[Análisis] AeternoBlade

[Análisis] AeternoBlade

Si me pidieran que describiese en una frase, de qué se trata AeternoBlade, no sabría que decir ya que no es un título que destaque especialmente en ningún aspecto. Todo lo que puedo decir es: “Es un juego sobre una chica que quiere vengarse y tiene una espada que puede retrasar el tiempo”. Incluso entonces, esa es una frase bastante prolija.

AeternoBlade es un Metroidvania ligero y llena de acción que se ha dejado caer por Nintendo Switch hace pocos días. ¿Los diversos combos, retrocesos y la trama general lo hacen brillar entre otros éxitos indie en la consola? ¿O terminará enterrado en el fondo con otro montón de títulos mediocres? ¿Queréis saberlo? ¡Entonces os invitamos a que sigáis leyendo a continuación!

Historia

AeternoBlade comienza con una trama que todos hemos visto antes. Seguimos las aventuras de Freyja, una joven muchacha cuya ciudad ha sido reducida a cenizas por el demonio Beladim. Por si esto fuera poco, durante la incursión de este malévolo monstruo del averno, toda su familia fue asesinada. ¿Y qué nos queda tras esto? La típica historia de venganza, donde ella se impondrá como único objetivo en la vida, el vengarse del monstruo que arruinó su existencia. ¿Quién dijo cliché?

Cualquiera pensaría: “Pobre muchacha, lo ha perdido todo en la vida, siento tanta lástima por ella, que podría echarme a llorar”… y sí, hay muchas ocasiones en el juego en las que trata de hacerte sentir lo que siente Freyja, pero nunca se siente como algo verdaderamente genuino. No solo es que tenga un diálogo muy seco, sino que nunca se da la autenticidad que tan desesperadamente trata de emular. Sin embargo, debemos saber que Freyja no es la única persona a lo largo del viaje. Nos encontraremos con otros personajes como la bruja interdimensional llamada Vernia, y algún tipo al azar que menciona a su hermana cuyo nombre es Zevil.

Jugabilidad

AeternoBlade es una versión más simplificada de un juego del género Metroidvania. Está configurado en varios niveles que podemos explorar, y dentro de cada nivel, te enfrentarás a varios enemigos, superarás algunos rompecabezas, buscarás objetos ocultos y lucharás contra un jefe. Es una aventura bastante estándar, pero esta es la forma en que el juego maneja la mayoría de estos aspectos donde empecé a confundirme un poco.

El combate es fácil de aprender, pero bastante superficial y nada interesante, y terminarás recurriendo constantemente a machacar el botón de ataque. También hay muchos menús de gestión de objetos y progresión de personajes, algo que probablemente ya hayas visto antes en cualquier juego publicado después de Symphony of the Night. Simplemente, no es sorprendente de ninguna manera. De hecho, la IA en este juego es francamente descerebrada. Podrías atravesar un nivel, no obtener nunca una única mejora y aún así derrotar a todos los enemigos sin morir, y es que son tremendamente sencillos de derrotar. La mayoría de ellos retroceden cuando los golpeas, por lo que solo tienes que seguir presionando “Y” hasta que se caigan.

En cuanto a los rompecabezas, hay un poco de todo, algunos son mejores y otros peores. Al comienzo del juego, son tan tontos como los enemigos a los que te enfrentas, pero agraciadamente, conforme vamos avanzando en nuestra partida, son bastante divertidos al hacer uso de la mecánica central de nuestra espada AeternoBlade.

Los jefes son donde este juego comienza a hacerse un nombre por sí mismo. Son todos variados y requieren una gran cantidad de habilidades para vencerlos, lo que amortigua su diseño único es que, a veces, son demasiado difíciles en comparación con el resto del juego. En un momento, pasarás rápidamente a través de las hordas de enemigos, y al siguiente, un señor de los demonios te estará dando una lección de humildad junto a un buen puntapié en el trasero.

El juego hace algunas cosas bien, pero, por alguna razón, es todo un poco caótico y no parece que nunca tenga demasiado claro lo que quiere ser. Tienes una mecánica que puede rebobinar el tiempo para resolver acertijos y recuperar la salud. Igualmente, hay un sistema de subir de nivel para tus estadísticas, un sistema de elementos para aumentar las mencionadas estadísticas aún más, un sistema combinado que no se utiliza por completo debido a la escasa inteligencia de la que hace gala la IA, y algunos más. A lo largo de la partida, sentía que AeternoBlade estaba tratando de encontrar su camino y, como resultado, nunca se entregó por completo a ninguno de sus mecanismos o ideas.

Apartado audiovisual

Para empeorar las cosas, debo señalar que el juego es gráficamente bastante pobre en todos los aspectos, y es que visualmente se parece a un juego de móvil. Asimismo, las escenas CG se ven muy anticuadas, como si fueran de un título de la primera PlayStation. El diálogo de los personajes no muestra vivacidad, y los gráficos están empantanados por un recuento de polígonos criminalmente bajo. Entiendo que el juego salió en 3DS primero, pero me hubiera gustado ver más esfuerzo para ajustar las imágenes en Nintendo Switch.

En cuanto a cómo funciona el juego, no he encontrado ningún problema. No hay áreas donde se experimente ninguna ralentización o retraso, lo cual es un plus. Los tiempos de carga no son nada despreciables, solamente nos tomará unos segundos el cargar cada área o escenario.

Sobre la banda sonora, no puedo decir gran cosa salvo que es extremadamente olvidable. No hay ninguna melodía para el recuerdo, y los efectos de sonido están muy comprimidos y no son agradables de escuchar.

Conclusión

AeternoBlade tiene algunas ideas geniales bajo su manga, pero nunca cumple con ninguna de ellas como debería. Es probable que te aburras con la historia tan pronto como se abra el juego, y se podría decir prácticamente lo mismo sobre nuestros combates contra la IA. Los jefes ofrecen un desafío decente, pero a día de hoy la consola híbrida de Nintendo cuenta con un catálogo de juegos cada día más nutrido y con opciones de mayor calidad, por lo que sinceramente, me es difícil recomendar este juego.


 

Kalas

Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.