado para no caer ante los poderosos jefes. El juego, sin ser un desafío inalcanzable, se alza como un reto interesante que disfrutarán especialmente los amantes del género. Algo que no me ha gustado tanto es lo limitado que es su sistema de combate, pues podría haber dado pie a una mayor cantidad de habilidades y de combinaciones. El sistema de combate es sencillo e intuitivo, pero se queda anclado en algo más soso de lo que debería. No pedía algo similar a un hack n’ slash, pero sí algo más profundo. Por suerte, la enorme variedad de personajes controlables disponibles hace que el sistema de combate no caiga en la monotonía.
Un viaje hacia las estrellas
Es, a nivel gráfico y técnico, donde el juego más decepciona. A pesar de ser un título intergeneracional y con varios años de desarrollo a sus espaldas, el título presenta un apartado gráfico que se siente de la generación anterior. Así, las texturas pecan de tener muy poca definición, los escenarios están algo vacíos y la presencia de popping es constante. Por suerte, el juego consigue no hundirse en el ámbito gráfico gracias a su excelente dirección de arte, presentando unos diseños de escenarios y de personajes sobrecogedores y excepcionales. El juego no parece de esta generación, por lo menos no a nivel técnico, e incluso diría que juegos de la talla de Xenoblade Chronicles 3, lanzado en Switch, se ven mejor que este título, lo que es sorprendente. Por lo menos, en PS5 no contamos apenas con pantallas de carga, lo que agiliza aún más las cosas.
Por último, a nivel sonoro el juego presenta un trabajo excepcional, que nos recuerda a los grandes juegos del género. La banda sonora está compuesta por Motoi Sakuraba, quien presenta aquí unas melodías ambientales y épicas realmente únicas. Por otro lado, el doblaje está muy logrado tanto en inglés como en japonés, aunque si me tengo que quedar con alguno, es con el primero.
Conclusión: no es un JRPG perfecto, pero sí uno muy bueno
Star Ocean: The Divine Force no es quizá el gran juego que Square Enix y la franquicia necesitaban, pero sí que es un título más que notable que se mantiene a la altura de los grandes títulos de la franquicia. Si bien no innova especialmente en ningún apartado (más allá de en la movilidad), el juego se mantiene sólido en la mayoría de sus apartados: su historia es realmente buena, goza de un ritmo trepidante, el planteamiento es ágil y su banda sonora es increíble. Sin embargo, peca de tener un apartado visual muy pobre y de presentar un sistema de combate algo más sencillo de la cuenta. No es el mejor JRPG del año, pero sí un juego muy recomendable que los amantes del género disfrutarán.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.