[Análisis] Metal Max Xeno: Reborn

[Análisis] Metal Max Xeno: Reborn

Fecha de Lanzamiento
10/06/2022
DISTRIBUIDORA
PQube
PLATAFORMAS
PlayStation 4, Nintendo Switch y PC
VERSIÓN ANALIZADA
Nintendo Switch
Japón, cuna del videojuego para muchos gracias a la labor de compañías de gran calado como Nintendo, Square, Enix, Bandai, Capcom, entre otras. Empresas sobradamente conocidas que, cuando este hobby comenzaba a dar sus primeros pasos, se lanzaran a la aventura creando iconos míticos que han moldeado a generaciones y generaciones de jugones y, a día de hoy, siguen haciéndolo. Super Mario, Donkey Kong, Final Fantasy, Dragon Quest, Tekken o Street Fighter, son solo algunos de los títulos de franquicias escritas en letras de oro en la hemeroteca del videojuego, que, a modo de entidades sempiternas, cruzaron todas las fronteras mundiales para ganarse el corazón de amplias comunidades. Sí, independientemente de que tus géneros o compañías favoritas estén más enfocadas en la actualidad a producciones de corte occidental, sería absurdo despreciar el titánico esfuerzo de tantos y tantos desarrolladores nipones que han hecho del videojuego lo que es hoy día.

Hoy, os vengo a hablar de una de las muchas franquicias que han decidido que, su único suelo fértil, iba a ser el del País del Sol Naciente, pues si bien se ha dejado ver de forma muy tímida por Occidente, la realidad es que han sido muy pocos los títulos de la franquicia que han sido localizados. Metal Max Xeno: Reborn, el videojuego protagonista de este texto, forma parte de la serie de videojuegos de rol Metal Max, creada inicialmente por Hiroshi Miyaoka y su estudio Crea-Tech en 1991. Actualmente, la serie se compone de más de 15 títulos entre juegos de la serie principal y spin-off, siendo este último una revisión del Metal Max Xeno lanzado para PlayStation 4 y PlayStation Vita el 19 de abril de 2018 por Kadokawa Games. Es el sexto título de la serie principal original de Metal Max. Sin ánimo de extenderme mucho más con la presentación, ¿qué os parece si entramos en materia?

 

Destrucción hasta donde alcanza la vista

Desde el comienzo y, ante las muchas dudas que se le presentan al jugador, Metal Max Xeno: Reborn te pone a los controles de un joven, el protagonista al que habrá que bautizar, aunque canónicamente su nombre sea Talis (se puede mantener así). Así, en estos primeros compases de juego dando vueltas por un túnel destruido, aprendemos a utilizar las armas, defendernos, e incluso utilizar un tanque convenientemente abandonado. Después de derrotar varias hormigas y un robot grandote, salimos del túnel y acabamos en un vasto desierto con un llamativo edificio central en las cercanías y, una vez aceptados tras derrotar a un puñado de enemigos, ingresamos en la Iron Base, una especie de último bastión en el que unos pocos integrantes resisten como buenamente pueden al hostil paraje de Distokio, nombre que recibe la ubicación desértica que antaño fue la Bahía de Tokio.

Aunque era fácil de intuir, en la Iron Base se nos brinda más información sobre la situación: La Gran Aniquilación, los “SoNs”, la supercomputadora NOA, etc. Igualmente, vamos conociendo a los primeros seres humanos: Yokky, D’Annunzio, Jingoro y la androide Po-M. A nosotros, se nos encomienda la tarea de hacer buen uso de nuestro recién “adquirido” tanque y salir a aniquilar a todas las formas de vida hostiles que salgan a nuestro paso, haciendo así gala del título de cazador de monstruos que nos imponen desde la Iron Base. Por supuesto, esta no será nuestro única misión, ya que hay que comprobar si quedan seres humanos vivos ahí fuera que puedan necesitar nuestra ayuda y, ya que estamos, ¿por qué no buscar una solución a ese pequeño problema llamado reloj de extinción que está omnipresente en la pantalla y cuenta mediante un porcentaje el tiempo de vida que le queda a la humanidad?

Si bien la trama de Metal Max Xeno: Reborn está lejos de ser original, pues la destrucción sistemática de la humanidad y los futuros postapocalípticos son el pan nuestro de cada día en los títulos de rol japonés, soy de los que siempre encuentra satisfacción en indagar, investigar en qué ha llevado a esta situación, en intentar empaparme de todos los vestigios que quedan, de las charlas con personajes que tienen información para mi. ¿Quién no tiene interés en saber más sobre todo lo que rodea a este tipo de acontecimientos que llevan a la humanidad a estar entre la espada y la pared? El caso, es que pese a todo, aconsejaría tener los niveles de emoción bajo mínimos, pues la historia se vuelve ciertamente predecible. Otro punto de interés, es el añadido de personajes secundarios que van ayudando a nuestro protagonista en su periplo, todos ellos con personalidades distintas y bien marcadas pero, en los que tristemente, tampoco se profundiza lo suficiente para intentar hacer de estos algo memorable, una especie de salsa boloñesa que acompañe a este tibio plato de macarrones.

 

Explora, combate y vuelve a la Iron Base

La jugabilidad de Metal Max Xeno: Reborn es un poco sota, caballo y gallo, como podría ser en un Monster Hunter. Sales de la Iron Base, el edificio que hace las veces de HUB, te adentras por zonas ya exploradas e intentas avanzar hasta donde te sea humanamente posible antes de toparte con un escollo en forma de enemigo especial que te haga un destrozo en los vehículos, personajes y armamento, y, si decides retroceder a tiempo, vuelves vía viaje rápido a la Iron Base o vuelves después de ser brutalmente derrotado en combate. Una vez que esto suceda, vuelves a repetir lo mismo una y otra vez, mientras intentas desembarazarte de algunas búsquedas secundarias y consigues algo de dinero y equipamiento con afán de mejorar tus opciones de supervivencia para la próxima vez, bien cambiando armamento del tanque, mejorándolo, creándolo o, incluso, cambiando el equipamiento de tus personajes.

Generalmente, el grueso principal de la exploración lo haréis montados en vuestro tanque u otro vehículo que hayáis conseguido con el avance natural de la partida. En este aspecto, el vehículo de exploración asociado a Yokky funciona bastante bien, pues es mucho más ligero y ágil que el tanque de Talis, aunque se defiende bastante peor a la hora de combatir. En ocasiones, habrá que bajarse del vehículo y explorar a pie, ya que un puñado de escombros indestructibles y alguna que otra pared invisible, harán imposibles el avance de otra forma. Cuando esto suceda, los personajes continuarán a pie y únicamente podrán defenderse con sus propias armas (armas de fuego y/o armas blancas). En determinadas zonas, como las líneas de metro, únicamente será posible desplazarse a pie, por lo que es importante llevar al día tanto a los personajes como a los vehículos, ya que descuidar esto puede salirnos caro. Explorar es una parte vital de la experiencia, aunque algo tediosa y aburrida si uno tiene en cuenta que va a pasar horas y horas viendo el mismo desierto.

En cuanto a los combates, el segundo pilar del juego, es un híbrido entre combates en tiempo real y por turnos, ya que si bien se nos da autonomía para bajar del vehículo y movernos por la zona con libertad para huir, hay una rueda que hace las partes del “combate por turnos”, ya que cada personaje/vehículo atacará cuando se rellena dicha rueda. Combatir en el tanque es mejor en cuanto a resistencia y potencia de fuego, aunque tras encadenar unos cuantos golpes y ver bajar la vida del vehículo a 0, el armamento irá destruyéndose progresivamente tras cada golpe, por lo que si el combate se alarga más de la cuenta, el tanque quedará inutilizable completamente, por lo que tocará bajarse del mismo para combatir. Huelga decir que los personajes tienen una tolerancia mucho menor a recibir balazos o disparos con láser, por lo que perder los vehículos durante un combate no augura un final feliz. Además de atacar con las diferentes armas, es posible utilizar objetos y defenderse, pero si ves que las cosas se complican en exceso, no dudes en huir.

Hablando del combate, toca pasar a hablar sobre algo negativo íntimamente relacionado con esto, la absurda curva de dificultad de la que hace gala Metal Max Xeno: Reborn, algo de lo que adolece desde las primeras horas de juego. Sí, de acuerdo, acabar con algún que otro enemigo suelto de los normalitos es sencillo, pero hay otros que te complicarán la vida, me refiero a los enemigos especiales, unos seres que llevan una recompensa asociada por su caza y que, claro está, gozan de una salud y un ataque mucho mayor. Uno de los problemas del juego es que desconoces el “nivel” o la “salud” de los enemigos, por lo que lanzarte contra estos seres es siempre una lotería. Si bien el juego recomienda no enfrentarlos la primera vez que los ves, en principio nada te impediría volver cuando hayas subido 10 o 12 niveles para intentar abatirlos, ¿no? Pues no, siguen siendo absurdamente resistentes y fuertes, no tardan demasiado en dar buena cuenta de tu grupo (ya ni te cuento si vas únicamente con Talis y su tanque). De hecho, es mucho más prudente y recomendable intentar hacerles el lío y disparar para, acto seguido esconderte. Te asomas, disparas, se inicia el combate y reculas saliendo de su rango de visión para, acto seguido, volver a poner esto en práctica. No es la forma más elegante de liquidarlos, claro, amén de que no vas a poder seguir esta estrategia con todos ellos por temas relacionados con el terreno, pero es que incluso con nivel 20 o 25, hay problemas serios para derrotar a los primeros enemigos especiales.

Volviendo sobre el tema de la dificultad y los enemigos, los especiales son sin duda la piedra más gorda del zapato, pero no la única. Metal Max Xeno: Reborn tienda a tener la fea costumbre de aglutinar a una cantidad excesiva de enemigos, por lo que, mientras exploras tranquilamente, puedes acabar metido en un combate contra 10 o 12 enemigos a la vez, lo que deja una probabilidades de supervivencia bastante escasas. Hay una zona especialmente sangrante, después de acabar con un enemigo araña mecánica especial, en el que no puedes dar un paso sin que te apunten una media de 8-10 láseres rojos de enemigos con ganas de iniciar un combate. Es absurdo a todas luces añadir esta dificultad artificial colocando una cantidad de enemigos tal que apenas dejan avanzar al tanque. Sea como fuere, entre unas cosas y otras se conduce al jugador a la inevitable tarea de grindear, algo obligatorio desde el principio, lo que hace especialmente indigesto el avance de la historia, posiblemente, de hecho, esto sea suficiente para que más de un jugador decida que Max Xeno: Reborn no merece su tiempo.

Seguramente el rasgo más distintivo y a su vez su mayor virtud, esté en el uso de los tanques y demás vehículos. En este aspecto, el título hace un buen trabajo de personalización, ya que, desde dentro de la Iron Base y siempre que dispongamos de dinero y la cantidad necesaria de materiales para ello. Desde crear tus propias armas para los vehículos, hasta trucarlas para hacerlas más potentes o añadirle distintos chips para otorgar distintos beneficios. Realizar cambios en los motores, puede traducirse en un aumento del límite del peso máximo del tanque, lo que a su vez contribuirá al equipamiento de armaduras y armas mejores y más pesadas. ¿Prefieres un tanque más ligero? Puedes apostar por equipamiento con un peso menor, pero ya hay otros vehículos que cumplen esa función, por lo que siempre es recomendable blindar el tanque lo máximo posible. Por supuesto, también es posible hacer cambios estéticos en relación con la pintura del vehículo y sus diferentes partes. Por último, también es posible crear y cambiar el equipamiento y abalorios de los personajes, incluido el arma que nuestro cánido amigo Pochi porta en su espalda.

 

Mejoras gráficas claras pero insuficientes

Si bien es innegable que hay una mejora visual cuando se compara con el juego original, Metal Max Xeno: Reborn sigue siendo increíblemente básico en muchos sentidos. La Iron Base, por ejemplo, ha sufrido un rediseño más que necesario, pasando de parecer una especie de discoteca futurista construida con cristales de las bolas de discoteca, a una especie de torre de refrigeración de esas que se ven en las centrales nucleares, aunque desprende un extraño y antinatural vapor de colores. En cualquier caso, ahora el HUB parece una fortaleza real, un edificio gris de hormigón con puertas metálicas que le dan un aire industrial, algo que casa mucho más con la estética de las ruinas y edificios que uno se va topando por este enorme desierto.

En cuanto a los personajes, también ha habido cambios, reemplazándose los diseños originales de Non Oda (ilustrador de hentai) por los de Takeshi Oga (diseñador de personajes de Gravity Rush 2). Tanto si preferís los originales como si comulgáis más con los nuevos, os interesará saber que una vez completada la historia, es posible desbloquear el arte original del juego. Dicho esto, visualmente se siente una experiencia poco trabajada teniendo en cuenta los estándares actuales de la industria. Hay algunos glitches visuales, texturas que simplemente hacen daño a la vista y alguna que otra cosa, por lo que, si vais a jugarlo, la versión de Nintendo Switch es recomendable, ya que al ser tan discreto en cuanto a su despliegue técnico, no vais a perder mucho. Por otro lado, la interfaz de usuario podría estar más trabajada y, en cuanto al texto, en ocasiones se descuadra un poco dentro de los bocadillos cuando los personajes hablan.

Uno de los aspectos más gratificante de Metal Max Xeno: Reborn está en la banda sonora de Satoshi Kadokura, un imponente despliegue de temas de rock que brillan especialmente en los momentos importantes, como en las peleas contra jefes. El caso, es que en ocasiones la música se superpone a la música de fondo, dejando un resultado algo extraño.

 

Conclusión

Metal Max Xeno: Reborn es un juego absurdo y original a partes iguales que destaca por su propuesta y personalización centrada en tanques y su épica banda sonora, pero que flaquea en gran medida por una absurda curva de dificultad que conlleva una imperiosa necesidad de grindeo, amén de un remozado gráfico que si bien está ahí, se siente como un trabajo incompleto e insuficiente para los estándares actuales. Si eres capaz de sobrevivir a un inicio lento y profundizas lo suficiente, perdonando incluso lo antes mencionado y abrazando la idea de que “son un mal necesario”, es posible que consigas llegar a enamorarte, aunque tampoco me cabe duda de que los enormes muros de las primeras horas pueden ser suficientes para que más de uno decida devolver el juego a la estantería. En cualquier caso, ¿por qué no darle un tiento a un juego que permite que lleves a un perro en tu equipo con una metralleta a sus espaldas?

Sinopsis
La humanidad está al borde de la extinción y los últimos supervivientes buscan hacer retroceder a las máquinas. Hace medio siglo de guerra contra la computadora madre NOA ha reducido a escombros incluso a la metrópoli más grande de Asia, TOKIO. Explora este páramo desolado y ábrete camino a través de ataques de enemigos. ¡Recupera, modifica y contraataca usando tanques, armamento y el fiel perro de batalla, Pochi, para reclamar un futuro para la raza humana!
Pros
Su banda sonora es una de sus mayores virtudes
Completo en su propuesta basada en vehículos con un puñado de opciones de personalización
Pochi, el shiba con un arma de fuego a sus espaldas que combate por la humanidad
Contras
Un inicio excesivamente lento y una historia predecible
Una curva de dificultad desmedida que conduce directamente al inevitable grindeo
Una mejora gráfica que se agradece, aunque queda lejos de los estándares actuales
7
RECOMENDADO
Kalas

Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.