Tras 16 años en el dique seco, la franquicia V-Rally se reencuentra consigo misma y con los jugadores con su cuarta entrega, desarrollada por Kylotonn Racing y conducida hasta nuestras consolas y compatibles por BigBen Interactive, en un intento de reconquistar el corazón de los veteranos aficionados a la saga, así como de atraer a un nuevo público al desenfreno de sus tramos.
Regreso al pasado
Los últimos años del pasado milenio enfrentaban a dos grupos de jugadores: los que defendían el desenfreno de V-Rally y los que preferían el desafío más exigente de Colin McRae Rally. Así, estas dos sagas se repartían la tostada en cuanto a la simulación de las carreras tipo Rally, y alcanzaron un nivel en sus respectivas segundas entregas que los colocaron en el Olimpo de los juegos de conducción de la época, con permiso del todopoderoso Gran Turismo, y donde dejaron un imborrable poso en la mente de los amantes de la velocidad. Pero el tiempo pasó y ambas sagas siguieron diferentes caminos. Los juegos tras el sello del malogrado piloto siguieron su camino hacia la victoria, mientras que V-Rally desapareció del mapa tras una decepcionante tercera entrega.
Y así, tras la aparición de correctos títulos como los basados en la licencia oficial del campeonato del mundo de Rallies (WRC), llegamos a la actualidad, donde el gran dominador de las carreras arcade, Forza Horizon, mira por encima del hombro a cualquiera que intente alcanzar sus cotas de excelencia en el mundillo de las carreras off-road. Pero no sólo de carreras al uso viven los amantes de las 4 ruedas, ya que si bien es cierto que Forza Horizon 3 es prácticamente insuperable, se echan en falta modos donde superarnos y batir al crono en circuitos más serpenteantes.
V-Rally 4 se posiciona pues como claro competidor de los ya mencionados WRC o la evolución de la franquicia Colin McRae, DiRT, al ofrecer una propuesta basada en batir el crono de nuestros rivales mientras avanzamos a toda pastilla por la pista, pero no se limita únicamente a esto, ya que aparte de este modo contrarreloj, Rally, el juego se completa con otras cuatro disciplinas:
- Rally Cross: Carreras contra rivales en circuitos a varias vueltas, principalmente sobre asfalto o grava.
- Buggies: Carreras con estos simpáticos vehículos, en el que nos enfrentamos también a otros rivales, en circuitos con más saltos y obstáculos que en Rally Cross.
- HillClimb: En este modo si tendremos que batir el crono, pero en lugar de coches de Rally al uso, emplearemos super coches con estrafalarios faldones y alerones para potenciar su aerodinámica en tramos montañosos
- Extreme-Khana: También trataremos de batir los tiempos de nuestros rivales, pero en entornos urbanos con obstáculos, saltos y frenadas imposibles, al más puro estilo Ken Block.
Para recorrer estas modalidades tendremos a nuestra disposición más de 50 vehículos, con modelos reales, así como más de 20 circuitos con diferentes configuraciones y que se dividen, como es lógico, en función de la modalidad en la que estemos participando. Estos circuitos están repartidos por diversos puntos geográficos del globo, estando bien diferenciados entre ellos basándose en las características de cada zona, ya sean orográficas o climatológicas.
Goma y tramos
Las formas en las que nos enfrentaremos a estas modalidades están estructuradas en modos para un jugador y modos multijugador. Si queremos jugar en solitario, encontraremos un modo partida rápida, donde podemos elegir la disciplina en la que queremos participar, el coche y circuito y las condiciones básicas de la carrera, como los tramos o la dificultad. Es el modo ideal para adquirir experiencia como paso previo a la gran estrella del título, el modo V-Rally.
En el modo principal para un jugador adquirimos el papel de un piloto que está comenzando en el mundillo de los tramos, con lo que tendremos que demostrar en la pista nuestra habilidad ganando carreras de toda índole para ir creciendo como pilotos y poder acceder así a pruebas de mayor nivel, y donde una vez tengamos la experiencia necesaria, poder proclamarnos campeones del mundo de cada una de las cinco modalidades que componen el juego.
Pero no estaremos solos, ya que como todo campeón que se precie, debemos formar un equipo que nos ayude a alcanzar el éxito y a mantener las ruedas sobre la grava. De esta manera, al comenzar, conoceremos a nuestro asesor, que a modo de tutorial, nos ayudará a familiarizarnos con los menús del juego, nos explicará como crecer como pilotos y nos dará consejos sobre patrocinadores o gestión del equipo. Estos patrocinadores nos ofrecerán sumas económicas en función de lo bien que lo hagamos en las carreras, en base a unos objetivos que iremos firmando por contratos. Además del asesor, contaremos con la ayuda de un equipo de mecánicos que nos permitirán reparar el coche si este sufre daños, así como un equipo de ingenieros que desarrollarán mejoras sobre nuestros bólidos.
El equipo se podrá ir renovando con nuevas incorporaciones que mejoran al grupo, pero claro, esto lleva su coste correspondiente. Pues bien, la forma en la que crecimiento deportivo, mejoras en el equipo, capacidad de comprar vehículos más rápidos y arreglar los desperfectos que ocasionemos sobre nuestros coches se retroalimentan de nuestra habilidad, ya que todo esto debemos gestionarlo en base a las ganancias económicas que consigamos en función de nuestro rendimiento y nuestra posición en línea de meta, fácil, ¿no?. Es un sistema de agradecida sencillez, pero que funciona muy bien. Cada semana tendremos que hacer balance económico, por lo que cuanto mejor lo hagamos, más rápido avanzaremos hacia la quíntuple corona.
Para finalizar con el modo estrella, se ha añadido con total acierto un sistema de personalización del vehículo donde, casi artesanalmente, podremos dejar a nuestro gusto los coches de nuestro garaje mediante pinceles (al más puro estilo Paint) o pegatinas y macros que iremos desbloqueando.
En cuanto a los modos multijugador, por fin encontramos la ansiada pantalla partida, gran ausente en los juegos de carreras de los últimos tiempos y que es un añadido que sí o sí aporta positivamente a la experiencia, así como carreras online de las 5 modalidades, donde no nos ha costado encontrar rivales.
De coco, poco, de frenos, menos
No nos vamos a engañar: en este juego no tendremos que ser Sebastien Löeb para manejar los vehículos. Como experiencia arcade que se precie y bebiendo clarísimamente de sus orígenes, nos llevará cierto tiempo acostumbrarnos de nuevo (o de nuevas) a la peculiar forma en la que se comportan los coches en esta franquicia, pero al poco tiempo lo tendremos relativamente controlado y podremos recorrer a gran velocidad los circuitos mientras tratamos de no convertir nuestro coche en un inservible trozo de metal con ruedas.
Eso sí, las sensaciones al volante, pese a que podemos configurar nuestro coche para que su comportamiento se adecue más a la superficie sobre la que corremos o a nuestra forma de conducir, dejan cierta desazón, porque aunque los controles responden, existe cierta sensación de que los neumáticos flotan sobre los circuitos en lugar de rodar sobre ellos, y da la impresión de que los coches pesan 10 veces menos de lo que deberían, además de haber abusado del derrape en gran medida. Es un arcade, sí, pero se supone que estamos conduciendo coches y no naves, y a veces se sufren accidentes inverosímiles por este motivo y aparte, esto también condiciona el hecho de que, pese a que hay diferentes tipos de superficies, y aún habiendo diferencia de comportamiento entre ellas, esta podría haber resultado más notoria.
Otro punto destacable, y no precisamente para bien, es que el comportamiento de los coches no está lo suficientemente diferenciado entre modalidades. Una vez sabemos controlar un coche de Rally, por ejemplo, ya sabemos manejar coches de las otras 4 disciplinas, cosa que acorta sin lugar a dudas una curva de aprendizaje que habría sido más satisfactoria habiendo pulido las diferencias entre vehículos.
La IA, en los modos en los que hace acto de presencia, no es demasiado exigente incluso en niveles de dificultad relativamente elevados, pero pese a sus fallos, también hay que decir que el título es capaz de divertir gracias a que los circuitos y los tramos que los conforman están bien diseñados en cuanto a trazada y nos harán estar muy concentrados, dado que si sufrimos muchos golpes en nuestro coche, este perderá eficiencia paulatinamente y en función de la magnitud del impacto que le propinemos.
Ni impacta ni decepciona en lo visual
En cuanto al apartado gráfico, nos encontramos ante un título que no se encuentra entre los referentes del género como la mencionada franquicia de Microsoft o Driveclub, pero que tampoco decepciona en exceso. Los circuitos, como ya habíamos comentado, están bien diseñados y salvo ciertas texturas “low-cost”, representan bastante bien la zona geográfica en la que nos encontramos. Las personas que aparecen en los circuitos apenas tienen animaciones, pero al menos no parecen trozos de cartón puestos con pegamento, lo que también ayuda en cierta medida a que el aspecto de las pistas nos haga ponernos más dentro del contexto.
La iluminación, las estelas de polvo que dejamos a nuestro paso y la forma y comportamiento del agua se encuentran bien representados, pese a que, como decimos, no estamos hablando de un juego que pretenda ser un benchmark de la potencia actual de los dispositivos.
En cuanto a los vehículos, encontramos diseños que convencen y otros que no lo hacen tanto, pero sí, ha sido un acierto la forma de representar cómo el coche se ensucia o se abolla durante las carreras. V-Rally 4 no se ve mal en su conjunto, está claro, excepto si hablamos de la parte que concierne a la cámara interior, que no ha sido lo suficientemente bien tratada y luce demasiado austera y poco detallada.
El HUD es bastante simplista también, no siendo esto malo por definición, ya que por fortuna estaremos al tanto de las partes del coche que hemos ido dañando, nuestros tiempos por tramo o vuelta y las indicaciones del copiloto de forma efectiva.
Voces en castellano
El título nos llega íntegro con voces y textos en castellano, cosa que siempre es de agradecer. El problema es que se nota cierta falta de énfasis tanto en el asesor del modo principal como en el copiloto, como si estuvieran leyendo una hoja de papel con todo escrito en el estudio, sin interpretar, como hacía Krusty el Payaso con sus muñecos parlantes en el mítico capítulo de los Simpson donde Bart es el niño del “yo no he sido”.
Los efectos de sonido del motor cumplen, no así el jaleo y el ambiente del público, que da la sensación de escucharse con retraso a nuestras acciones y demasiado lejos.
En cuanto a la música encontramos temas de Rap y melodías de acompañamiento, que pecan de ser escasas y tampoco son una maravilla, haciendo que a las pocas horas de estar jugando al título deseemos poner nuestra propia música.
Conclusión
V-Rally 4 no es un referente audiovisual ni jugable, pero consigue divertir con la fórmula que nos retrotrae a aquellas tardes de finales de los 90 donde recorríamos a toda velocidad los tramos de asfalto y grava. Para que habláramos de un título notable, se deberían haber pulido los apartados gráfico y el sonoro, así como las sensaciones que transmiten los coches, pero aún con eso, los amantes de los Rally sabrán valorar sus virtudes.
Sus puntos fuertes se encuentran en un modo principal adictivo y sencillo, unos circuitos bien diseñados, la posibilidad de personalizar al gusto nuestros vehículos y el tan necesario modo a pantalla partida.