No os hemos hablado precisamente poco de Kingdom Come: Deliverance y de lo mucho y bueno que ha aportado desde que naciera hace ya la friolera de 7 años. Durante este tiempo, muchos hemos mejorado a la hora de hacer nuestro trabajo, y, por que no decirlo, también nos hemos dado cuenta de que, en ocasiones, hay que poner los pies en la tierra y saber donde están nuestras limitaciones para ofrecer nuestro mejor yo. Quizá esto mismo deben pensar en Warhorse Studios y Deep Silver donde, tras la primera entrega y el paso de la misma por Nintendo Switch en una adaptación notable pero que aún pecaba de un deseo de grandeza desmesurado, han tratado de ofrecer su mejor versión, creando esta segunda parte de su realista franquicia de rol medieval. Así, gracias al músculo de sistemas más potentes, Kingdom Come: Deliverance II viene a tratar de hacer lo bueno, aún mejor.
Por fortuna y gracias a PLAION, desde hace algunas semanas lo hemos desmadejado, tratando de confirmar nuestras sospechas sobre si estamos ante uno de los lanzamientos más importantes del año. Tras muchos paseos a caballo y mucho trabajo a las espaldas del bueno de Henry, a continuación podréis leer nuestra valoración de un título que a buen seguro sabemos que seguirá dando mucho que hablar durante los próximos meses.
Regreso a la Bohemia del Siglo XV
Como era de esperar, Kingdom Come: Deliverance II continúa los hechos acaecidos durante la primera parte, colocándonos de nuevo en el territorio que a día de hoy formaría la región de la actual República Checa comprendida entre entre Sázava y Rataje. Además, también veremos el regreso de nuestro protagonista, Henry de Skalice, un humilde joven, hijo de herrero, que se vió inmerso en un conflicto que destruiría no solo su aldea natal, sino que también sesgaría la vida de sus progenitores. Dicho esto, y pese a que desde aquí recomendamos disfrutar de la primera entrega, los acontecimientos más importantes serán representados a través de recuerdos del protagonista, por lo que a grandes rasgos podremos conocer según qué pretextos a poco que prestemos atención al detalle, algo que estaremos obligados a hacer si queremos completar el juego con éxito. Estos hechos se contextualizan en la guerra de sucesión al trono entre Segismundo y Wenceslao, haciendo que prácticamente todo lo que ocurre durante el juego se vea directa o indirectamente impactado por ello. Tanto es así que veremos como hasta las más pequeñas tramas o conversaciones tienen ese tinte de tristeza u oscuridad propios de un período no demasiado feliz.
Toda esta atmósfera permite que Kingdom Come: Deliverance II tenga una capacidad asombrosa de representar el conflicto tanto a lo grande como también en las pequeñas cosas, dotando de muchísima fuerza a la trama y aportando contextos realistas que hacen sentir parte de todo lo que está pasando, de una manera que pocos juegos son capaces de hacer últimamente, ambientado con un buen gusto y fidelidad que roza la excelencia. En este sentido, se nota que, pese a que en el Kingdom Come original también se transmitía de forma muy humana y realista todo lo que estaba pasando, siempre parecía que Henry estaba teniendo problemas a menor escala; aquí todo es a lo grande, y desde los primeros compases veremos que “lo que hacemos en la vida, tiene su eco en Bohemia“. Incluso se ha dotado de un contexto a las tareas y encargos más tediosos, alejando al título de esa sensación de algunos RPG (con J delante, sobre todo) de poner al usuario a recolectar zanahorias mientras un meteorito amenaza con destruir toda la civilización.
Por suerte, asumiendo el contexto en el que gira el juego, existen pequeñas rupturas a esta mencionada melancolía latente. Como ya mencionamos en nuestras impresiones, habrá momentos más graciosos, en el que la naturaleza humana de los innumerables personajes que conforman Kingdom Come: Deliverance II tratará de evadirse como buenamente pueda. De esta manera, se darán situaciones rocambolescas, peleas a puñetazos entre beodos o gamberradas con nocturnidad y alevosía, creando por momentos secuencias propias de un largometraje de los Monty Python. Con esto, el estudio no solo demuestra ser capaz de crear un hilo conductor creíble y con innumerables ramificaciones, sino que también pone al servicio del jugador un soberbio universo que parece estar vivo.
Elige tu propia aventura
¿Sabéis esa sensación que dejaba The Elder Scrolls IV: Oblivion cuando salías de la cárcel-tutorial? ¿Esa de, “eh, no estoy aquí para enseñarte, tienes un mundo ahí fuera, búscate la vida“? Pues si te gustan los juegos de rol de verdad, estás de enhorabuena, porque aquí nos ha vuelto a pasar. En una época llena de “sigue el camino de baldosas amarillas” o “a este enemigo no te lo bajas sin parry”, que Kingdom Come: Deliverance II mantenga las múltiples opciones de su primera parte para resolver las diferentes situaciones o incluso las aumente es digno de elogio. Ojo, con esto no queremos decir que exista una sensación de abandono al jugador y que no haya claros indicadores de qué podemos hacer a continuación, sino que el juego genera la sensación de que tienes una historia que construir ahí fuera y que tú decides cómo realizarlo.
Estas diferentes formas de gestionar los problemas no serían posibles sin una relación directa con las posibilidades a los mandos, algo que se resuelve incluso de forma más satisfactoria que en la primera entrega de la saga. En resumen, gracias nuestra forma de jugar se potenciarán estadísticas que nos permitirán mejorar habilidades y talentos que nos darán acceso a nuevas herramientas para resolver los conflictos, cerrando un círculo que responde más que bien a la hora de potenciar esa sensación de control sobre lo que está pasando y de formar parte de los actos del protagonista y sus consecuencias. La cantidad de opciones de diálogo, habilidades de combate, obtención de recursos, pillería, infiltración…abre un abanico inmenso de posibilidades a todo tipo de jugadores, incluso a los amantes del reino animal, que verán como tratar de forma responsable a los compañeros “peludos” de Henry también permite acceder a diferentes formas de salir de una situación delicada o completar los innumerables objetivos, tanto obligatorios como opcionales, que encontraremos en nuestro camino. Camino que bien a pie, a caballo o a través de puntos de viaje rápido que iremos desbloqueando, mantiene esa sensación de tener vida propia, no dudando en meternos en problemas con bandidos u otros encuentros sorpresa.
Ya lo hemos mencionado anteriormente pero no podemos dejar de recordar que Kingdom Come: Deliverance II pretende ser realista en todo lo que representa, incorporando incluso elementos propios de simuladores de vida como hambre, cansancio, heridas o embriaguez a los que tendremos que mantener a raya si queremos cumplir nuestro cometido. Regresan también (aunque ligeramente mejorados) los indicadores de reputación y aspecto, por lo que habrá que tener un comportamiento razonable si no queremos convertirnos en prófugos de la justicia. Como no existen elementos mágicos propiamente dichos, el juego también se empeña en enseñarnos menesteres como el de la herrería o la alquimia para preparar a nuestro héroe, además de sumar a la causa algunos minijuegos bastante agradables que redondean un mundo lleno de posibilidades.
Por fortuna el juego se encarga de forma muy orgánica de enseñarnos lo que está bien y lo que está mal y como lidiar con estos diferentes elementos, por lo que no temáis en ese sentido: si se atiende al detalle, Kingdom Come: Deliverance II puede parecer duro, pero nos ayudará siempre que le dejemos.
El mundo que soñó Vavra
Fuimos muy críticos con el rendimiento de Kingdom Come: Deliverance, es una realidad. Como también lo fue que, pese a las muchísimas bondades que tenía el título, aquellas críticas no eran gratuitas. Ahora, después de haber disfrutado de un buen puñado de horas con Kingdom Come: Deliverance II, os podemos decir que el estudio desarrollador, por fin, parece haber tenido a su alcance las herramientas para representar lo que realmente deseaban sin hacer sufrir al usuario. Desde ya os podemos asegurar que Kingdom Come: Deliverance II es una maravilla a la vista, que apenas se resiente, salvo en momentos bastante puntuales, mostrando su gigantesco mundo de forma magistral.
Como ya dijimos en nuestras impresiones, sorprende el tratamiento que se ha hecho con la luz y el color, recreando todos los lugares de Chequia, desde el prado más brillante y verde al pozo más oscuro, con muy alto nivel. Si encima (no sabemos si maravillados por todo lo demás) parece que hemos detectado que aquellos defectos de colisiones de los primeros días parecen haber sido subsanados (el juego ha recibido alguna actualización antes de escribir estas líneas) pues solo podemos quitarnos el sombrero. ¿Que algunas expresiones faciales siguen pecando de reguleras? Por supuesto, pero pero el conjunto da gusto verlo, la verdad.
Pese a la ingente cantidad de información que tiene que ofrecerle al usuario, Kingdom Come: Deliverance II consigue que tanto menús, mapa y HUD, sirviéndose de lo visto en la primera entrega, sean lo suficientemente claros y manejables, denotando que también se han cuidado al extremo esos detalles.
Kingdom Come: Deliverance II contiene más de 5 horas de secuencias de vídeo pregrabadas y una cantidad desorbitada de líneas de diálogo por su propia concepción, lo que hace que agradezcamos aún más el grandísimo esfuerzo que se ha hecho por localizar con doblaje a nuestro idioma todas y cada una de ellas de forma notablemente satisfactoria. Evidentemente, existen algunos altibajos en momentos puntuales, pero ¡diantre! se los perdonamos con gusto. Las melodías y efectos acompañan lo que sucede en pantalla con personalidad y calidad, transportándonos con más fuerza a la época en la que se basan.
Conclusiones finales sobre Kingdom Come: Deliverance II
Kingdom Come: Deliverance II se ha convertido por derecho propio en uno de los juegos más importantes de 2025. Sí, apenas ha pasado un mes del año, pero se antoja difícil imaginar muchos títulos hechos con este buen gusto, esta personalidad, este amor por los detalles y esta sensación de construir y pertenecer a una historia. Da igual que no hayas disfrutado de la primera parte o que incluso los RPG no sean tu género preferido, deberías dejarte ver por Bohemia, estamos convencidos de que alguna de sus muchas virtudes te atrapará y no dejará que escapes sin recorrer sus innumerables caminos. En un tiempo en el que la libertad está en entredicho en más ambientes de los que debería, juegos como Kingdom Come: Deliverance II nos invitan a disfrutar a nuestra manera de un mundo medieval que nos espera con los brazos abiertos (y algunas espadas en ristre).