Y todo esto en el mes de junio, pero si hubiésemos apurado con los últimos días del pasado mes de mayo, podría seguir sumando títulos como Insomnis (Path Games) en PlayStation 5 o Injection π23 -Ars Regia- (Abramelin Games) en PlayStation 4, Xbox One y Xbox One Series S/X. Nada mal, ¿verdad? Sea como fuere, hoy os vengo a hablar de Oxide Room 104, que llegó el pasado jueves a PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series, Nintendo Switch y Steam. ¿Estáis listos para entrar en el Motel Night Soul? Aunque, siendo sinceros, lo verdaderamente importante no está en entrar, sino en salir…
¿Qué está pasando aquí? ¿Están jugando con mi mente?
Oxide Room 104 te pone en los zapatos de Matthew, un hombre misterioso que, tras una noche de conducción hasta un motel, recibe un misterioso mensaje de texto de su compañero, uno en el que le avisa de que el plan ha salido mal, por lo que toca recoger las cosas del motel y salir por patas. En un arrebato de ira, nuestro protagonista lanza el móvil violentamente y se dispone a entrar al motel, con la mala suerte de no haber sido capaz de leer el siguiente mensaje de su compañero, en el que le advertía sobre los peligros de volver al motel. Así pues, Matthew intenta comunicarse con alguien en una recepción vacía y, antes de darse cuenta, recibe un golpe en la cabeza por parte de un tipo que va ataviado con un mono naranja, similar a los de los presos. En este punto, muchas preguntas rondan nuestra mente: ¿A qué se dedica exactamente Matthew? ¿Qué es ese plan que ha salido mal? ¿Quién es el tipo del mono naranja? ¿Qué relación tiene con el protagonista? ¡Ah! Y lo más importante, ¿qué cojones se supone que hacemos atados en una bañera completamente desnudos? Bueno, pues habrá que levantarse y ponerse a investigar en este sórdido lugar, ¿no?
Este es un videojuego extraño, no cuenta demasiado de sí mismo a la hora de ponerte en contexto, no al menos de forma convencional, ya que no serán las cinemáticas o las conversaciones entre personajes las que te contarán lo que sucede a tu alrededor, sino que tendrás que rebuscar a conciencia en cada cajón de cada cómoda o mueble de cocina de cada una de las habitaciones del hotel, ya que de otra forma, te perderás gran parte del contexto de esta turbia historia. Así, poco a poco iremos complementando estas lagunas con respuestas, gracias a las notas relacionadas con el Motel Night Soul. ¿Serás capaz de salir de este lugar con vida? Aunque, bueno, no parece que aquí la muerte sea el final… aunque te dificultará las cosas un poco.
No querrás morir en el Motel Night Soul
Oxide Room 104 utiliza un enfoque tipo escape room muy entretenido e intuitivo. Desde el primer momento en el que Matthew se despierta en la bañera sin ropa y con la puerta cerrada, instintivamente comenzaremos a abrir cajones, toquetearlo todo e incluso, levantar la tapa del váter. Cualquier lugar puede tener un objeto importante, una nota o una pista, cualquier cosa que pueda cogerse y añadirse al inventario, es más que propensa a ser de utilidad en algún momento, por lo toca investigar cada mueble u objeto que llame nuestra atención a lo largo de nuestro tortuoso viaje por llegar hasta la salida del Motel Night Soul.
Hablando del inventario y su importancia, si bien al principio es demasiado escueto, es posible ampliarlo ligeramente al poco de comenzar la partida. En cualquier caso y, pese a esto, vuelve a quedarse demasiado corto más pronto que tarde, puesto que al ir de aquí para allá irás cogiendo gran cantidad de objetos y no siempre podrás usarlos a corto plazo, ya que pueden conllevar cierto grado de investigación, visitar varias habitaciones, etc. Es cierto que esto se medio soluciona mediante la posibilidad de guardar objetos del inventario en otro inventario secundario (el baúl) que, tristemente, solo está disponible en algunas habitaciones concretas. Y no, no es posible simplemente soltar un objeto y dejarlo en el suelo ni nada parecido. Al no disponer de la opción de “trastear” con el inventario en todas las habitaciones, me he visto en más de una ocasión dando paseos por el hotel, volviendo tras explorar habitaciones a dejar objetos en otras por falta de espacio, para acto seguido, seguir investigando. Esto conlleva una pérdida de tiempo innecesaria que posiblemente se habría solventado pudiendo acceder a ese baúl desde cualquier sitio o, al menos, desde cada habitación del motel.
Mientras vamos de habitación en habitación abriendo cajones por doquier en busca de útiles para solventar algún rompecabezas ligero que termine por granjearnos la llave de nuestra próxima habitación, es posible que coincidamos con algún enemigo, aunque no son muy numerosos. Es posible afrontar estos encuentros de dos formas, a tiro limpio con nuestra fiel pistola, o mediante sigilo, ya que las criaturas son ciegas. Pese a que la opción de abrir fuego suena muy tentadora, es ciertamente poco recomendable, ya que estos seres del averno se pasean por las habitaciones y el espacio dentro de estas es reducido, por lo que puede que recibamos daño físico si no somos capaces de acabar con este antes de que toque recargar munición. No es que esto sea realmente muy problemático, pues el juego es generoso a la hora de ofrecer vendas y antídotos, pero una hemorragia que no se cure rápido puede derivar en problemas graves asociados a la muerte… En cualquier caso, es mucho más seguro y aconsejable abordar esto mediante el sigilo.
Y ya que hablamos de la muerte en Oxide Room 104, es importante recalcar en que esta no es el final, es un bucle, una vuelta a la bañera de la habitación 104, pero con algunos cambios. Tras la muerte, Matthew y Doc tienen una charla poco amistosa en la que el macabro hombrecillo, decide cercenar con su sierra una de las extremidades de nuestro protagonista, para después, volver al motel, al punto de partida. Esto enciende rápidamente las alarmas de cualquiera, pues hace pensar que estamos en algún tipo de simulación… Sea como fuere, el Motel Night Soul se vuelve más tétrico y peligroso con cada vuelta a la vida, las habitaciones y demás partes del hotel, se deterioran cada vez más, y todo se vuelve más hostil, descubriendo diferentes tipos de atrocidades monstruosas que se suman al engendro inicial (brazos que salen de la pared o plantas que escupen veneno, por ejemplo), por lo que si sois capaces de resolver todos los enigmas sin morir en el intento, vuestro periplo será mucho más “cómodo”, ya que solamente habrá que lidiar con un tipo de enemigo (hay otro más, pero no interactúas de forma directa con él).
Esta mecánica asociada a la muerte es sin duda su principal componente diferenciador, lo que, en cierto modo, hace especial al juego si se le compara con otros. Morir no es el final, pero tampoco es volver con un autoguardo a la última habitación, es volver al principio pero con cambios, ya que aparte de lo mencionado, algunos elementos cambiar de posición, por lo que ya no puedes hacer uso de todos esos conocimientos que tenías hasta hace un momento, pues quizás, esa llave que antes estaba en el segundo cajón de la cómoda, ahora está dentro de un cajón en la cocina, por lo que toca volver a explorar nuevamente cada rincón, independientemente de que ya lo hubiésemos hecho antes. Por supuesto, esto es algo que no va a gustar a todos los jugadores, ni siquiera aquellos más asiduos al género, pero es la firma que desde WildSphere han decidido asignarle a su videojuego.
Oxide Room 104 se puede completar fácilmente en un par de horas o menos si tienes cierta pericia y eres capaz de completarlo sin morir, algo que no es excesivamente complicado si mezclas cautela y observación a la hora de abordar cada situación, ya que los rompecabezas no son lo que se dice complejos precisamente. Hablo de completar la historia, pero es cierto que el juego tiene cierto valor rejugable, ya que completar la aventura e investigar cada habitación del motel son dos cosas que probablemente no vayan a darse en una misma partida, amén de que hay diferentes finales y cada muerte lleva a cabo una serie de cambios sobre el motel, por lo que es interesante volver a adentrarse en este turbio edificio más de una vez. Aunque dicho sea de paso, los finales dejan bastante que desear, pues los cambios son escasos y se materializan en una frase final… Pero, eh, ¿a quién no le atrae la curiosidad de explorar cada una de las habitaciones de este edificio?
Una presentación con mucho margen de mejora
Visualmente el juego se queda bastante corto, especialmente dentro del género, pues muchos son los videojuegos de terror independiente que han demostrado un enorme trabajo a la hora de diseñar grandes y tétricos edificios cargados de mobiliario, salas muy diferentes entre sí, personajes, etc. Durante el breve lapso de tiempo inicial en el que vemos a Matthew, uno tiene la sensación de estar jugando a un título de inicios de la época de PlayStation 3. Por otro lado, muchas de las habitaciones son un calco las unas de las otras, aunque supongo que, siendo un motel, es algo que tiene “sentido” en cuanto a diseño se refiere, pero eso no lo hace todo menos repetitivo, es un deja vú constante. Por otro lado, los enemigos son muy escasos, especialmente si consigues evitar a la muerta, puesto que solamente verás un cuerpo andante con una enorme boca en el torso y poco más… Eso sí, el engendro da bastante respeto. En cualquier caso y, si bien las sucesivas muertes añaden algún que otro enemigo, no son especialmente reseñables. Al menos, de forma general consigue crear una atmósfera tétrica y tensa.
En cuanto a sonido, la cosa no mejora demasiado. No hay mucho que destacar en este aspecto, pues se apuesta por el silencio para dar ambiente, escuchándose más que nada los pasos de Matthew y los efectos sonoros de las criaturas o aquellos asociados a coger objetos. Sobre la actuación de voz, bueno… es casi mejor jugar con la voz en off, pues la actuación es bastante cutrecilla, por no decir algo peor. No hay ni una pizca de sentimiento, ni un atisbo de miedo en la voz, es todo absurdamente mecánico, es leer una serie de frases sin sangre en las venas, sin un ápice de pasión por lo que se está haciendo.
Conclusión
Oxide Room 104 es una propuesta interesante, siempre y cuando mueras, pues esta es la mecánica diferenciadora que hace que la aventura sea mucho más opresiva y hostil. El problema es que es sencillo completar el juego sin morir, siempre que seas observador y entiendas que meter la mano en un plato con una llave custodiada por un ciempiés venenoso, no parece ser una buena idea. Su formato escape room, visitando habitación por habitación en busca de pequeños rompecabezas, es refrescante, aunque ninguno de estos es especialmente desafiante. Más de uno podría considerar que el juego es demasiado corto, pero es importante señalar que hay un valor rejugable detrás, no tanto por los distintos finales, que los tiene, sí, pero tampoco es que merezcan demasiado nuestro tiempo, ya que el verdadero interés reside en el espíritu aventurero de cada uno, en abrir todas esas puertas de las habitaciones del motel que quedaron cerradas en nuestro primer viaje.
Está siendo una conclusión algo agridulce, pues siempre hay una frase acompañada de un pero, y es que así es como he sentido mi experiencia con Oxide Room 104. Hay ideas interesantes y algunas cosas reseñables, pero también hay muchos peros, apartados claramente mejorables y cosas que no cuajan del todo bien. Llegados a este punto, ¿qué me queda por decir que no lo haya hecho ya en estas más de 2000 palabras? Esto es lo que hay, para bien y para mal.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.