[Análisis] Fade to Silence

[Análisis] Fade to Silence

Los juegos de supervivencia son un subgénero que escasea en el mercado a día de hoy, tanto en propuestas mayores como en títulos indie, no es sencillo encontrar alguno más allá de los cuatro o cinco de más renombre como Ark, pero haberlos, los hay, y ejemplo de ello es Fade to Silence, el “nuevo” juego de Black Forest Games que ha llegado a nosotros a través de THQ Nordic, está ya disponible al completo para PlayStation 4, Xbox One y PC, siendo esta última donde lo hemos podido jugar.

Eso sí, antes de esta salida oficial, Fade to Silence pudo ser disfrutado en un Early Access que estaba disponible desde hace ya un par de años, concretamente el 14 de diciembre de 2017, en PC. Desde entonces, la gente de Black Forest Games se ha centrado en pulir el juego y poder ofrecer un producto decente y entretenido para aquellos quienes le den la oportunidad, ¿lo habrán conseguido?

En Fade to Silence tomaremos el rol de Ash, uno de los pocos supervivientes en un mundo post-apocalíptico al cual ha llegado el invierno (sí, es una referencia descarada a Juego de Tronos) y debemos tratar de sobrevivir tanto como nos sea posible mientras buscamos al resto de humanos que hayan podido salir de esta, pero vivos, porque la catástrofe no únicamente se ha encargado de congelar el mundo, sino que además trae consigo la intoxicación de la Tierra y va resucitando humanos convirtiéndolos en una especie de monstruos que, por si no teníamos ya bastante con un frío antártico, tratarán de acabar con nuestra vida.

Como juego de supervivencia, es un hecho obvio que tendremos que crear un refugio en el cual pasar nuestro tiempo cuando no estemos explorando, donde también habitarán personajes secundarios que vayamos encontrando al explorar y a los que podremos invitar a ir. Aquí entra en cuestión uno de los mejores aspectos en el juego, y es el saber gestionar de buena manera nuestro refugio, pues cada personaje tendrá sus habilidades que podrán aportar a la mejora de este, ya sea la carpintería, la caza… cualquier cosa ayuda en un mundo donde se ha perdido todo, excepto las ganas de salir adelante. También tenemos que tener en cuenta que el refugio nos mantiene a salvo pero no es invulnerable, debemos tener en cuenta también la construcción de muros y barreras alrededor de este para protegernos de lo que pueda venir.

Ahora bien, pese a que la vida en el refugio es sin duda importante, la chicha del juego está en el exterior de los muros, donde estaremos expuestos a la muerte en todo momento. El frío infernal se encarga de ir congelándonos poco a poco, y cada vez que lo hace reduce nuestra vida máxima, por lo que por mucho que recuperemos, no podremos pasar del nuevo máximo impuesto por la congelación. No obstante, con tal de combatir esto podremos usar antorchas para mantener un poco más el calor corporal, conseguir nuevas prendas de ropa que nos mantengan más calientes o descansar junto a hogueras para recuperar las fuerzas.

Aunque no será el único problema climático del cual preocuparnos, pues de vez en cuando nos veremos envueltos en una ventisca que, si no hacemos algo al respecto, acabará con nosotros en menos que canta un gallo. Para salir del paso, deberemos buscar pequeños refugios donde podamos escondernos hasta que esta pase mientras descansamos junto a un fuego para evitar morir de frío.

Continuando con los peligros del mundo exterior, adentrémonos en la parte más entretenida del juego: las zonas de corrupción. Aquí nos encontraremos con una gran cantidad de monstruos corrompidos al igual que el terreno, y para purificar esto, deberemos acabar con todos los enemigos que se encuentran ahí además de con una especie de nexo que actuaría como centro de comando del mal en la zona.

Pero eso son las zonas sencillas, habrá lugares mucho más peligrosos, puesto que no deberemos acabar con uno sino con tres nexos en lo que podría considerarse un refugio del mal, que obviamente tendrá su líder, con el cual también pelearemos para poder dar por completa la purificación de la zona y convertiremos ese lugar en un punto de viaje rápido conectado a nuestra base propia. Y puestos a apropiarnos de territorios, también hay que tener en cuenta que podremos reclamar como nuestros distintos espacios donde se puedan encontrar recursos o donde la caza sea sencilla y abundante, así podremos enviar ahí a nuestros aliados y de esta manera, ellos se encargarán de mantenerlos a todos sin hambre, sin frío y sin preocuparse más de la cuenta por los diversos problemas a los que se puedan enfrentar.

Pasemos a hablar del sistema de combate, el cual es tosco si hablamos únicamente de su mecánica como tal, pero que además es monótono y aburrido a nivel de entretenimiento, no encontraremos sensación de que hayamos mejorado o de que debamos hacerlo, pues en todo momento será sencillo combatir una vez nos hayamos acostumbrado a los controles, que se basan en dos botones para atacar y dedicarnos a esquivar, y esquivar, y… esquivar, otra vez. Es un intento de Dark Souls que se queda en eso, en intento. Por suerte, no moriremos demasiado, y con suerte quiero decir que, en caso de hacerlo, deberemos tener en nuestro haber Llamas de Esperanza, porque si no las tenemos no seremos capaces de resucitar, lo que resultará en un reseteo del juego por completo perdiendo todo lo que se haya conseguido hasta el momento, ya sea que lleves cuarenta minutos o seis días completos de juego, y esto puede parecer un añadido de dificultad para aquellos amantes de los retos, pero más que eso lo consideraría una injusticia que hace que el juego pierda muchísimo atractivo, pues puedes tirar a la basura gran cantidad de tiempo por un simple descuido.

Gráficamente deja que desear, nos ofrece texturas que no son dignas de esta generación, falta nitidez y habiéndome puesto a mirar imágenes de cuando salió como Early Access, parece ser que en dos años la mejora visual ha sido mínima, prácticamente inexistente. Las animaciones también dejan mal sabor de boca, pues al igual que las mecánicas en sí, son bastante toscas y en varios momentos llegan a ser molestas.

Auditivamente no le pondré demasiadas pegas porque mal no está, pero la monotonía del gameplay va a juego con la monotonía de la banda sonora, cuyas melodías a excepción de los combates contra jefes son bastante planas. De todas maneras, compensan la falta de variedad melódica con piezas musicales bien elaboradas y que, si escuchásemos por separado, quizás no nos dejarían la misma impresión.

En conclusión, no calificaría Fade to Silence como un juego horrible, pero sí como una decepción. La premisa de la supervivencia era interesante y dentro de lo que cabe la llevan bien, puesto que la gestión del refugio y la exploración están bastante bien hechas y si nos centramos únicamente en eso, el juego no es malo. El problema es cuando su mayor atractivo no es solo eso, sino el purificar el mundo de la corrupción que le envuelve y acabar con los seres afectados por esto, pero está mal ejecutado, siendo pesado, repetitivo y aburrido cuando ya lo has hecho unas cuantas veces.

https://www.youtube.com/watch?v=s2sSXhLmnOc