[Análisis] GetsuFumaDen: Undying Moon

[Análisis] GetsuFumaDen: Undying Moon

Fecha de Lanzamiento
17/02/2022
Distribuidora
Konami
Plataformas
Nintendo Switch y PC
Versión Analizada
Nintendo Switch
La llegada de Castlevania a las consolas NES de todo Occidente en el (ya lejano) 1986 no solo nos enseñó como se podía realizar un buen juego de plataformas y acción con tintes de terror, si no que también presentó a un nuevo y enorme grupo de jugadores a la vieja Konami, maestra de los arcades y, actualmente, de las pachinko (entre otras practicas empresariales algo más alejadas del videojuego). Este juego permitió, por un lado, la creación de una de las franquicias más míticas y respetadas de la industria, y por otro, la llegada de un sinfín de títulos de la compañía nipona al resto del mundo. Sin embargo, hubo títulos que no tuvieron tanta suerte y que, de hecho, se quedaron varados en su tierra natal. Uno de los más destacables es una especie de juego independiente/secuela no oficial de la serie de los Belmont, conocido como Getsu Fūma Den, que trasladaba a los jugadores al pasado mítico de Japón al colocarlos en la piel de Fuma, uno de los tres hermanos Getsu que debe acabar con los demonios que reinan en la isla Kyōki-tō. Para ello, el héroe tendrá que encontrar las tres espadas legendarias con las que podrá invocar a sus hermanos caídos. El jefe a derrotar es Ryukotsuki, el rey demonio, y como buen jefe final de la Konami clásica, derrotarlo costaba lo suyo. A pesar de su ausencia en nuestras tierras, el juego acabó convirtiéndose en un clásico de culto venerado por fans de todo el mundo. Y no era para menos: con una ambientación exótica y cuidada, y unas composiciones pegadizas a más no poder, Getsu Fūma Den ofrecía una jugabilidad adictiva y muy cuidada, que por momento alcanzaba los niveles de calidad de las aventuras de Simon y Trevor Belmont. Pero el juego solo había salido en Japón, y por más cameos y guiños que se realizaran en otros títulos de la compañía, la serie parecía condenada al ostracismo…

Hasta que, un día cualquiera en un Nintendo Direct cualquiera, la compañía dueña de Metal Gear decide anunciar por sorpresa un reboot de la serie, dándole un lavado de cara asombroso que imita el arte nipón y con una jugabilidad y filosofía de diseño que remite, indudablemente, a las últimas tendencias abordadas dentro del género del RPG de acción. Surge así GetsuFumaDen: Undying Moon, la nueva entrega de la mítica serie (¿Se podría llegar a considerar como serie?) que aterrizó en 2021 en PC (en forma de acceso anticipado) y ahora en Nintendo Switch, y que busca revitalizar el nombre de la franquicia en todo el mundo, al mismo tiempo que se presenta como la apuesta más arriesgada e interesante de Konami en los últimos años. Y es que es sorprendente ver como la misma compañía que, durante los últimos años, ha tirado de sus franquicias más reconocibles (como Pro Evolution Soccer, Castlevania o Metal Gear) ahora decide arriesgar y lanzar un título tan interesante y único. O, al menos, eso parece que es viéndolo desde fuera. ¿Queréis saber qué tal está el juego completo, y como se ha actualizado el juego original? ¿Os interesa saber si merece la pena esta nueva entrega, y si es divertido? Pues no esperéis más, que hay muchos yokais que cazar. ¡Nos vemos en el análisis completo, que podéis leer a continuación!

 

¡Agárrame esos Yokais!

La historia de GetsuFumaDen: Undying Moon nos pone en la piel de Getsu Fuma, líder número 27 del clan Getsu conocido especialmente por su fortaleza física y por sus dotes de liderazgo, quien con el apoyo de Getsu Renge, la líder número 21 del clan y maestra en el arte del ninjitsu, deberá adentrarse en el reino de los demonios y así acabar con los cientos de miles de yokais y onis que lo pueblan. Por supuesto, los dos guerreros no se adentrarán en esta tierra hostil armados con sus puños, si no que contarán con un enorme arsenal de armas que podrán mejorar y que sabrán manejar a la perfección. ¿El objetivo? Liberar a Japón del yugo de las criaturas espectrales. A pesar de lo interesantísima que es la premisa, el juego no tiene un gran interés en presentar una trama profunda y compleja, si no que abraza sus raíces arcade y opta por obviar la trama, poniendo como protagonista principal a la jugabilidad. Esto me parece, en cierto sentido, una oportunidad perdida, pues aunque creo que no era necesario contar con una historia convencional, extensa y detallada, sí que me habría gustado conocer más sobre el fascinante mundo que se recrea. ¿Por qué está donde está el clan Getsu? ¿Cómo funciona su mundo? ¿Qué motiva a sus personajes? Quizá estoy pidiendo demasiado a un juego tan pequeño como este, pero es que siento que esta es una oportunidad perdida. Me habría gustado conocer algo más sobre sus personajes, sobre su mundo, porque el material sobre el que podrían haber trabajado es ya de por sí interesante y muy atractivo. Pero qué le vamos a hacer, si no era el interés del estudio.

Con esto quiero decir que, si teníais en mente disfrutar de una historia interesante o, al menos, de una construcción de mundo que os atrapara, tened claro que no la encontraréis aquí. De nuevo, creo que esto no tiene por qué ser especialmente malo ni tiene por qué hundir al juego, simplemente creo que aquí había potencial. Sea como sea, y pasando a otro tema, cabe destacar que este juego nos llega traducido al castellano, todo un paso adelante con respecto a la entrega anterior (aunque esto era algo lógico y evidente). Los escasos diálogos y las descripciones de los objetos están traducidos, de una forma notable, a nuestro idioma, por lo que esta posible barrera no debería suponer problema alguno. Poco más hay que comentar en este primer apartado, centrado principalmente en todo lo relacionado con la narrativa del título, pues este demuestra tener un apego absoluto a su precuela al abrazar el aspecto más arcade del mismo y al rechazar la presentación de una trama más concreta. ¡Dicho esto, pasemos a hablar de la jugabilidad del título!

 

¿Espada, lanza, garrote…? ¡Tú decides!

Nos encontramos, a nivel jugable, ante un título que toma notas de los distintos cambios que ha sufrido recientemente el género del RPG de acción y que mira sin rodeos a lo creado en los títulos del género rogue-like, contando además con ciertos tintes que nos retrotraen al subgénero de los soulsborne. ¿Es este cóctel jugable interesante y divertido? Pues así a grosso modo sí, la verdad es que puede llegar a enganchar, pero esto no quita que tenga sus defectos y que pueda ser muy mejorable. Pero dejad que os explique primero como funciona el título: en cada partida deberemos comenzar desde nuestras tierras, donde cogeremos las dos primeras armas principales (siempre podemos llevar dos) que nos permitirán realizar sus respectivos ataques normales, ataques especiales y habilidades únicas (por ejemplo, la espada nos permite realizar un parry que, cabe destacar, está bastante roto), presentando una enorme variedad jugable. En esta zona también podremos realizar las mejoras que veamos más convenientes a cada arma principal o secundaria (siendo las de este tipo armas consumibles que, por lo general, nos permiten realizar ataques a una distancia considerable) y a nuestro propio personaje, que se mantendrán entre partida y partida. Una vez preparados, al atravesar el portal nos encontraremos ante entornos totalmente laberínticos que deberemos recorrer mientras acabamos con los enemigos, conseguimos mejores armas y encontramos el portal que nos lleve ante el jefe de la zona. Una vez derrotado este, avanzaremos ante la siguiente zona, y así hasta llegar al jefe final del título, haciendo que, para alcanzar el final del juego, debamos acabar con todos los jefes y completar todas las zonas de una sola pasada. Esto al principio puede parecer duro y casi imposible, pero esa es la magia de los roguelike: conforme más mejoras consigamos y más juguemos, más poderosos seremos y, por ende, más fácil lo tendremos para completar el título. Tampoco es que el juego sea excesivamente difícil o extenso, pues se pueden completar sus zonas en poco más de cuatro horas, pero sí que puede resultar un desafío interesante para la gran mayoría de sus jugadores.

Con todo esto en mente, es normal que surja la duda de si el juego funciona o no. Y como ya os adelantaba antes, por lo general si. La cantidad de opciones que tenemos para atacar a un enemigo hacen que cada enfrentamiento sea interesante, además de que siempre se recompensa al jugador que aprende los patrones de los enemigos, pues esta es una de las claves del juego. Pero, aunque contemos con una buena cantidad de ataques, armas y estrategias a seguir, no termina de convencerme del todo lo pausada que llega a ser su movilidad, siendo un juego de acción que opta por la lentitud y el pausado desarrollo de los ataques y las habilidades. No esperéis la rapidez de un hack ‘n’ slash, ya que aquí tenemos una acción que otorga más tiempo para pensar que para actuar. Y, bueno, aunque esto no es del todo malo no funciona tanto como podría funcionar un combate ágil y frenético, que es algo que sí que se podría acercar más a lo que nos presentaba el título original. Para que os hagáis una idea, tenemos una movilidad similar a la de los Castlevania de GBA pero aún más lenta. Eso sí, donde sí me funciona mejor el título es en sus combates contra los jefes, que llegan a ser espectáculos duros que merecen la pena enfrentar una y otra vez. Sin duda, la mejor parte del juego, al menos a nivel jugable (ya volveremos a esto en el siguiente apartado). También me ha gustado mucho el diseño de niveles, que aunque es aleatorio en cada partida, permite que siempre tengamos algo que hacer y evita que las partidas se vuelvan repetitivas o tediosas. Con una buena variedad de enemigos y objetos por descubrir, dudo que os canséis del título rápidamente. En definitiva, nos encontramos ante un título que, si bien peca de ser algo lento, ofrece una gran variedad de armas, enemigos y ataques que harán que cualquier fan de los roguelike disfrute de lo lindo. 

 

El estilo Ukiyo-e, más vivo que nunca

¿Os acordáis cuando antes os decía que las peleas contra los jefes eran lo mejor del juego, o por lo menos lo mejor a nivel jugable? Bueno, esa aclaración venía a raíz de observar el precioso estilo artístico que el título presenta, uno que entra por los ojos y que embelesa a cualquiera desde el primer minuto. Tomando como referencia el estilo Ukiyo-e, dominado en su día por grandes artistas de la talla de Hokusai, Utamaro, o Utagawa Hiroshige, el juego presenta un estilo rompedor que se ve reflejado a la perfección gracias a su genial apartado gráfico que, además, referencia en todo momento a algunas de las obras de los artistas antes citados y de otros tantos fundamentales dentro del susodicho movimiento. Los fondos son hermosos e hipnóticos, y casan de escándalo con los diseños de personajes, que aportan una visión fantástica y espectral al ya de por sí creativo imaginario japonés. Aunque no todo es perfecto, pues en la versión de Switch encontramos problemas como dientes de sierra o modelos de personajes poco detallados, pero está claro que los problemas se minimizan ante la maravillosa puesta en escena del título. Donde sí que falla algo más en lo técnico, pues los frames sí que llegan a caer en alguna ocasión, la resolución se reduce considerablemente en modo portátil y en todo momento el juego se siente exhausto, como si le costara correr en la híbrida de Nintendo.

Por último, a nivel sonoro el juego funciona bastante bien, ofreciendo un conjunto de composiciones que homenajean a la música tradicional nipona, lo que hace que sean bastante buenas y funcionen realmente bien dentro del contexto del juego… Pero que no sean tan originales o memorables como las del título original. Buenas composiciones, pero no icónicas. 

 

Conclusión: Un regreso moderno, pero imperfecto

GetsuFumaDen: Undying Moon se trata de un juego sorprendentemente pequeño que presenta una jugabilidad lenta pero adictiva, que puede atrapar a cada jugador en su ciclo interminable de destrucción de demonios. A pesar de su falta de profundidad en la narrativa y de sus problemas técnicos, no hay duda de que nos encontramos ante un juego notable, que actualiza un concepto anticuado para traerlo a algunos de los géneros más populares y aclamados de la actualidad, aprendiendo de los títulos más conocidos de estos. No es un juego especialmente duro, pero sí que hay que enfrentarlo sabiendo que la muerte nos espera tras la gran mayoría de partidas. Si os gusta el género os lo recomiendo sin lugar a dudas, y más si el folklore japonés os atrae, pero quizá os recomendaría probar antes otro título similar si no habéis jugado a ninguno. Konami, este es el camino.

Sinopsis
GetsuFumaDen: Undying Moon combina una intensa acción roguelike hack-and-slash con un fastuoso mundo de fantasía y oscuridad al más puro estilo del arte tradicional japonés. Como elegido para liderar y custodiar la tierra de los vivos, deberás empuñar el arsenal y los poderes sobrenaturales del clan Getsu mientras desciendes a lo más profundo del infierno para erradicar el origen del cataclismo.
Pros
Jugabilidad adictiva y repleta de posibilidades
Su ambientación es maravillosa...
... Pero no tanto como su estilo artístico, que es sublime
Una muy buena banda sonora
Contras
La historia es floja y está muy desaprovechada
Su movilidad es bastante más lenta de lo que habría querido
7
Recomendado
Antonio Gallardo

Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.