Volver a casa
Nuestro protagonista es un pequeño gato que, al tener un pequeño encuentro con un cuervo, se cae de la ventana de su casa y se queda sin forma de volver, porque es pequeño y no puede escalar hasta la ventana. Perdido y sin saber que hacer, empieza a dar vueltas por la ciudad y conoce al mismo cuervo al que intentó cazar hacía un momento. El cuervo le intenta ayudar, le dice que hay animales que necesitan ayuda y que puede conseguir peces para coger energías y poder trepar de vuelta a su casa.
Y dicho y hecho, el pequeño gato tendrá que conocer a los animales de la ciudad y ayudarles para poder conseguir los peces, engañar a los confiados humanos, incluso robar si le es necesario, pero nada de lo que su monería no le pueda sacar.
La verdad es que la historia no es mucho más, no vamos a encontrar tramas profundas ni problemas que no se puedan arreglar, es un juego hecho para relajarnos y conocer que peticiones pueden tener en el reino animal que los humanos no vemos. En general es muy disfrutable, a pesar de no tener una trama directa y que no sea enrevesada, es lo que hace falta de vez en cuando, algo más desenfadado y lleno de monerías que llame la atención más por su diseño y jugabilidad que su historia.
Haciendo mandados
Nuestra principal misión desde el principio siempre será volver a casa, pero para ello, en Little Kitty, Big City tendremos que encontrar una serie de peces que mejoren nuestra habilidad de escalar. Hay cuatro, tampoco son muchos, pero no es hasta que encontramos a papá pato que recibimos un mapa que nos ayuda a saber donde están. Y aquí el juego lo hace bien porque te da dos opciones: ¿quieres ir directamente a por los peces y volver a casa? ¿O prefieres investigar y ayudar a los animales de la ciudad? Pues depende de lo que te apetezca por supuesto, todo es aceptable.
Yo, que opté por la segunda forma de juego, os digo que su jugabilidad merece la pena y conocer a los distintos animales también. Lo más importante es que, cuando hablemos con ellos, las misiones que nos den los animales se sumarán a una lista que podremos revisar cuando queremos, sobre todo para saber que nos queda por hacer. Cada pez que comemos, nos da un poquito más de energía para escalar, por lo que hasta que no tengamos un número de peces, no tendremos acceso a ciertos puntos de la ciudad y sus misiones, por lo que, si os atascáis es tan sencillo como ir a por peces y ver si así llegáis más lejos.
También es importante encontrar los huecos en los muros y verjas que nos permitirán pasar y acceder a zonas por las que no podemos ni saltar ni escalar. Hay que estar muy atentos a caminos en las alturas que podamos ir cruzando y una serie general de cosas que nos van a hacer mucho más atentos a los alrededores.
Durante el juego podemos encontrar unos cachivaches brillantes que serán la moneda de cambio con los cuervos. Podemos darles esas monedas a los cuervos para conseguir diferentes sombreros para nuestro gatito, teniendo un montón disponibles. Los cuervos se pondrán encima de las máquinas de gachapones y nos darán bolitas al azar a cambio de cinco o diez monedas hasta que coleccionemos todas. También podremos conseguir sombreros si los encontramos en sitios escondidos del mapa.
Por supuesto también se nos permitirán hacer acciones clásicas de un gato, como molestar a los humanos, robarles el pan, tirar macetas de sitios altos, rebuscar en las papeleras, etc. Lo que hará que se sumerjas en tu vida gatuna desde el primer minuto sin perder tiempo.
Más pronto que tarde nos enseñarán también a “cazar” pajaritos, lo pongo entre comillas porque la gracia es atraparlos para luego soltarlos y que nos den a cambio una pluma, esas plumas las podremos utilizar más adelante para dárselas a un mapache científico que nos dejará viajar por el espacio-tiempo entre alcantarillas para llegar más rápido a diferentes sitios de la ciudad, pero tendremos que pagarle una pluma por cada alcantarilla que activemos.
A parte de las misiones principales que nos dan los animalitos, contaremos con una especie de logros que serían algo así como mini misiones que nos engancharán si somos complecionistas: desde destrozar un número de macetas, capturar x pájaros, molestar a los humanos, etc, todo por la diversión del gatito en la ciudad.
Diseño adorable
Uno de los puntos fuertes de Little Kitty, Big City es su diseño desenfadado al estilo de dibujos animados. Menos los humanos, que tienen formas bastante simples y no tienen ni cara, cosa que tiene sentido teniendo en cuenta que lo vemos todo desde la perspectiva de un pequeño gato, el resto de animales son extremadamente adorables, desde el propio protagonista pasando por los cuervos, perros, patitos, etc, todos están creados con mucho mimo y la verdad es que son muy bonitos.
En cuanto a los escenarios, no son nada del otro mundo, pero si que me gusta como interactúa con el movimiento del propio gato, objetos que se caen, deja huellas en el cemento o en la pintura, si hay agua o un calabacín, se asusta el gato, en fin, que está bien pensado en general en cuando a diseño e interacción.
La música de fondo del juego será un elemento más que nos ayudará a relajarnos y pasar un buen rato en la ciudad, consiguiendo también que se le de más importancia a los efectos de sonido, que son unos cuantos y hacen que vivas el caos de la ciudad, los animales y lo que provoca el pequeño gatito que vamos manejando por las callejuelas.
Conclusión
Little Kitty, Big City es un juego de simulación/aventura estilo cozy en el que nos meteremos en el papel de un travieso gatito que tiene que volver a casa, pero antes también puede crear el caos en el ciudad. Perfecto para jugadores que quieran relajarse y pasar un buen rato en un entorno desenfadado y lleno de animalitos adorables a los que ayudar.
Yukop_
He visto más animes de los que puedo recordar. Con un mando entre las manos desde que tengo uso de consciencia. Maestra y futura especialista en Asia Oriental. Tengo demasiados hobbies para el poco tiempo que tengo.