La familia es lo primero. Un lema recurrente en literatura, cine, videojuegos o la vida propia. Naces y ¡pop!, acto seguido ya te han asignado tu propia familia. Tal vez no todos te caigan bien, puede ser mejor o peor, simpática o desagradable, altos o bajos, todo junto o por separado. Pero por suerte o por desgracia, es lo que te ha tocado. Eso sí, podría ser que no te traten bien, que no te quieran, que no te respeten, que no se comporten como lo haría una familia de verdad. Es en estos casos cuando estos lazos de sangre que os unen no son suficientes para considerarlos como tal, y busques una buena familia por ti mismo. Enamorarte, tener hijos, nietos, e incluso bisnietos, también otras personas de tu vida, no valen conocidos, sino amigos.
Soy de los que piensa que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano, pero esas falanges que quedan erguidas pueden ser consideradas familia. Incluso para algunos, a este grupo se le pueden unir mascotas, es cuestión de encontrar algo que te llene, te apoye, te quiera, en resumidas cuentas, una familia.
¿Y a qué viene todo este rollo? Fácil. El videojuego que hoy nos ocupa no cuenta con un solo protagonista, sino con una familia completa, los Bergson. Children of Morta es un roguelite de acción y fantasía desarrollado por Dead Mage que salió al mercado el pasado 3 de septiembre, por ahora sólo para PC, y que llegará a consolas el mes que viene.
Los Bergson
La aventura comienza con el cabeza de familia, John, espada y escudo en mano, investigando en el bosque los extraños sucesos que acontecían en aquellos lares. Tras la incursión —tutorial—, John volverá a casa para contar lo que allí había visto, para que la abuela Margaret terminara por confirmar sus temores, aquello que otrora aterrorizó a las gentes de esas tierras había regresado. La Corrupción, una entidad cruel de la que sólo se hablaba en susurros, hasta ahora. La familia Bergson, como todos sus antepasados, son los encargados de poner fin al avance de la Corrupción como guardianes de la montaña.
Sin más dilación, y tras este prototípico inicio que pone en situación al jugador, recibiremos el Cristal de la Vida, un artefacto que cuidará de la familia en su peligrosa epopeya y que los traerá de vuelta a casa si corren riesgo de muerte. Y así es cómo se da pie a un roguelite donde morir y volver a empezar es la norma, pero dotando a esta acción de un sentido palpable en el mundo del título.
Nuestras andanzas se iniciarán en la primera mazmorra del monte Morta donde el objetivo será avanzar por un conglomerado de salas que estarán plagadas de enemigos y acabar con el jefe. Esquema rogelike puro, ¿no es así? Bueno, pues en Dead Mage le han querido dar su propio toque al género y sin innovar en ningún sentido han conseguido un producto fresco.
En primer lugar, la trama de Children of Morta se incluye en las partes jugables mediante misiones secundarias, coleccionables y pequeñas quests que hacen de este universo algo más vivo de lo normal que lo habitualmente visto en este tipo de aventuras donde el argumento no tiene la menor importancia. Estos eventos —algunos únicos— irán apareciendo aleatoriamente en zonas especiales e irán desde encontrar un pergamino con lore en una biblioteca hasta rescatar a un mercader de las garras de unas horrendas criaturas. Poco a poco, estas historias irán creciendo y variando dependiendo de la mazmorra en la que nos encontremos. Este factor motiva al jugador a rebuscar en cada recoveco del escenario para no perdérselas, porque algunas son realmente curiosas. En adición a estas salas, habrá instancias con puzles, minijuegos o retos, y aunque no te lo creas, hasta un Pong mágico.
Una de estas quests que tienen evolución sería la del cachorro de lobo, al que primeramente tendremos que rescatar tras haber muerto su madre defendiéndole en un encarnizado combate. Tras adoptar al malherido animal y llevarlo a casa, deberemos encontrar ciertas hierbas para sanarlo, una vez hecho, haremos lo mismo con materiales para fabricarle una caseta en la que vivir y que finalmente se una a la familia. Detalles, que sin aportar mucho, engrandecen la experiencia.
El guardián bajo la montaña
Jugablemente, nos encontramos con un action-RPG que recuerda muchísimo a la saga Diablo, incluso algunos de los personajes a elegir se parecen a los que hemos jugado en la serie de Blizzard. Nuestro elenco contará en un principio únicamente de ataque principal y esquiva, tras subir de nivel y asignar dichos puntos en el árbol de mejoras conseguiremos nuevas habilidades activas y pasivas únicas para cada personaje. Mark, por ejemplo, ataca cuerpo a cuerpo gracias a sus dotes de artes marciales; Kevin, el hijo menor, es rápido e incrementa la velocidad de sus dagas siguiendo el combo de ataque; o Linda, la hija mayor, que lucha a distancia gracias a su arco. Todos ellos, son únicos en su gameplay y habrá que jugarlos varias veces para adaptarnos a su estilo. Porque, como ocurre en una familia, todos cuentan con su propia personalidad.
Una vez hayamos terminado con el boss de la zona o agotado completamente nuestra barra de salud, volveremos a la casa de los Bergson, que funciona a modo de menú y lobby. Entre ida y salida, aparecerán nuevas escenas que desarrollarán más la historia o que contarán cómo es el día a día de nuestros protagonistas, cuáles son sus pensamientos o qué les preocupa en ese instante. Como en toda familia, habrá discusiones, pérdidas de seres queridos y problemas externos. A pesar de ello, no todo será drama, porque incluso en los peores momentos, esta familia sacará tiempo para pasar el rato y divertirse. En este lugar podremos gastar todo el morv (dinero) ganado en mejoras de estadísticas generales para todos los integrantes de la casa, indagar un poco más sobre el lore de Morta en la biblioteca y elegir a dónde desplazarnos de nuevo para seguir con nuestra cruzada contra la Corrupción.
También, como en cualquier roguelike, hay objetos a nuestra disposición repartidos por las mazmorras —o en tiendas que habrá que desbloquear— que nos ayudarán de buena manera en esta odisea familiar. Ya sean pasivos, como un aumento del daño o la salud, o activos, como tótems que dan bufos en área o la invocación de un dragón. El número de estos ítems no es desdeñable, pero no llega a las insanas cifras de los exponentes del género. Algo que no le perjudica, ya que Children of Morta no es un juego de cientos de horas, podremos acabarlo en unas once o doce horas, y si queremos exprimirlo al máximo a esta cantidad habría que sumarle unas cinco más. Una buena duración, ni se hace corto ni pesado, una excelente muestra de armonía de la que hace gala el título en más de un aspecto.
El equilibrio y progresión del juego son dignos de alabanza pues cuando parece que ya están todos los aspectos jugables establecidos se añaden otros nuevos, como por ejemplo, las runas. Estos objetos los desbloquearemos durante nuestra partida, dando efectos especiales a las habilidades de los protagonistas y desgastándose con el uso. Asimismo la implementación de la fatiga, que hace que los personajes que más usemos sufran una pérdida considerable de salud máxima y teniendo que dejarles descansar usando a otros miembros de la familia. Porque el equipo tras el juego quiere que uses a todos los personajes juntos en una misma partida, para refrescar una vez más al jugador. Y por si fuera poco el añadido del desgaste, cada vez que un personaje suba a un nivel determinado proporcionará una pasiva a toda la familia, un aliciente más para variar entre los integrantes de la familia.
La diversidad de enemigos tampoco es escasa, cada zona tendrá los suyos propios y algunos son realmente difíciles de derrotar, más si el grupo de criaturas es grande. Será en estos momentos, en los frenéticos combates contra masas, en los que tendrás que demostrar que conoces a la perfección las mecánicas de juego. Aunque, también tendrás que hacerlo frente a los jefes finales, que sin revolucionar en cuanto a su gameplay, hacen gala de una dificultad ajustada en la que habrá que aprender sus patrones de ataque para derrotarlos sin más repeticiones de la cuenta. Pero no os llevéis las manos a la cabeza, esto no es Sekiro, Children of Morta plantea una dificultad adecuada, nunca verdaderamente exigente hasta llegar a la última mazmorra donde el número de problemas sí que aumentará considerablemente si no estamos preparados.
Y como remate para la experiencia, el título también incluye un modo cooperativo donde jugar acompañado de un amigo en modo local, próximamente, según han comentado los desarrolladores, llegará una opción para hacerlo online. Un buen aliciente si te gusta compartir ratos de juego con compañeros.
La fantasía hecha píxel
El apartado visual está compuesto por un precioso pixel-art que tal vez no sea el más detallado que he visto pero sí se ajusta a la perfección al juego y su estética de fantasía, en algunos momentos incluso steampunk. El diseño de personajes y enemigos está muy cuidado, aunque tal vez eche en falta un poco más de esfuerzo en animaciones, que son notables, pero no sobresalientes. Los escenarios tal vez sean el culmen de la belleza en este juego, sobre todo, el hogar de los Bergson y alrededores, un lugar lleno de vida y con un detallismo admirable. Las mazmorras, aunque cambian de aspecto, no son todo lo impactantes que podrían ser, sin embargo, ciertas zonas dentro de ellas sí que son magníficas, contando historias mediante imágenes.
El apartado sonoro es realmente bueno en ocasiones puntuales donde lo requiere la historia y acompaña correctamente a la acción durante el transcurso de nuestras peripecias. Lo que más destaca, sin duda alguna, es el excelente narrador que nos relatará la historia de los Bergson con un tono y unas formas que nos trasladarán a un cuento de fantasía épico. Y el rendimiento, como era de esperar en un título de estas características humildes, es muy bueno, mantiene constantemente los 60 fotogramas por segundo con algún muy raro tirón.
Conclusión
Children of Morta es un divertidísimo roguelite de acción y fantasía en el que no hay nada mal, y mucho muy bien. Los chicos de Dead Mage han hecho un trabajo estupendo al establecer una progresión constante que hará que no perdamos el interés durante las más de 10 horas que dura el juego y han medido con buen ojo cuál es el balance correcto para equilibrar la experiencia. Si te interesa lo más mínimo, tienes que probarlo, no te decepcionará.