We Happy Few es un juego extraño en muchos sentidos, y aunque bien es cierto que sabía de su existencia hace ya varios meses, mi interés por este no iba más allá del mero parecido con La Naranja Mecánica y lo que se antojaba una historia un poco turbia. No tenía ni idea del argumento, la jugabilidad ni nada más allá de lo poco visto en algunas imágenes y tráilers ocasionales que aparecen mientras bajas tranquilamente por Twitter sin buscar nada en concreto, en esos escasos momentos ociosos. Aunque el juego despertó en mi algún interés, reconozco que estaba lejos de ser una de mis prioridades a jugar en estos días, pero bueno, para sorpresa de nadie si estoy escribiendo estas líneas, quiere decir que por X o por Y, he terminado por probar el juego antes de lo que esperaba. Hoy os quiero hablar de We Happy Few, el turbio título de Compulsion Games, ¿os apetece? ¡Pues no dejéis de leer todavía!
Una falsa felicidad vía oral
We Happy Few tiene lugar en una versión alternativa de la Gran Bretaña de los años 60, en la que Alemania se hace cargo del país poco después de la Segunda Guerra Mundial, lo que lleva a la caída de la ciudad ficticia de Wellington Wells. Los habitantes de Wellington Wells se han vuelto excesivamente dependientes de los efectos de una droga llamada júbilo (joy), que les ayuda a reprimir el pasado y ver el mundo bajo una luz más positiva, alterando su desolado entorno en un mundo completamente funcional desprovisto de niños o los problemáticos aguafiestas (downers) que se niegan a tomar esta sustancia. Estas ilusiones se justifican gracias a los toques de queda, el estricto control policíal y las máscaras que ocultan los verdaderos sentimientos de los civiles, pero a veces los recuerdos pueden superar estas influencias, incluidas las de Arthur Hastings, que termina por recordar lo que le sucedió a su hermano. Ahora, Arthur debe abrirse paso a través de Wellington Wells al mezclarse con los aguafiestas y los adictos al júbilo, con la ayuda de Sally Boyle, una doctora que mantiene una incómoda alianza entre el todopoderoso General y los Wellies, y Ollie Starkey, un soldado que está en conflicto por las acciones que llevaron a esta sociedad actual.
Tendremos la oportunidad de manejar a estos tres personajes, con Arthur representando un equilibrio entre el enfoque de Sally en el sigilo y los productos químicos, y el enfoque de Ollie en la lucha y los explosivos. Las historias de Sally y Ollie ocurren simultáneamente con los eventos primarios causados por Arthur, lo que hace que la decisión de Compulsión de contar individualmente cada una de sus historias sea desconcertante, ya que cambiar entre los personajes a intervalos clave en sus historias podría haber llevado a una mayor variedad dentro del juego, ofreciendo así un relato más consistente y apasionante.
Mientras que hay cinemáticas intrigantes con una actuación de voz sólida la mayor parte del tiempo, el diálogo varía de original y atractivo a inconexo y sin sentido, lo que reduce la sensación de inmersión en un universo que exige ser explorado. La construcción del mundo es fácilmente la mayor fortaleza del juego, desde descripciones sencillas de artículos hasta cientos de diarios que crean un mundo espeluznante, sorprendentemente humano, humorístico y memorable en el juego.
Explora, combate, busca y crea
Por toda la creatividad que se muestra dentro de la historia y los escenarios, en última instancia es decepcionante que la parte jugable no haya estado a la misma altura. Hay decisiones que carecen totalmente de sentido alguno, como que factores como el hambre y la sed de nuestro personaje, no pueden provocarnos la muerte, y su carencia simplemente obstaculiza otros atributos, como la resistencia. La excepción a esto la ponen los diferentes trajes, que pueden alterar drásticamente la forma en que los diferentes habitantes reaccionan a nuestra apariencia. De todas formas, es muy posible que la mayor parte del tiempo la paséis alimentando vuestro síndrome de diógenes, rebuscando en los cubos de basura y en los escritorios, mientras vamos llenando nuestra bolsa a base de recolectar artículos muy variados para el crafteo de recursos útiles, salud, drogas o inclusive armas. Por supuesto, al igual que en Skyrim, si llevamos más de lo que nos permite el inventario, nuestro personaje verá ralentizado su movimiento.
Vamos ahora a profundizar en el sigilo y la acción al mismo tiempo, ya que son los dos lados de una misma moneda. El combate es demasiado simplista, con solo uno o dos movimientos adicionales, no permitiendo así ningún tipo de estrategia o profundidad más allá del ataque y el bloqueo, haciendo que las secuencias de combate durante la historia principal se sientan forzadas. Puedes luchar con tus puños desnudos y empujar al contrario, o plantarle cara con cualquier arma que encuentres o puedas fabricar. Tiende a ser una sencilla cuestión de manejo de resistencia y saber elegir cuándo atacar y cuándo defenderse. El problema reside en que el combate se siente como una opción poco viable en la mayoría de los casos, sobre todo cuando hay varios enemigos cerca que serán alertados al golpear a uno y nos veremos rodeados y en desventaja, tirando de curación y peleando por defendernos cual tortuga panza arriba. Esto no tiene que ser algo malo per se, puesto que el sigilo es otra de las vías posibles y la siguiente que quisiera comentar.
Entonces, en base a lo comentado cabe pensar que es posible que el sistema de sigilo sea bueno y robusto, permitiéndonos así escabullirnos cuando haya amenazas potenciales, sin notarlo, con muchos matices, ¿verdad? Incorrecto, hay poco espacio para la improvisación cuando algo sale mal, consistiendo meramente en agacharse, quitarse sigilosamente, esconder cuerpos y ocultarse tras unos arbustos amarillos específicamente. Ciertamente es mejor que el combate, pero tiene algunas opciones extrañamente arbitrarias. Uno se puede ocultar en arbustos, pero solo con flores amarillas. Asimismo, la IA es inconsciente y excesivamente agresiva, siendo en ocasiones muy impredecible
Un mundo fascinante y desconcertante
La presentación de We Happy Few no es impresionante, pero hace un trabajo adecuado para mostrar las excentricidades de Wellington Wells y sus habitantes. Los ciudadanos de Wellington Wells se ponen máscaras espeluznantes que les dan la apariencia artificial de sonreír, pero terminan pareciendo caricaturas espeluznantes de humanos alegres. Es inquietante, sin duda. Asimismo, las ciudades más grandes y muchos de los interiores ofrecen un gran nivel de detalle que ayuda a amplificar la visión única de Compulsión Games. La banda sonora hace un trabajo igualmente sólido de crear sentimientos incómodos y atmósferas tensas, dando al título un toque realista que hace que estos bichos raros sean aún más espeluznantes, especialmente sus acentos estereotipados.
Hay algunos pequeños fallos que he podido encontrar mientras jugaba, y el primero de ellos tiene que ver con los subtítulos al castellano (sí, el juego tiene subtítulos en español como opción, algo que alegrará a más de uno), ya que en ocasiones me topaba con partes que quedaban subtituladas al inglés usando los subtítulos en la lengua de Cervantes. Otros han sido glitches sin demasiada importancia, como unos montones de hierba flotando en el aire sobre el mar, y uno de los más clásicos y a la par de mis favoritos, el del enemigo que derrotamos y cuyo cadáver se queda bailando mediante espasmos de cara a la pared. Por supuesto, son cosas sin importante y que no te van a fastidiar la experiencia ni muchísimo menos, y a buen seguro que estas cositas se arreglan con un parche en unos días.
Conclusión
We Happy Few toma algunos elementos de los mejores títulos que han salido años atrás para formar una mezcla muy interesante, destacando por el gran potencial de ese mundo tan original y atractivo que nos propone, proveniente de un equipo cuya pasión y corazón brilla claramente. Desafortunadamente, no es perfecto, ya que tiene momentos frustrantes y elementos predecibles, y realmente, el combate y el sigilo podrían estar más trabajados. No obstante, me gusta que el juego tome riesgos y nos ofrezca esta fantástica experiencia. Si las sociedad distópicas te aterran tanto como a mi, pero también sientes una infinita fascinación por ellas, entonces We Happy Few es para ti.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.