[Análisis] Untitled Goose Game

[Análisis] Untitled Goose Game

¿Quién no ha soñado nunca con un videojuego en el que encarnases a un ganso que se dedica a ir haciéndole la puñeta a la gente por la calle? Ya sabéis, robarle la regadera al pobre agricultor durante un descuido, o mejor todavía, hacernos con las gafas de un chavalito aprovechando ese momento en el que se agacha a atarse los cordones de los zapatos… ¿nadie? Bueno, no os culpo, es decir, el mundo onírico da para mucho y posiblemente hayáis soñado cosas mucho más bizarras que esta, pero eh, ¿quién soy yo para culparos? Dudo mucho que nadie pudiese prever siquiera la existencia de Untitled Goose Game, un título que nadie pidió pero que, sin duda, trae consigo una propuesta fresca y muy divertida.

El juego desarrollado por House House, estudio afincado en Melbourne, Australia, ya está disponible para su adquisición en Nintendo Switch y PC. ¿Queréis saber más sobre este curioso indie? ¡Pues alas a la obra!

La molestia y el caos como forma de vida

En Untitled Goose Game manejamos a un ganso, que ni corto ni perezoso, basará su entretenimiento en molestar a todos y cada uno de los habitantes del vecindario, y es que, nuestro plumífero amigo no hace distinciones de ningún tipo. Disponemos de un pequeño abanico de acciones a nuestro servicio entre las que se encuentran el agarrar objetos con el pico, graznar, mover alegremente las alas y correr. Desde el primer momento, se nos ofrecen una serie de objetivos descritos uno debajo de otro cual lista de la compra, que debemos realizar para avanzar a la siguiente zona.

Para llevar a cabo todas estas maldades que engloban desde quitarle el sombrero a un agricultor, a fastidiarle una rosa de competición a un señor del barrio, hay que hacer uso de las diferentes opciones de las que disponemos. Si queremos que alguien tropiece, desatarle los cordones se antoja tremendamente beneficioso para nuestros aviesos fines, e igualmente, si a esto le sumas el graznar y menear las alas mientras le persigues, la caída, es meramente cuestión de tiempo.

La principal gracia de cumplir nuestra lista de fechorías está en pensar el cómo. ¿De qué forma podría yo romperle el cepillo a la vendedora ambulante que me atosiga con este cada vez que me acerco? ¿Qué debería hacer para atraer la atención de este hombre para que me persiga hasta otra zona? Y es que, mientras cumplamos los objetivos está bien, y aunque para mojar al jardinero nuestro primer impulso puede pasar por encender los aspersores cuando esté cerca de ellos, robarle algo y dejar que vaya detrás de nosotros agitando su puño lleno de ira mientras nos metemos en el estanque, obligándolo a meter sus pies, tiene la misma validez que la opción antes contemplada.

Las misiones están planteadas de forma inteligente y suelen obligarnos a encadenar una serie de acciones para poder cumplirlas. Para ello, habrá que hacer uso del sigilo, huir y escondernos, ya que los diferentes escenarios suelen ofrecer oportunidades inaccesibles para los humanos, pero muy convenientes para el malvado ganso. En ocasiones, es cierto que los objetivos son algo rebuscados y posiblemente tengáis que darle vueltas al coco, o puede que terminéis llegando a la solución meramente por puro azar.

Hay que destacar la aparición de una misión muy recurrente en cada zona que visitemos, que tiende un poco a la repetitividad, y es básicamente la de robar una serie de objetos (5 o 6 normalmente) esparcidos por el escenario y colocarlos en un punto concreto, como podría ser un mantel de picnic o una mesa. El problema de añadir siempre este objetivo, es que aunque al principio puede resultar divertido, la repetición de una tarea puede volverse tediosa.

 

Comedia simplista pero eficaz

Tristemente y aunque putear a la gente con un ganso siempre es divertido, en apenas tres horas todo habrá terminado. No obstante, hay una serie de misiones ocultas que se muestran tras pasarse el juego por primera vez (aunque pueden cumplirse en la primera vuelta, no obstante, al no ser la lista visible, cumplir alguna que otra es posible de casualidad, pero poco más). Lo malo, es que esto nos sumará una hora u hora y media más, ya que ahora están desbloqueados los atajos entre zonas y es más sencillo moverse entre las diferentes secciones.

Su apartado gráfico es bastante peculiar, destacando por su gran colorido y ese acabado simplista pero bien rematado, que casi recuerda a la plastilina, sobre todo en las caras de los personajes, que carecen de ojos y bocas, quedando solamente el pelo y la nariz como únicos detalles.

Untitled Goose Game apuesta fuertemente por lo cómico, y es que, su minimalismo artístico y las composiciones musicales que suenan, por ejemplo, durante las persecuciones que tienen lugar entre los habitantes y nuestro ganso, recuerdan a aquellas que se pueden escuchar en el cine clásico de comedia. Asimismo, las tareas suelen conllevar que, en más de una ocasión, los personajes suelan interactuar, dándose situaciones disparatadas, tales como que un señor discuta con su vecina por cortar su hermosa rosa mientras podaba su seto (previa necesaria intervención de nuestro maquiavélico animal, por supuesto). Igualmente, su sistema de físicas poco preciso, visible en los torpes movimientos del ave y los propios seres humanos, refuerza un poco más este simpático conjunto.

Dicho esto, y como dato adicional, el título cuenta con traducción al español presente en todos los menús y las tareas, no obstante, no hay más voz que los graznidos que emite nuestro ganso, por lo que poco más se puede destacar aquí.

 

Conclusión

Dudo mucho que llegados a este punto tenga que convenceros de algo. Untitled Goose Game es realmente entretenido, y es que, ¿quién no querría jugar a un título donde un ganso se dedica a fastidiar a todo el mundo? Lo único que podría acongojar a los jugadores de bien que disfrutamos con esta obra, es su escasa duración, y es que, habría dedicado gustoso muchas más horas a seguir jodiendo a todo aquel que se cruzase en el camino de nuestro ganso.

 

Kalas

Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.