No se si será por su linealidad o por no necesitar grandes presupuestos, pero no hay duda que el subgénero metroidvania ha encontrado una segunda juventud dentro de la industria indie. Cada año encontramos la llegada de juegos que buscan crear escuela (siendo un clarísimo ejemplo de esto el aclamado Hollow Knight) o que tienen como objetivo rendir homenaje a las leyendas de la industria (como ocurrió con el memorable Bloodstained: Ritual of the Night), y hoy vengo a hablaros de un juego que se queda, curiosamente, en un punto medio. Desarrollado por el estudio mexicano Hallberd Studios, 9 Years of Shadows se presenta como un atrapante metroidvania de fantasía oscura en donde una intrépida heroína tendrá que devolver el color a un decadente mundo lleno de tonos grises a través del uso de sus armas y de la música. Su curiosa mezcla de acción y plataformas, así como su soberbio pixel-art, atraparon la atención de propios y extraños, pero… ¿Estará el título a la altura de los grandes exponentes del género? Tras haber jugado a la versión de Switch, por fin puedo contaros qué tal está el juego y si merece o no la pena darle una oportunidad.
Una oscuridad que todo lo engulle
La historia de 9 Years of Shadows nos pone en la piel de Europa, una joven guerrera que se adentra en la misteriosa tierra de Talos para vengar a quienes cayeron víctima de una maldición. Se dice que la maldición nació en esta zona, y aunque nadie ha vivido para confirmarlo, Europa decide dejar a un lado cualquier atisbo de miedo y se lanza a la aventura. Sin embargo, nuestra guerrera no estará sola en su travesía, pues nada más aterrizar forjará un fuerte lazo de amistad con Apino, un simpático y mágico oso de peluche capaz de protegerla de los ataques enemigos y de liberar unos más que bienvenidos rayos de energía. Juntos tendrán que descubrir la verdad detrás de Talos y de la maldición en una aventura no muy extensa (pudiendo alcanzar las 6 horas de duración) que funciona bien dentro de los cánones clásicos del género pero que no consigue sorprender ni innovar. Es decir, considero que la historia que el título expone es sólida y cumple con sus objetivos, pero creo que podría haberse trabajado más en lo referente al desarrollo de los personajes, a determinados agujeros de guion y a la construcción de su mundo, uno que en líneas generales cuenta con un enorme potencial tristemente desaprovechado.
Quizá los fans del anime se sientan algo más entusiasmados con la historia de 9 Years of Shadows, puesto que el título de Hallberd Studios no oculta en ningún momento que sus principales influencias provienen del país del sol naciente. Desde animaciones de transformación inspiradas en Sailor Moon hasta secuencias de acción dignas de Dragon Ball o Saint Seiya, no cabe duda alguna de que el título consigue moldear a la perfección una curiosa mezcla estética y narrativa de shojo y shonen. Mención especial para algunos personajes secundarios, puesto que resultan llamativos y sirven como un más que simpático homenaje a personajes de otras franquicias y a figuras involucradas en el desarrollo (siendo este el caso de los músicos). Al tratarse de un juego mexicano, era más que evidente que el título llegaría a nuestro territorio localizado al español. El resultado es un trabajo eficiente que permite que los jugadores de habla hispana puedan disfrutar sin problema alguno del título.
Al ritmo del combate
En cuanto a su tratamiento jugable, 9 Years of Shadows mantiene un sistema de control intuitivo y muy cómodo que permite manejar con facilidad todos los ataques y las habilidades de la protagonista, si bien es cierto que no hay muchos de estos. En este sentido, podremos realizar una miríada de ataques con nuestra inseparable lanza que variarán en base al tipo de armadura que tengamos equipada. Como si se trataran de los trajes de Samus Aran, aquí cada una de las armaduras nos permitirá desplazarnos a través de un elemento distinto (agua, tierra y fuego) con el que podremos tanto avanzar a través de las fases como descubrir ciertos secretos ocultos en los lugares que ya hemos explorado con anterioridad. A los ataques físicos debemos sumar los realizados por el bueno de Apino, que se presentan en forma de proyectiles mágicos que no solo dañan a los enemigos, si no también permiten destruir ciertas estructuras y puertas. Lo interesante de este sistema no es que permita atacar a distancia, si no que la cantidad de energía que utiliza también sirve como una suerte de escudo que nos defiende de los ataques enemigos y sin el cual caeríamos rápidamente ante un par de golpes. Para recuperar esos necesarios puntos de magia podremos atacar a los enemigos o abrazar a Apino, una mecánica original que se siente excesivamente poderosa en determinados puntos de la aventura (pues es fácil abrazar para recargar mientras atacamos a distancia). A pesar de esto, no nos encontramos para nada ante un juego sencillo: desde el primer momento tendremos que enfrentar a combates duros que pondrán a prueba nuestros reflejos, teniendo como gran exponente de la dificultad a sus enormes y espectaculares batallas contra jefes. A esto hay que sumarle el hecho de que el juego no incorpora muchas de las novedades “quality of life” que se han hecho vigentes en los grandes exponentes modernos del género, como podrían ser el viaje rápido o el guardado automático. Esto, teniendo en cuenta que hay muy pocos puntos de guardado repartidos por el mapa, hace del juego una experiencia algo añeja.
Visualmente es innegable que nos encontramos ante un título creativo y pulido, capaz de atrapar desde sus primeras horas de juego gracias a su pulido pixel-art (especialmente notable en la protagonista y sus diversas armaduras, así como en los escenarios) y su excelente uso del color, que más allá de su importancia estética cuenta con un gran simbolismo narrativo. El tratamiento gráfico del juego triunfa en su complejidad, si bien peca en repetir en exceso determinados enemigos y efectos. Además, en algunas salas cuesta un poco distinguir ciertos objetos y elementos, pero no es nada que arruine la experiencia. El rendimiento del juego es más que decente, y en Nintendo Switch no he sufrido problemas de ningún tipo jugando. Quizá el punto más positivo de todo el juego se encuentre en su excelente banda sonora, compuesta por varios veteranos de la industria y que consigue transmitir a la perfección el tono del juego y la épica de sus batallas.
Conclusión: Europa salva el mundo
9 Years of Shadows es un juego de rol y acción de corte metroidvania que, aunque no innova en casi ningún aspecto, sí que consigue jugar bien sus cartas para ofrecer una experiencia bastante completa y memorable. Se nota mucho que el estudio detrás del juego comprende bien lo que funciona en el género, destacando especialmente su trabajo en los jefes finales, el control de la protagonista, el diseño de niveles y la banda sonora. Si os gusta el género, esta es una experiencia que os enganchará.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.