Fecha de Lanzamiento

25/08/2020

DISTRIBUIDORA

Bumble3ee Interactive

Plataformas

PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC

Versión analizada

PlayStation 4

No Straight Roads es un juego de acción musical, donde lideraremos una revolución contra una malvada discográfica que se recrea en sus malas prácticas, no dejando que los nuevos grupos se den a conocer, fastidiando a los distritos humildes y prohibiendo el rock. El juego salió a la venta el pasado 25 de agosto para PC (Epic Games Store), PlayStation 4, Xbox One y Nintendo Switch. Let’s go rock!

Bunk Bed Junction

Como no podía ser de otra manera, comenzamos el juego subidos al escenario como Bunk Bed Junction, un grupo indie formado por Mayday a la guitarra y Zuke a la batería. Para darle más emoción al asunto, no encontramos en mitad de una actuación para un talent show televisivo, al puro estilo Got Talent. Tras una enérgica representación de lo que es el rock and roll y la efusiva respuesta del público, el jurado al completo decide darnos un no rotundo al ser el un género prohibido por NSR, la malvada discográfica que controla el cotarro en Vinyl City.

Nuestra pareja de artistas, sin bajar su tono en ningún instante, decide empezar su propia revolución para erradicar el liderazgo absoluto de este grupo de personas cuyo interés ya no es la música ni la gente que la escucha y llevar de nuevo el rock al lugar que merece.

Sin llegar a tener una trama compleja en ningún momento, No Straight Roads plantea muy bien las bases de su universo, presentando a un dúo protagonista con mucha personalidad y una serie de villanos muy adecuados para la temática del juego. Entre estos malvados vemos mucho referencia y crítica al panorama musical actual, con una idol digital que mueve a masas, una boy band cuyos integrantes se diferencian por el color de su pelo y que enamora a las chicas e incluso una niña prodigio atormentada por su estricta madre. Lo mejor de este apartado, sin duda, son los personajes, que aunque no sean superprofundos, funcionan a la perfección para lo que requiere el título.

Rock Rules

Como es menester, podremos cambiar en todo momento entre Mayday y Zuke, cada uno dispondrá de su propia barra de vida y energía, además de sus correspondientes habilidades únicas. La alocada guitarrista tiene un set de ataques más lentos y potentes, y el batería puede atacar rápidamente con una sucesión de golpes de baquetas. Al principio, las diferencias entre ambos no son muy notables. Es más bien pasadas varias horas cuando comienzan a separar sus estilos jugables gracias a las diferentes habilidades que vayamos desbloqueando. Sin embargo, este cambio nunca consigue ser verdaderamente sustancial, por lo que solo sustituiremos al personaje para que vaya recuperando una porción de la salud que haya perdido. Aunque, es más que reseñable que se haya incluido un modo cooperativo local para disfrutar de la aventura en pareja.

El juego de Metronomik divide su estructura jugable en dos fases: exploración de la ciudad y enfrentamientos contra jefes. Podremos recorrer la ciudad de Viny City libremente, aunque siendo sinceros, las diferentes zonas de la ciudad no son más que cuatro o cinco pasillos interconectados sin mucho más que hacer que recolectar energía y usarla para restablecer la electricidad en los diferentes distritos, pues NSR ha desconectado ciertos distritos para favorecer a la aristocracia.

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Durante el transcurso previo al boss, se intercalarán momentos de plataformas y combates contra enemigos menores. El movimiento de los personajes no es muy bueno, le falta precisión y los saltos tienen un peso al que cuesta acostumbrarse. El sistema de combate no es mucho mejor, como no es un hack and slash no encontraremos elaborados combos, de hecho, solo hay un botón para atacar, uno para esquivar y los gatillos que servirán para lanzar habilidades especiales. Los enemigos básicos también están a este nivel, contando con una pésima variedad de los mismos y siendo muy fáciles de contrarrestar.

Lo mejor del título a nivel de gameplay son los combates finales. En dichos confrontamientos veremos un despliegue de mecánicas que van evolucionando a lo largo de distintas fases, ya sea lanzarle planetas a un DJ muy fiestero, batallas de gallos como si de un Guitar Hero se tratase o jefes más convencionales con diferentes sets de ataques que aprender. Cierto es que algunos de estos combates se hace demasiado largo, sobre todo si perdemos y tenemos que volver al principio. No obstante, serán el motor principal de la rebelión y nos dejarán instantes memorables.

También he de comentar el porqué de que No Straight Roads sea un juego de acción musical. Una mecánica más bien simple, resumida en que los enemigos tanto comunes como jefes finales atacan al son de la música. Hay situaciones —escasas— donde parece funcionar, como en plataformas que aparecen y desaparecen según la melodía, o en acometidas específicas de ciertos bosses. Lamentablemente, esta característica no llega a implementarse como debería, puesto que la mayoría de movimientos pueden esquivarse sin problemas sin prestar atención al ritmo de la música. El ritmo de No Straight Roads se acaba difuminando para dar lugar a un sistema de acción mediocre.

Gráficos y sonido

Por fin llegamos al mejor apartado No Straight Roads, sin lugar a discusión alguna, el apartado artístico. Visualmente goza de un estilo propio, algo muy difícil de conseguir debido a la diversa oferta de la industria. El mejor resumen que puedo hacer es: derroche de personalidad. Desde el diseño de los carismáticos protagonistas al increíble trabajo detrás de los extravagantes jefes, secuencias de animación que evocan a series como Steven Universe y un gamberrismo que recuerda inevitablemente a la película de Edgar Wright, Scott Pilgrim vs. the World. Técnicamente no es más que arte poligonal, sin embargo consigue que estés pegado a la pantalla solo para ver con qué locura surrealista, colorida y llena de imaginación te sorprende a continuación.

El apartado sonoro también es genial. La banda sonora está compuesta por muchísimos temazos, más de uno te hará tararear mientras juegas. En adición a esto, es variada en cuanto a géneros, encontramos —obviamente— rock, composiciones de música clásica, canciones de hip-hop y temas de electrónica de diversos tipos. Un detalle muy bueno es el que escuchamos al ir derrotando enemigos con su propia melodía donde irá interponiéndose un tema rock cada vez más potente según avance la batalla. El poder del rock & roll, literalmente.

El juego viene completamente traducido y doblado al castellano. La interpretación de voces es curiosa cuanto menos, se mezclan muchos acentos y a veces hay alguna palabra que no encaja del todo, pero pienso que dota a la obra de una personalidad aún más potente. De todas formas, es posible cambiar las voces al inglés si así lo preferís.

Conclusión

No Straight Roads es un título que podría ser mucho mejor de lo que es si se hubieran hecho algunos ajustes en su gameplay. Aún con eso, es una de las experiencias más divertidas que he tenido el placer de experimentar este año gracias a su increíble apartado artístico. Humor loco, fantásticos diseños de jefes finales, un dúo protagonista muy carismático, jugablemente normalito y una banda sonora a la que no se le puede poner ni una sola pega. Si sois jugadores que anteponéis un llamativo estilo personal y diferente a una jugabilidad perfecta, este es vuestro juego.

Sinopsis

Forma un grupo de rock, explora Vinyl City y lucha con megaestrellas musicales para derrotar al opresivo imperio de la EDM «NSR», en una aventura llena de acción que combina rítmicos combates en 3.ª persona y una cañera banda sonora.

Pros

Gran banda sonora

Apartado artístico con mucha personalidad

Buen diseño de personajes y jefes finales

Contras

Sistema de combate demasiado simple

Control poco preciso

7.5

Recomendado