Allá por el año 2002, Square Enix lanzó al mercado la primera entrega de una apuesta arriesgada y curiosa a partes iguales. Bajo la dirección de Tetsuya Nomura, y mezclando universos y personajes procedentes de Disney y Square Enix, el primer Kingdom Hearts vio la luz. Después de siete entregas, contando el primer juego, al fin tenemos la esperada última entrega de la saga del “Buscador de la Oscuridad”.
La saga, desde su inicio, cosechó innumerables buenas críticas tanto de prensa, como de público consiguiendo una enorme base de fans. Kingdom Hearts no solo ha destacado a nivel argumental y jugable, sino que además tiene una de las bandas sonoras más memorables que hemos podido ver en los videojuegos. La historia de los juegos, sin embargo, ha sido fragmentada desde su inicio, con multitud de precuelas y secuelas esparcidas por todas las plataformas existentes. No ha sido hasta ahora que, con los recopilatorios 1.5, 2.5 y 2.8, hemos podido disfrutar de la franquicia al completo en un mismo dispositivo.
Por todo esto, Kingdom Hearts 3 es algo especial, algo que disfrutaréis (y comprenderéis) muchísimo más si venís con el bagaje de entregas anteriores. Pero no voy a seguir extendiéndome más, desde lo más profundo de mi corazón, dentro análisis.
Este mundo ha sido conectado. Análisis de la historia
Como ya os imaginaréis, Kingdom Hearts 3 es la culminación de una saga, no de la franquicia. El juego pone punto y final a la trama que gira en torno a Xehanort, el Buscador de la Oscuridad y antagonista principal de la saga. Xehanort ha estado fraguando sus planes durante años, siempre mirando al futuro y tras tanto tiempo, al fin es el momento de la batalla final.
Como bien hemos mencionado Kingdom Hearts 3 es el octavo juego de la saga. Multitud de tramas se han abierto hasta ahora, siempre girando en torno a las ambiciones del tenebroso Maestro de la Llave Espada. La historia creada por Tetsuya Nomura no solo es famosa por los sentimientos que despierta, sino por su enrevesada narrativa. Por ello es especialmente importante haber jugado a todas las entregas, cuya historia se cerrará en este último juego.
Tres medios vasos
La estructura de Kingdom Hearts siempre ha sido la misma; una vez presentado el inicio de la trama de cada juego, nuestros protagonistas emprendían un viaje, que los llevaría a lo largo y ancho de multitud de mundos. En cada mundo podíamos vivir una historia más corta, siempre complementando la historia principal de cada entrega. En su mayoría, estos mundos eran parte del universo de Disney, por lo que teníamos la posibilidad de vivir historias que ya estaban fuertemente arraigadas en nuestros corazones. Pero no todo son mundos ya conocidos, pues siempre ha habido algunos de cosecha propia de la saga, en los que podíamos ver a personajes como Cloud, Squall o Neku Sakuraba entre muchísimos otros.
Kingdom Hearts 3 tiene esta misma estructura, pero algo diferente. Esta vez nuestros héroes son conscientes del momento que les ha tocado vivir, la última batalla se acerca, y tienen que prepararse. Es así como Sora, Donald y Goofy partirán en busca de su verdadero poder, y buscarán para ello nuevos amigos y viejos conocidos.
El lugar al que vuelven todos los corazones
Pero no solo Sora y sus dos inseparables camaradas se prepararán para la batalla, Riku y Mickey partirán en busca de los Guardianes de la Luz perdidos, mientras que Kairi y Axel se entrenarán como portadores.
Todo el preludio hasta la gran batalla está bien llevado, las tramas no dejan de abrirse más y más (sí, más todavía) y ambos bandos chocarán inevitablemente en su camino de preparación. Sin embargo, lo que podría parecer que debiera llevar la mitad del juego, ocupa demasiado tiempo. Nos pasamos las horas preparándonos para la batalla, y esta misma sucede de una manera demasiado repentina.
Las últimas horas del juego suceden de forma abrupta y atropellada, restando importancia a los esfuerzos titánicos que han realizado nuestros protagonistas para llegar ahí. Esto, además, hace que algunos personajes se desarrollen poco o nada, dejando una sensación agridulce.
No obstante, a pesar del aparente laberinto en el que Nomura se había metido. A pesar de viajes en el tiempo, réplicas, incorpóreos, sincorazón y nescientes… a pesar de todo eso, la historia consigue cerrarse y además, de una forma mágica. Kingdom Hearts 3, sobre todo su tramo final, es una montaña rusa de emociones. La alegría, la tristeza, la pena o la euforia, he podido vivir todas esas sensaciones en un juego que precisamente buscaba eso.
El Buscador de la Oscuridad
Aparte queda si en esta maraña de lore y subtramas Nomura se ha perdido un poco a sí mismo. Eso debe juzgarlo cada uno. En mi opinión, el juego habría sido mejor con un poquito más de desarrollo. Me habría gustado más un desarrollo personal de Kairi, por ejemplo, que vuelve a ser un personaje completamente olvidado. Me habría gustado más un poco más de cocción al tramo final de la historia de Riku y Mickey, cuya misión era sumamente importante.
No obstante, y a pesar del increíble esfuerzo por hilarlo todo, creo que han quedado algunas preguntas menores sin resolver, y algunas otras cuya explicación ha sido demasiado pobre.
El cierre de la saga de Xehanort ha sido lo que esperaba, ni más ni menos. He disfrutado de esta última entrega como una de las que más y me parece el broche final perfecto para esta increíble historia. Al final, algo que consigue esta saga es que el jugador desarrolle vínculos con los personajes. Son esos vínculos los que hacen que esta historia brille, no el desarrollo en si mismo. Es por esto que este final, tan esperado, golpea tan fuerte en los corazones de los fans.
Todos los mundos comparten un mismo cielo. Análisis de la jugabilidad.
El planteamiento jugable principal de Kingdom Hearts 3 es el mismo que el de anteriores anteriores entregas pero, como ya comentamos, con algunas diferencias. La primera y más simple radica en la cantidad de mundos presentes en el juego, mucho menor que en otras entregas. Sin embargo, esta vez, cada uno de estos escenarios es mucho más largo que en entregas anteriores, formando experiencias más creíbles, detalladas y bien configuradas.
Y hablando de los mundos. Cada uno de ellos está recreado de una manera tan fiel, que es imposible llegar a preguntarse si lucen incluso mejor que en las películas de las que están sacados. En algunos de ellos, la narrativa se sitúa en paralelo al desarrollo de alguna de las películas (o de la película si solo hay una), mientras que en otros los hechos sucederán al terminar la trama de las mismas. De una manera o de otra, las experiencias están perfectamente hiladas y recreadas, siempre entrelazando la trama del propio juego con la de dichos “universos”.
Hasta el infinito y más allá
Lo mejor de los mundos es que van sumando nuevas mecánicas. En Toy Box, por ejemplo, podremos controlar robots gigantes (o bueno, gigantes en comparación a nosotros) y en El Caribe digamos… que hace honor a la cinta a la que hace referencia. No voy a decir nada para que podáis llevaros las manos a la cabeza como yo lo hice al llegar allí.
Las experiencias y desarrollos de cada nuevo lugar visitado son tan diferentes, que nos es imposible cansarnos de jugar. Cada mundo se siente de una manera totalmente fresca y nueva, y eso es muy de agradecer. Hay un par de ellos que están especialmente inspirados. Y la variedad no es todo. Los escenarios han sido desarrollados de una manera completamente diferente a los juegos anteriores. Ya no se sienten como un pasillo que comunica distintas áreas, sino que cada mundo recrea un ecosistema diferente, dando lugar a ambientes bastos y abiertos y a otros más laberínticos y cerrados. El tamaño no es lo único que ha aumentado en esta entrega, sino también la inspiración.
También se ha decidido jugar con la verticalidad, dando a Sora la posibilidad de correr por superficies verticales solo avanzando en su dirección. Esto, unido a la magnitud de los lugares que visitamos hacen de la exploración algo muy intenso y variado.
Cree en la magia
Y por si esto fuera poco, en cada uno de los mundos habrá momentos en los que se nos introduzca a uno o varios minijuegos propios de cada región. Hay multitud de ellos, muchos son increíblemente divertidos, desafiantes y adictivos, mientras que otros son tan frustrantes, aleatorios y toscos que nos invitan a arrojar el mando lejos. Sin embargo, en Square han sabido discernir unos de otros, o eso parece, pues los minijuegos a los que nos enfrentamos de manera natural, a lo largo de la historia, suelen ser siempre los divertidos. A estos, hay que añadirles algunos que permanecen ocultos en los mapas, quizás custodiados por algún ser extraño… con forma de flan.
Mención aparte merece el apartado de Reino Clásico, pequeños minijuegos cortos que podremos desbloquear al encontrarlos en cofres y que podremos jugar desde el Gumifono. A su vez, hay un mundo especialmente enfocado a los minijuegos, pero que esta vez está tratado de forma tan banal, y cuyos desafíos son tan faltos de carisma e imaginación que me niego siquiera a hablar de él. Esta ha sido quizás mi mayor decepción en cuanto al juego, y creo que cualquiera que llegue a esa parte sabrá a lo que me refiero.
El vacío entre mundos
Esto nos lleva al siguiente punto a tratar en la jugabilidad; la forma en que se conectan estos mundos. Una vez más, tenemos a nuestra disposición la nave gumi… y esta vez también ha sufrido una vuelta de tuerca. Los minijuegos de la nave gumi no han sido precisamente aclamados por la comunidad en ninguna de sus entregas. Personalmente prefiero la manera directa en que conectamos entre mundos en Birth By Sleep. Pero esta vez, han sabido hacer algo más con la nave gumi. Los viajes entre mundos no son una fase única a solventar.
Esta vez, al embarcarnos en nuestra nave (previo editor si así lo deseamos), accederemos a un espacio abierto del cosmos, donde nos enfrentaremos a diversas amenazas. Es en este espacio, y de manera totalmente libre, donde podremos navegar de un destino a otro. Hay que destacar que, una vez que visitamos un lugar, podemos ahorrarnos el viaje para volver a este, pudiendo teletransportarnos directamente a un punto del mundo.
¿Ha mejorado esto la nave gumi? Indudablemente, pero no hasta el punto de hacerla del todo divertida en comparación al resto de la aventura. Sin embargo, el espacio entre mundos alberga multitud de secretos, objetos y extras, por lo que tendremos que explorarlo si queremos sacarle todo el partido al juego.
La batalla final
Llegamos, sin duda, al apartado donde Kingdom Hearts 3 muestra una de sus mejores bazas; el combate.
Estamos ante una mezcla de todo lo que hemos podido ver en anteriores entregas: comandos de reacción, combate fluido, movimiento acrobático… Todo ello con un lavado de cara increíble, que hace del combate de Kingdom Hearts 3 una de las experiencias más divertidas que hemos podido ver en un videojuego desde hace tiempo. A medida que avancemos ganaremos PH, que podremos invertir en desbloquear nuevas habilidades, y personalizar nuestro estilo de lucha.
Sin embargo, no todo son viejos conocidos, pues esta entrega tiene dos cosas muy importantes que añadir al combate.
La llave que abre todos los corazones
La primera son las transformaciones de las Llaves Espada. Funcionan de manera idéntica a los sistemas de comandos de Birth By Sleep, pero a diferencia de este juego, donde variaban en función de las habilidades que usabas, en Kingdom Hearts 3 cambian completamente la manera de jugar según el arma que uses. Habéis leído bien, según la Llave Espada que usemos, y tras cargar una barra de acciones, podremos desatar el poder propio de dicha Llave Espada, cambiando por completo nuestras animaciones, ataques y magias. Además, cada una de estas transformaciones tendrá como colofón un ataque devastador y muy espectacular que hará una gran cantidad de daño a nuestros enemigos. Las transformaciones son muy variadas, pudiendo llevar unas garras, un bastón, un escudo, una lanza… un sinfín de posibilidades.
El segundo añadido son las atracciones (que por cierto, son un vacío en el lore bastante importante). Dependiendo de la situación, y al golpear a un enemigo en concreto, tendremos la oportunidad de invocar una atracción. Cada uno de estos momentos es increíblemente espectacular, lleno de luces, colores y movimiento vertiginoso. Las atracciones le dan una vuelta de tuerca más al combate, añadiendo nuevas formas de acabar con los sincorazón. No obstante, estas atracciones tienen un pero, y es que son tan comunes y tan devastadoras que su presencia misma hace que nuestros enemigos queden reducidos a la nada, generando demasiadas ventajas.
La Llave Espada más poderosa de todas
Y hablando de generar ventajas. Hay una parte muy importante del combate que hay que comentar y es que, en dificultad normal es un auténtico paseo. De hecho, en algunos momentos, llegas a prescindir del uso de atracciones o magias, solo para saborear un poco el combate. He podido jugar al juego en dificultad normal y en experto y, aunque en ninguna de las dos dificultades me ha parecido un reto considerable, hay que decir que en normal quizás sea demasiado fácil.
Además, el sistema de fijación se empeña en darnos algunos problemas, pues en algunas ocasiones nos encontraremos con nuestro punto fijado en un matorral o farola… a pesar de estar rodeados de enemigos. Aquí también encontramos un cambio, pues se ha aumentado en gran manera la cantidad de enemigos a los que nos enfrentamos a la vez. Esto a su vez genera un nuevo problema, y es que, entre tantos enemigos, nos será difícil acertar a fijar uno en concreto, teniendo que optar por atacarle de manera directa sin fijar objetivo.
Si sois asiduos a la saga, sin duda jugad en modo experto, el reto extra que plantea será algo que sin duda agradeceréis. Si, por el contrario, solo queréis vivir la aventura de una manera relajada y sin ningún tipo de estrés, sin duda la dificultad normal es la vuestra, no os molestéis en jugar en fácil.
Para concluir, quiero aclarar que la duración del título es la esperable, quizás incluso un poco corto. En mi caso he completado la aventura en 30 horas, y me he dado tiempo para probar algunas cosas secundarias y para buscar cofres y secretos.
Un cielo, un destino. Análisis del apartado artístico
Aquí distinguiremos, como siempre dos partes, hablando del apartado sonoro y del apartado gráfico.
En cuanto al apartado gráfico, está a la vista de todos que el juego es una auténtica preciosidad. Los mundos Disney rezuman magia. Y no es solo un apunte general, pues cada uno de los escenarios está increíblemente detallado. La cantidad de plantas, árboles y partículas que inundan los mapeados es auténticamente abrumadora, llegando a un nivel de detalle tal que llega a dificultar en gran manera la obtención de los objetos y coleccionables.
Wow, no sé qué ha sido eso pero wow
La iluminación y texturas no se queda atrás, haciendo que contemplar algunas escenas sea algo totalmente impresionante. Lo más impresionante es que casi la totalidad del juego está recreado con el motor propio, utilizando las escenas cinemáticas en muy contadas ocasiones. Y en cuanto a estas escenas, su calidad es tal, que hacen de menos a algunas de las películas en las que se basan. De verdad. Ningún conjunto de palabras puede hacer justicia a como se ven los mundos de El Caribe o Reino Corona, solo por poner un ejemplo. El detalle, los colores, las partículas… todo está a otro nivel.
Mención aparte merecen los diseños de personajes, como Jack Sparrow, Elsa o Flynn, que parecen recién sacados de cualquier película. Además, los combates son un continuo espectáculo audiovisual formado por las magias, las atracciones o las transformaciones, dando lugar a auténticas fiestas de color, luces y sonidos.
En cuanto a rendimiento, el gameplay corre de forma estable de manera casi continua, bajando los fps en muy muy pocas ocasiones. Donde si se llega a notar más es en las escenas in-game, donde se pueden apreciar ciertos bajones. Esto sucede de manera tan puntual que en ningún momento resulta algo realmente molesto para el jugador, pero dichos bajones existen. En nuestro caso lo hemos jugado en una PlayStation 4 normal, por lo que su rendimiento en PS4 Pro y Xbox One X debe correr de manera sólida.
Gracias por existir Maestra Yoko
Y que comentar de la banda sonora, si hay un apartado que merece un 10 es el de banda sonora. Una vez más, Yoko Shimomura pone a disposición del espectador un apartado sonoro de otro nivel, haciendo que cualquier momento sea capaz de dejar huella en un corazón. No somos conscientes de lo afortunados que somos por contar con un genio como la compositora japonesa.
https://www.youtube.com/watch?v=r1o-Ew1fhH8
El doblaje además, es un doblaje de calidad, con multitud de actores y actrices conocidos. Lamentablemente, no podremos volver a oír la voz de Leonard Nimoy, y siempre le echaremos de menos como el Maestro Xehanort. Llama la atención, sin embargo, y de una manera sangrante, la falta de doblaje de algunos de los personajes secundarios más carismáticos. La “no inclusión” de un doblaje para dichas personalidades da lugar a situaciones tan grotescas como ver que Phil se limita a gesticular y sonreír en las escenas en las que aparece. Esto sucede solo con un par de secundarios a lo largo del desarrollo, pero no deja de notarse.
También llega a chocar la ausencia de algunas bandas sonoras originales, como la de Piratas del Caribe, suponemos que por tema de licencias, aunque su ausencia está bien paliada con temas propios para dichos momentos. No podían faltar, sin embargo, temas como los de Toy Story o Frozen, dando lugar a momentos aún más mágicos.
Pero si es tu destino, cada paso adelante siempre será un paso más cerca de tu hogar. Conclusión
Kingdom Hearts 3 es la culminación de una saga que lleva muchísimos años en movimiento. Esta última entrega consigue hilar de manera milagrosa y casi perfecta todas las tramas que se habían abierto hasta el momento. De esta manera termina la saga del Buscador de la Oscuridad. Así termina la historia de Xehanort. Han sido tantas emociones, y tantos sentimientos que me gustaría decir que no creo que este análisis pueda hacer justicia. Kingdom Hearts 3 es algo más que la suma de sus partes.
Un apartado artístico maravilloso, con una de las mejores bandas sonoras de los videojuegos de la actualidad, junto a un arte y gráficos que no podían ser más preciosos hacen de este viaje algo digno de ver.
Pero ahí no acaban todas las bondades de este juego. Un combate divertidísimo y espectacular, aunque falto de desafío, hacen de esta entrega una de las mejores de la saga en este aspecto. Unos mundos mucho más vivos que nunca, y unas historias Disney mejor contadas hacen que la experiencia nos lleve de nuevo a nuestra infancia, donde todos quisimos ser piratas, héroes, magos…
Kingdom Hearts 3 consigue justo lo que creemos que se propone; llegar al corazón de su público. Y esto, amigos míos, nunca puede ser malo.
“May your heart be your guiding key”