Nacido como un proyecto de Kickstarter, este se trata del proyecto más ambicioso hasta la fecha del estudio catalán Petoons, quienes se dieron a conocer entre el público más juvenil con Petoons Party, título de fiesta repleto de minijuegos que consiguió alzarse con el premio de “Mejor Juego Infantil” en los PlayStation Awards. Frente al planteamiento fiestero de Petoons Party, Curse of the Sea Rats se plantea como un juego mucho más canónico y atrevido, algo que se refleja tanto en su diseño de niveles como en su estilo artístico, heredero del cine de animación más convencional. Pocos son los metroidvania patrios que han conseguido llamar la atención a nivel internacional (a pesar de que hay muchos repletos de una calidad enorme), y Curse of the Sea Rats tiene potencial para establecer un antes y un despúes en el desarrollo del género en nuestro país. ¿Queréis saber qué tal ha acabado saliendo el título, y si está a la altura de las expectativas? ¡Pues dentro análisis, grumetes!
Un mundo repleto de pi-ratas
La historia de Curse of the Sea Rats nos traslada a la lejana y maravillosa época de la piratería, aquella en la que todo valía con tal de volver a casa repleto de oro y joyas preciosas. Sin embargo, nosotros no nos pondremos en la piel de un grupo de malvados lobos de mar, si no que nos sumergiremos en la piel de un grupo de marineros quienes, tras una terrible tormenta, descubren que la bruja que tenían aprisionada ha sido liberada. Esto no solo hace que el barco acabe a la deriva, encallando en las costas de Irlanda, si no que… ¡Descubren que han sido hechizados y transformados en ratones humanoides! Tras el revuelo inicial, la tripulación tendrá que armarse de valor para encontrar a la bruja, Flora Burn, y quienes mejor para hacer esto que los cuatro prisioneros que el barco transportaba. Así, los peligrosos David Douglas, Buffalo Calf, Bussa y Akane Yamakawa se lanzarán a explorar el territorio mientras hacen frente a los cientos de enemigos que acechan tras cada esquina. La historia del título no presenta una gran profundidad, pero consigue enganchar gracias a su ambientación (el mundillo del pirata está bien planteado y desde una perspectiva muy original) y a su antagonista, que me ha parecido el mejor personaje del juego.
Sobre el resto de personajes no hay mucho que contar. Los protagonistas pecan de no ser especialmente carismáticos, a pesar de que su diseño sea fenomenal, y los personajes secundarios pecan de ser poco trascendentes, teniendo solo un par de ejemplos en los que sí que plantean diálogos interesantes y memorables. La historia no presenta un mal ritmo y no se siente pesada en ningún momento, si bien creo que se podrían haber presentado un mayor número de subtramas, puesto que se trata de una especialmente lineal y sencilla, ideal para todos los públicos. Al tratarse de un juego realizado en España, el título nos llega en español, haciendo énfasis en la accesibilidad del juego.
Un “ratoidvania” de manual
Pasando a hablar del aspecto jugable del título, nos encontramos ante una estructura clásica de metroidvania con tintes de beat ’em up, algo especialmente visible en su sistema de combate y en su carácter multijugador. Así, nos pondremos en la piel de uno de los cuatro personajes antes citados para explorar los laberínticos escenarios mientras resolvemos puzles y derrotamos a los enemigos que van surgiendo. Si bien el diseño de niveles me ha parecido realmente interesante y bien planteado, especialmente porque presenta una curva de dificultad sólida y porque nos permite experimentar con cada uno de los personajes, considero que uno de los grandes problemas de este título es su falta de variedad jugable. La mayor parte del tiempo tendremos que hacer frente a enemigos algo repetitivos con unos patrones de ataque irregulares, y para defendernos contaremos con una lista de movimientos especialmente limitada. Por supuesto, cada personaje cuenta con su propia lista de ataques y habilidades, y cuentan con un sistema de progresión personalizado que permite aprender nuevos movimientos, pero esto no quita que cada uno esté muy limitado. Tampoco ayuda que el sistema de combate sea algo tosco y poco orgánico, independientemente de las buenas ideas que plantea.
Aquí es donde entra el componente beat ’em up que os comentaba hace un momento. El combate se puede volver especialmente repetitivo más pronto que tarde, y la culpa recae en lo limitados que están cada uno de los personajes del título. Por suerte, las limitaciones que presentan los personajes se ven paliadas con un genial sistema multijugador que resulta especialmente divertido y original. No os voy a engañar: jamás pensé que un juego del género pudiera incorporar de forma satisfactoria un modo multijugador, y este título ha conseguido convencerme de que no solo es una posibilidad real, si no que puede aportar mucho. Otro aspecto que me ha gustado mucho es el diseño de los jefes finales, que ofrecen desafíos muy interesantes y creativos a pesar de las carencias de su sistema de combate. A mi parecer, son el punto más divertido de todo el juego, y por suerte este ofrece una gran variedad de enfrentamientos contra estos terribles adversarios.
Ratones pirata animados
A nivel visual Curse of the Sea Rats llama la atención desde un primer momento gracias a su interesantísima puesta en escena. Apostando por un estilo muy similar al de los dibujos animados infantiles, el juego presenta un apartado gráfico vistoso y colorido en el que destacan especialmente los diseños de los personajes y sus fondos. Todo rezuma un carisma enorme, y el trabajo que hay detrás para que todo se sienta orgánico es enorme. Además, hay un sinfín de guiños y referencias a otras series de la cultura pop, pudiendo ver en los protagonistas principales referencias incluso a series tan legendarias como Monkey Island. El rendimiento del juego también es excelente, y no he tenido problema alguno jugando al título en PS5 en lo referente a caídas de frames o a la presencia de glitches. Una experiencia visualmente hermosa y muy creativa, teniendo en el apartado gráfico su mayor baza que, sin embargo, peca de presentar unos vídeos en una calidad visual ínfima.
Por último, a nivel sonoro el título presenta un trabajo encomiable, ofreciendo unas composiciones amenas para la exploración general y épicas a la hora de enfrascarnos en un combate. Me ha gustado bastante el trabajo realizado en este apartado, destacando también el uso de los efectos de sonido.
Conclusión: A librarnos de la maldición
Curse of the Sea Rats es un título más que interesante, que a pesar de sus fallos (destacados en el sistema de combate y en la historia, siendo ambos poco profundos) consigue establecerse como un metroidvania absolutamente original y creativo. Su inclusión de un modo multijugador es efectiva, presentando una vertiente pocas veces vista en el género que le sienta como anillo al dedo. A nivel visual es una gozada, y sus animaciones hechas a mano se disfrutan desde los primeros compases del juego. Una experiencia muy recomendable, que recompensa especialmente a quienes juegan en grupo.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.