[Análisis] Captain Toad: Treasure Tracker

[Análisis] Captain Toad: Treasure Tracker

Toad y Toadette están de vuelta. El port de Captain Toad: Treasure Tracker ya se encuentra disponible tanto para 3DS como para Nintendo Switch. Esta última es la versión a la que hemos tenido acceso y que aquí analizamos. El juego no ha perdido ni un apéndice en su paso de Wii U a las nuevas consolas y mantiene toda su esencia. Además, suma características únicas y exclusivas en cada una de las consolas. Así, en la portátil de Nintendo, gracias al efecto 3D tendremos la sensación de tener un jardín japonés delante de nosotros. A su vez, la versión de Switch incluye un modo cooperativo, donde uno de los jugadores controlará a Toad o Toadette. Mientras, el segundo jugador podrá lanzar nabos a los enemigos para frenarlos en seco.

De este modo, Captain Toad: Treasure Tracker luce más fresco y mejor que nunca. Toad está listo para revivir sus aventuras una vez más. Y esta vez, con un nuevo objetivo, superar los niveles exclusivos basados en Mario: Odyssey.

Historia

Realmente no hay demasiado que mencionar en este apartado, el juego comienza con nuestro intrépido capitán en la inmejorable compañía de Toadette, ambos se encuentran en unas ruinas apuntito de hacerse con una dorada y apetecible estrella, hasta que un pajarraco decide agarrarla y salir volando con ella, pero Toaddete decide pugnar por evitar que el ave se escape con su tesoro y termina siendo arrastrada junto a la estrella. Es en este punto donde con afán de salvar a su amiga, Toad decide colocarse la linterna e irse de aventuras hasta dar con Toadette. Una vez que conseguimos dar con ella y dar buena cuenta del molesto animal, comenzaremos un nuevo libro donde la historia será la misma, salvo que en esta ocasión será la exploradora rosada la que tenga que ir a rescatar al simpático capitán.

 

Jugabilidad

En cuanto a la jugabilidad, es bastante sencilla. Las aventuras se desarrollan en escenarios separados, en los cuales tenemos como objetivo hacernos con la estrella que suele esperarnos al final, tras haber superado algunos rompecabezas. Nuestro querido Capitán Toad (al igual que Toadette) no pueden saltar, puesto que cargan con una pesada mochila, por lo que se limitan únicamente a andar o correr, y agarrar algunos objetos del suelo, como por ejemplo nabos, que pueden ser usados como un arma arrojadiza para deshacernos de los molestos enemigos que se interpongan en nuestro camino, y que realmente se convertirán en nuestra mejor y prácticamente única defensa.

Por supuesto, hay más cosas que hacer en estos compactos escenarios, además de hacerse con la ansiada estrella de oro. En cada zona hay un total de tres gemas esperando a ser descubiertos, y normalmente para acceder a estas, habrá que estar atento y girar el escenario, mirar por los alrededores por si hay una pila de ladrillos esperando a ser destrozada convenientemente con un pico de los alrededores, o un hueco bajo una escalera que puedes haber pasado en un primer momento.

Las gemas y la estrella no son lo único que hay. Por supuesto, descontando a los enemigos, hay monedas que una vez consigamos juntar las suficientes, servirán para engrosar nuestra cantidad de vidas, aunque realmente dudo que os hagan falta una gran cantidad de ellas… Otra cosa a tener en cuenta, es que podemos encontrar champiñones normales, ya que si un enemigo nos golpea nos hará pequeños (igual que suele pasar con Mario), y esta nos ayudará a recobrar nuestro tamaño, o si estamos bien, serán 10 monedas más para nuestro contador. En algunas pantallas concretas, hay champiñones dorados bien escondidos, que otorgan la nada desdeñable cifra de 50 monedas, y que en determinados casos pueden ayudarnos a cumplir una determinada misión.

Hablando de misiones, cada página del libro, que constituye una fase en sí, tiene una misión asociada que podemos o no cumplir, depende únicamente de nosotros. Estas suelen estar asociadas a matar enemigos, recoger un champiñón dorado o x número de monedas, pasar desapercibido, etc. Lo malo (o quizás lo bueno según el punto de vista de la rejugabilidad) es que estas misiones no nos son dadas de antemano al entrar a la pantalla, aunque en muchos casos se puede intuir, pero no será hasta que la completemos al menos una vez que sabremos cuál es la misión a completar. Esto lleva a que en muchas ocasiones terminemos por jugar cada nivel un par de veces.

Los rompecabezas que nos esperan no son demasiado complicados per se, aunque ciertamente el nivel de “dificultad” va in crescendo conforme vamos avanzamos, y las comillas están usadas intencionalmente, puesto que lo que se complica es más la búsqueda de ítems secundarios como las gemas o aquello que pueda hacernos falta para la misión, no tanto la propia estrella. Y me refiero a las gemas como algo secundario con mucho cuidado, porque realmente en algunas fases concretas son necesarias un número de gemas para poder afrontar el desafío.

Al completar las distintas fases se nos desbloquearán de vez en cuando algunas de bonificación, que nos ayudarán a llenar nuestra cartera con una buena cantidad de monedas, lo que se traduce en más vidas extra. Otra cosa que podemos hacer para volver a visitar una pantalla, es añadir un pequeño Toad pixelado que se esconde por los recovecos de estas y que debemos encontrar y una vez hayamos dado con él, llegar hasta este y pulsar. No es que vayamos a conseguir mucho con esto, pero se añade una bonita pegatina a la página de la pantalla completada donde hemos visto al Toad.

Hay igualmente una opción para dos jugadores, aunque no va mucho más allá de que uno maneja a Toad o Toadette y la otra persona se dedique a arrojar nabos, parar enemigos (cosa que podemos hacer nosotros también tocándolos en la pantalla táctil) o mover algunos objetos. Otro añadido es la posibilidad de interactuar usando el amiibo de Toad, para hacernos con un champiñón de invencibilidad. Finalmente, y lo que le ayuda a diferenciarse por añadido de su versión de Wii U, son los niveles de Super Mario Oddysey, cuatro nuevos niveles a explorar que se pueden desbloquear a medida que juegas o de forma inmediante usando una figura amiibo de la serie de Super Mario Odyssey.

 

Gráficos y sonido

En el apartado visual, volvemos a tener esos hermosos gráficos que muestran personajes y escenarios que derrochan luz y colorido, que le sientan tan bien a este juego y le dejan con una estética que te invita a jugar. Los escenarios son tremendamente variados, desde selvas, a oscuras casas encantadas, zonas desérticas, etc. En cuando a los enemigos y protagonistas, están muy bien trabajados, destacando por encima a Toad y Toadette, cuidados al detalle en todo momento, mostrándose asustados zonas oscuras y con fantasmas, o tiritando mientras se pelan de frío en zonas nevadas o incluso, cuando se ponen alegremente a bailar los dos juntos (momento en que reconozco que me sube el azúcar).

Sobre la banda sonora, comentar que es amplia y los temas se ajustan bastante bien a la temática de los escenarios, y por supuesto y como no podía ser menos, seguramente algunos os suenen de juegos de Mario más clásicos, como por ejemplo la que os dejo a continuación para que podáis comparar con su original de Super Mario 64. Los efectos sonoros son los que cabe esperar del juego, desde el viento y los cañonazos de los Bill Bala, a los Shy Guy o las adorables vocecillas de Toad y Toadette.

 

https://www.youtube.com/watch?v=JqGuzSlSSIQ

 

Conclusión

Captain Toad: Treasure Tracker es un título de rompecabezas fantástico, bonito y muy agradable, que en base a la duración de cada escenario se presta mucho a la portabilidad, a jugar 3-4 fases en los ratos muertos para retomarlo más tarde. Si estáis buscando algo para echar el rato, que os proponga un reto mental (aunque bastante asequible en su mayoría), no dudéis en uniros a la aventura de los carismáticos Toad y Toadette, ya que realmente merece la pena, tanto para niños como adultos.

Kalas

Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.