Es indudable que el mundo literario es capaz de proporcionar el suficiente contenido como para dar de comer al ya de por sí sobrealimentado universo del ocio electrónico. Casos como el de la obra magna de J.R.R Tolkien, los mundos e iconos nacidos del delirio de H.P. Lovecraft, las desventuras del más famoso de los brujos o la inspiración desatada por la Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, que pronto se verá reflejada, o al menos eso esperamos, en Elden Ring, hacen crecer el casi infinito mundo de posibilidades del videojuego. Sin embargo, existen algunos resquicios de nuestra memoria lectora a los que sólamente podemos acceder con alternativas de bajo presupuesto, esa bendición independiente que tanto gran título está depositando en nuestros corazones, y que ahora, sirviéndose del poder de La Metamorfosis de Franz Kafka (o Die Verwandlung para los puristas), una novela tan llamativa como capaz de no dejar a nadie indifente, nos acerca la misma desde un prisma diferente en este Metamorphosis que os desgranaremos a continuación, posicionando al jugador en primera persona de una historia inquitante y sugerente.

 

Patas arriba

Para ponernos en situación y por si alguno de los que están leyendo estas líneas aún no lo ha hecho, aunque deba hacerlo con urgencia, la novela original de Franz Kafka narraba cómo su protagonista, Gregorio Samsa, despertaba de una mala noche mutando hacia un ser que podríamos definir como un escarabajo gigante, todo ello envuelto en la idiosincrasia social y económica de 1915. Sin ánimo de entrar en más detalle, el libro explora de forma bastante inteligente facetas como el egoísmo o la evolución de la propia voluntad, y nos hace posicionarnos en una ventana con vistas a lo grotesco, y no sólamente por la parte que le toca al bueno de Gregorio. En Metamorphosis, sin embargo, despertamos de ese mal sueño y vivimos en nuestras patas las desdichas del protagonista, no siendo éste el único cambio con respecto a la idea general del libro, ya que su inspiración en el mismo acaba prácticamente aquí, al comienzo de nuestra conversión en un coleóptero.

Para no caer en el destripe del título, o del libro, es conveniente evitar entrar en detalles excesivamente profundos, pese a que la narrativa es probablemente el punto fuerte de la propuesta. Para ello, de nuevo hay que resaltar que los caminos de novela y videojuego se bifurcan a nivel narrativo y de mensaje, ya que en Metamorphosis todo nuestro cambio está supeditado, o al menos lo parece, a arreglar un «pequeño» problema con la justicia de nuestro mejor amigo y no en cómo la transformación del protagonista modifica su entorno. Es por eso que nuestro viaje, en el que recorreremos diferentes estancias envueltas en un soñoliento surrealismo, poco tiene que ver con el libro en el que se inspira, ni siquiera en el mensaje que podemos extraer, al menos, en los 2 finales a los que hemos tenido acceso (parece que existe alguno más).

Dicho esto, y pese a que puede molestar a los que La Metamorfosis les ha dejado un poso vital importante, hay que decir que el separarse del libro no le sienta mal y, pese a faltarle cierto «cuerpo», cuenta una historia que pese a no venir a romper ningún esquema, es disfrutable, sobretodo al reunir las piezas del caparazón argumental mientras visualizamos los títulos de crédito (lo que nos llevará unas 4 horas), haciéndonos partícipes de que, sin darnos cuenta, hemos estado viviendo una historia que no sólo narraba hechos en primera persona.

 

Salta, salta, salta, pequeño Gregorio

Si bien el ámbito en el que suelen entrar con mejor pie (o en este caso, pata) este tipo de propuestas por su propia concepción narrativa es en el de las aventuras gráficas, y siendo este tipo de esquema el que venga a definir casi en su totalidad este Metamorphosis, aquí contamos con un elemento que hace alejarse hasta cierto punto de dicho género al título. Este giro de tuerca se basa en la inclusión de secciones de plataformas, jugando también con las capacidades del insecto al que controlamos, tanto a nivel de saltos como a nivel de exploración en el plano horizontal como en el vertical (para lo que tendremos que ayudarnos de un power-up en forma de pringue), contando para bien con una acertada profundidad y escala de los escenarios.

Así, dentro de, como decimos, una estructura por niveles muy del corte de este tipo de aventuras otrora llamadas Point&Click, donde incluso tendremos el clásico puntero blanco guía (que nos vendrá fetén hasta acostumbrarnos a la pelín tosca movilidad de nuestro exoesqueleto), recorrer los niveles, resolver puzles (bastante obvios y sencillos) e interactuar con otros personajes serán claves para definir el progreso en la aventura y obtener los distintos finales, encontrando la fórmula una frescura sin brillo excesivo pero loable en las mencionadas secciones de saltos y cambios de perspectiva.

Para terminar de recorrer el aspecto jugable de Metamorphosis, hay que poner en liza también que la exploración, más allá de este plataformeo en ocasiones tosco, como apuntábamos, se hará más sencilla gracias a la información que, pulsación de botón correspondiente mediante, nos mostrará un mapa con información de objetivos y de la trayectoria que hemos seguido, facilitando la labor de desentrañar los misterios que envuelven la transformación de Gregorio Samsa, y que será del agrado de aquellos que únicamente se sienten interesados en la parte más propia de las aventuras gráficas clásicas.

 

Contigo no, bicho

Si bien la narrativa alcanza un nivel notable y a nivel jugable tenemos una aceptable propuesta, en el aspecto estético, al menos desde nuestro punto de vista y aún habiendo destacado para bien tanto la profundidad como la verticalidad de los escenarios, estamos ante un juego feo. Incluso en la versión para Steam, donde el mismo alcanza su mayor valor a nivel visual, tanto la paleta  como las decisiones de diseño de personajes, tanto humano(ide)s como insectos no han sido las más correctas, ni siquiera en esas partes que, de nuevo sin ánimo de entrar en spoilers, darían más juego al tratarse de mundos más oníricos y abiertos a la originalidad. En cuanto a la elección del HUD y menús, encontramos elementos austeros pero funcionales, algo que es de agradecer para hacer más énfasis en la propuesta narrativa.

Donde Metamorphosis si alcanzaría de nuevo el notable sería en la cuestión sonora, con voces (en… ¿inglés?) que funcionan realmente bien, efectos bastante conseguidos y una banda sonora inquietante y muy de la época en la que fue escrita la novela en la que se basa el juego, que le va que ni pintada. Cabe destacar también, siempre hablando de estas propuestas de bajo presupuesto, el esfuerzo del estudio por localizar los textos al español, de México, eso sí, pero perfectamente entendible para cualquier usuario de la lengua de Cervantes que no sea un poco hater.

 

Conclusiones

Ovid Works, de la mano de All in! Games, da su propio punto a la archiconocida novela de Franz Kafka en Metamorphosis, apoyándose en esta para narrarnos una historia con idéntico protagonista pero en el que éste recorre un camino separado del escrito en 1915. La inclusión de las secciones de plataformas hacen que el gran peso de la narrativa encuentre momentos de asueto y permita al jugador un agradable (aunque pelín errático) cambio de tercio, consiguiendo que la aventura no se centre únicamente en la resolución de los sencillos puzles que la forman y los diálogos con NPCs. Lastimosamente no alcanza un nivel para ser recomendado a cualquier tipo de jugador, las cosas como son, pero para aquellos fans de las aventuras gráficas o de la novela original es una opción bastante aceptable, máxime si se tiene en cuenta el esfuerzo del estudio a nivel sonoro, y se le perdona ser, con perdón, más feo que un pie.