![[Análisis] Deliver At All Costs [Análisis] Deliver At All Costs](https://gaminguardian.com/wp-content/uploads/2025/06/deliver-at-all-costs-1-800x450.webp)

Por eso cuando llegan juegos como Hi-Fi Rush se celebran tanto, y es que este tipo de experiencias son para las que siempre sacamos y, sobre todo, queremos sacar, un rato para jugar. Del mismo modo, hoy vengo a hablaros de Deliver At All Costs, juego desarrollado por Far Out Games y distribuido por Konami que llega, y me repito de nuevo: para entretenernos y divertirnos.
El fin justifica los medios
Deliver At All Costs nos transporta al año 1959 y nos pone en la piel de Winston Green, un joven encantador que vive en un humilde y modesto apartamento de St. Monique… aunque lleva tres meses sin pagarlo. Esto hace que, pese a ser un ingeniero graduado, se lance de cabeza a la empresa We Deliver en cuanto escucha por la radio que están contratando gente.
Así, empieza una historia… Completamente irrelevante, no os voy a engañar, donde descubriremos el pasado turbio de su familia y que se acerca a la consistencia a través de hablarnos de sueños frustrados, ambiciones y sentirte perdido; pero insisto: la narrativa no es más que una excusa para tener un hilo base a seguir, pero no nos acercaremos a Deliver At All Costs por ello.
Lo que sí hace que queramos quedarnos en el juego es su divertidísimo gameplay. Empecemos poniendo contexto: nuestro nuevo trabajo consiste en llevar cosas de punto A a punto B, simple, ¿no? De hecho, estoy seguro de que este mismo mes salía la segunda parte del juego simulador de repartidor de Glovo… Es broma, bueno, no lo es, pero sí que es cierto que todo se basará en hacer entregas.
Deliver At All Costs nos hará encargarnos de mil y un tipo de bizarradas, y sí, bizarradas de verdad: transportaremos órganos humanos frescos, sandías podridas que deberemos «»»restaurar»»», cajas que hacen ruidos para nada sospechosos, tirar un coche a un volcán… Lo dicho, no tendremos ni un viaje normal, y eso que el viejecito que nos contrata parece un hombre serio… Pero, como dicen los jóvenes por redes: escuchamos, pero no juzgamos o, en este caso, transportamos, pero no juzgamos.
Y sí, la premisa de las misiones tienden a ser verdaderamente divertidas y hay varias de ellas que me han hecho soltar un par de carcajadas por lo hilarante y surrealista que llegan a ser, pero es que conducir nuestra camioneta (o la de otro, que aquí seremos defensores de que la propiedad privada es una mentira) se siente de maravilla, y es que en este aspecto Deliver At All Costs no ha podido hacer otra cosa que traerme de vuelta los recuerdos de cuando era crío y jugaba a los primeros GTA.
Ni siquiera sé a cuáles jugaba, pero el conducir a lo loco, sembrar el caos y que los atropellos o inmobiliario destrozado queden en la consciencia de otro (si te pilla la poli ya sí que carga sobre ti, eh) se siente de maravilla.
Así pues, nos encontraremos un mundo abierto que podemos explorar libremente entre encargos y fuera de nuestro horario laboral (o dentro de él, que mientras cumplas tu trabajo a ti te van a pagar igual) lleno de peatones que responden a lo que tú hagas (mirad la señora de abajo que se me enganchó al coche) y de obstáculos o, como diría mi profesor de emprendeduría, oportunidades para demostrar que no hay mejor conductor que nosotros.
Pero vaya, resumiendo: Deliver At All Costs es un juego hecho para no tomarse en serio, para entrar, reírte y no darte cuenta de cuánto llevas jugando, pero aún así las misiones pueden llegar a suponer un verdadero reto. Bueno, igual ha sonado muy dramático, pero vengo a decir que el no realismo de la conducción juntado con que en varios casos tu coche estará en condiciones paupérrimas porque sí (no exagero, puedes no tener ruedas y correr con las llantas, tener medio motor disfuncional, ir sin frenos…) y tener que esquivar fuegos artificiales, correr contra payasos, o evitar que se caiga nada de lo que transportas.
Y sí, he tenido que repetir más de una misión. Y me lo he pasado muy bien haciéndolo.
Aunque no todo puede ser bonito, y es que Deliver At All Costs tiene bugs a mansalva, bueno, más bien muy notorios, y es que puede que estés conduciendo «tranquilamente» por la isla cuando un coche a dos calles de repente sale volando por los aires o un hombre empieza a correr en círculos con los brazos en alto sin sentido. Aunque… Quizás esto último no es tan raro en Estados Unidos. Ni lo segundo. Pero no son guiños, son bugs, y mi labor de analista es mencionarlo y criticarlo.
Apartado audiovisual
A nivel visual, encontramos en Deliver At All Costs un juego que no busca destacar por sus gráficos o animaciones y es que podría colar perfectamente como un juego de hace un par de generaciones, pero su estilo simplón encaja con la línea general del juego así que tampoco seré yo quien se ponga a criticar la decisión de centrar los recursos en hacer (y no sé cuántas veces habré dicho esto ya) que Deliver At All Costs sea muy divertido.
Como se puede ver en las capturas, las texturas son sencillas (a excepción de las del agua que destacan para lo poco que la vemos) y los diseños de elementos son básicos, me creería que sean modelos prediseñados y listo, pero es que con esto ya funciona la propuesta, sintiendo que estamos en un mundo de plastilina, pero con las propiedades físicas adecuadas (no a la realidad, sino a lo que busca).
A nivel sonoro encontramos que Deliver At All Costs busca traernos la ambientación típica de los años 50 a través del estilo de sus piezas musicales, aunque no creo que esto sea un factor diferencial, ya que, o al menos no en los entornos que yo me muevo, la música de los 50 no es algo especialmente reconocible, por lo que, aunque la banda sonora funciona bien, creo que el esfuerzo dedicado a ello no se llega a apreciar realmente.
Conclusión
Cortita y al pie: Deliver At All Costs es un juego divertido a rabiar, que no innova en nada, que no busca dejarte huella y que tiene varios bugs que probablemente no tengan prisa en solucionar, pero me lo he pasado tan bien jugándolo que me es imposible no recomendarlo, dejando de lado todos los peros que pueda ponerle.
Y aunque es fácil quedarte un rato largo jugando sin hacerse pesado (yo, de hecho, así lo he hecho), creo que Deliver At All Costs se beneficia mucho de sesiones cortas y de ir retomándolo cuando simplemente te apetezca desconectar un rato y reír, ya que, lejos de proponer una experiencia de las que quieres vivir, es uno de esos juegos que cumple con la máxima que todos deberían: quieren entretenerte y divertirte, y vaya si lo hacen.
Por tanto, no tengo dudas de que no te arrepentirás de echarle el guante a Deliver At All Costs, aunque quizás me esperaría a una pequeña rebaja, pero tampoco creo que el precio actual (29,99€) esté fuera de lugar viendo cómo está el mercado hoy en día.

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