La maldición del Hotel Sker
Maid of Sker nos pone en los zapatos de Thomas Evans, un tipo que ni corto ni perezoso se sube a un tren para encontrar y salvar a su pareja, Elisabeth Williams, que parece haber sido confinada en el hotel familiar por su padre, que por cierto, no parece aprobar la relación entre los jóvenes. El caso, es que desea utilizar a la muchacha para que cante una canción maldita que atraiga a más incautos al edificio con aviesas intenciones, una praxis familiar bastante cuestionable. Por supuesto y como cabría de esperar, Evan se topará con varios impedimentos que complicarán su objetivo, impedimentos en forma de señores enormes con sacos en la cabeza, de escasa o nula capacidad visual, habituados a golpear cual púgiles o borrachos galeses en una pelea de pub. Tristemente, amigos míos, esto no es Marina D’Or…
La narrativa no solamente se desarrolla mediante las diferentes estancias del hotel y los elementos que hay en estos, sino que además, se recurre a la vieja y confiable mecánica de dejar diversos documentos repartidos por el escenario que van arrojando algo de luz al oscuro pasado y presente de la familia de nuestra señora y todo lo acontecido en el hotel. Otra forma de aportar más a la historia es mediante el uso de grabaciones vía fonógrafos, y es que, además, estos artilugios son necesarios para guardar la partida, por lo que cuando os topéis con alguno en una de estas save room, no dudéis en reproducirlo.
¡No respires!
En cuanto a la jugabilidad, el juego de Wales Interactive apuesta por el sigilo en detrimento de otras opciones como el hide and seek o las armas. Los enemigos son en su mayoría ciegos, por lo que la única forma que tienen de dar con nosotros es mediante su sentido auditivo. En este aspecto, andar despacio o agachado siempre contribuye a evitar que un tipo como un armario con un saco en la cabeza haga buena cuenta de tu estómago a puñetazos. No obstante, la mecánica principal para evitar ser descubierto es taparse la boca y la nariz para que la respiración no nos delate, pero obviamente, hay una duración máxima para ello hasta que nuestro protagonista tenga que destaparse la boca para volver a tomar una gran bocanada de aire. Si lo mantenemos durante demasiado tiempo, al intentar reutilizarlo a los pocos segundos, la capacidad habrá mermado y será imposible mantenerlo durante más de unos pocos segundos. De nosotros depende racionalizar bien esta mecánica.
Es importante tener en cuenta que en ocasiones, Thomas empezará a toser cual fumador crónico al pasar por determinadas situaciones. Por ejemplo, al estar cerca de una hoguera o de una zona llena de polvo, todo lo que conlleva que haya una serie de partículas en el ambiente. Como ya habréis adivinado, esto no contribuye de forma beneficiosa a nuestros intentos por mantener el sigilo. Igualmente, algunas veces los enemigos lanzan unos efluvios de color morado al ambiente con la intención de escucharnos.
Con el tiempo, daremos con un hermoso objeto dorado, un modulador fónico que hará las delicias del jugador. Esta será nuestra única defensa útil una vez que hayamos sido descubiertos (aunque también puede usarse de forma preventiva si vemos que la cosa está complicada), puesto que genera un sonido que aturde durante un breve periodo de tiempo a todos los enemigos que alcanza, haciendo que echar a correr sea mucho más seguro, permitiéndos así huir hacia nuestro objetivo o escondernos si es menester. Para ello, hay que gastar un cartucho, por lo que hay que usarlos con cabeza al igual que si fueran balas de una pistola o pilas de una linterna, puesto que las reservas son limitadas.
Además de escabullirnos sigilosamente de estos agresivos señores para poder avanzar, habrá que resolver algunos rompecabezas puntuales que nos obligarán a rebuscar en cada sala y a hacernos con diversas llaves para acceder a localizaciones que, en un primer momento, son completamente inaccesibles al jugador. Por otro lado, para los amantes de completar los títulos en su totalidad, sabed que hay diversos coleccionables en formas de muñecas musicales repartirás por todo el juego.
Una representación terrorífica
El título, ambientado en el Gales de finales del siglo XIX, hace una fantástica labor de recreación de la época. Desde el tren inicial hasta los carromatos, hasta las miles de elementos dispersos que pueblan el macabro hotel Sker. Asimismo, se agradece la variedad de escenarios de los que consta, que no se detienen únicamente en las habitaciones del edificio, sino que se expanden para mostrar jardines, cementerios, capillas y otras tantas cosas. El trabajo de iluminación y partículas, está igualmente logrado, lo que se agradece teniendo en cuenta la necesidad de moverse con sigilo y evitar toser lo máximo posible.
La banda sonora, que consta de unos 14 temas musicales instrumentales en su gran mayoría, aunque algunos cuentan con una magnífica interpretación vocal, logran sobradamente contribuir a crear una atmósfera opresiva y de desconfianza constante en el jugador, que ayudan a mantener una atmósfera de tensión constante. Destaca por encima de todas la soberbia reinvención de la canción popular galesa Y Ferch o’r Sger (la doncella de Sker), la cual podría escuchar una y otra vez sin ningún problema, como un canto de sirena que consigue hipnotizarte poco a poco.
Conclusión
Maid of Sker es por méritos propios la mejor obra de terror del estudio gales, posicionándose como una interesante y terrorífica experiencia del Gales de finales del siglo XIX. En vista del año tan flojo que llevamos en el género, posiblemente esta sea vuestra mejor opción hasta el lanzamiento de otras obras como Remothered: Broken Porcelain o The Dark Pictures: Little Hope.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.