[Artículo] La figura del crítico, los productos de fácil consumo y ‘My Friend Pedro’

[Artículo] La figura del crítico, los productos de fácil consumo y ‘My Friend Pedro’

De vez en cuando, me apetece alejarme del esfuerzo que requieren por mi parte ciertas obras, ya sea por su gran carga narrativa, por su ritmo más pausado o por su propuesta alternativa, y me acerco a experiencias que tal vez no terminen por enseñarme nada nuevo pero sí que consiguen despejarme y divertirme durante el tiempo que duren. Este cansancio por lo “profundo” me es habitual en prácticamente todas mis aficiones y comúnmente lo soluciono devorando un producto de menores pretensiones.

Y es que, no siempre apetece más un Ciudadano Kane que la nueva entrega de Fast & Furious. A veces, solamente queremos desconectar y que la obra por visionar, leer o en este caso, jugar, nos eche en la cara todo lo que quiera mostrarnos sin nosotros dar mucho a cambio.

Parece que me refiero estrictamente a “productos basura” y nada más lejos de la realidad. Simplemente, son menos trabajosos de consumir y tienen “menos que aportar” al usuario, aunque también se les puede exprimir de tal manera que aprendamos algo nuevo e interesante. El mejor paladar no se forma comiendo todos los días caviar, sino variando y tomando un poco de todo, sacándole el máximo jugo al producto y así formando un curtido y amplio criterio.

El nuevo y esperado título de Devolver Digital y Deadtoast, My Friend Pedro, me ha servido como una de estas experiencias más relajadas y centradas en la pura diversión. Dicho juego llegó a Nintendo Switch y PC el pasado 20 de junio y he de decir, que desde que descubrí este juego en el E3 del pasado año le seguí la pista, mayormente, por su gran parecido con uno de mis indies favoritos y de similar propuesta, Hotline Miami. Además, la nueva propuesta de Deadtoast cuenta con un plátano parlante como compañero de frenéticas aventuras y un espectacular tiempo bala en el que poder hacer piruetas imposibles a ritmo de pistolas dobles, ¿qué más puedo pedir?

Desestresarse y disfrutar de la acción más alocada es el objetivo de My Friend Pedro, y lo consigue a la perfección. Desde el primer instante en el que te pones a los mandos, conoces a una simpática banana mágica y desenfundas tu pistola, sabes a lo que has venido. Sin hacer alardes y de una forma muy humilde, se presenta como un producto totalmente sincero, y a veces, lo único que necesitamos es un poco de claridad entre la opacidad provocada por la presuntuosidad y el elitismo, creado en ocasiones, por nosotros mismos.

Todo crítico, o persona en formación y búsqueda de conocimiento sobre un aspecto, acaba sucumbiendo, antes o después, ante la arrogancia debido a la ganancia de dominio en un tema. El empezar a adquirir cultura, información y soltura, causa que el crítico comience a entender mejor el medio, a diferenciar entre lo bueno y lo malo, a descubrir obras de culto o más desconocidas por el público general aunque aclamadas por unos pocos, y a formar —a veces— un criterio que luego podría transformarse en elitismo.

Obviamente, hablo desde mi experiencia de “crítico” en el comienzo de su formación, y teniendo en cuenta testimonios de compañeros y profesionales. En esta época de “paladar exquisito”, desprestigiamos obras enfocadas hacia un gran público o aquellas que solo buscan el entretenimiento más puro. Siempre llevamos la razón, nuestro criterio es superior al del resto. Como diría un buen compañero mío, juzgamos desde nuestro autoimpuesto púlpito de sapiencia e imponemos nuestros ideales, menospreciando opiniones contrarias y dinamitando aquello que no es de nuestro agrado. Parece ser que una actitud de crítica destructiva, la corriente del “nada me gusta”, o como conocemos en redes, la posición de “hater”, demuestra mejor tus conocimientos ante los exámenes que resalten aspectos positivos.

No sé determinar el porqué de esta implantación en la sociedad a día de hoy. Tal vez, esté de moda ser hater, tal vez se hayan perdido los tonos grises y todo debe ser blanco o negro, pero lo que sí sé, es que la posición de adoración de cualquier producto de entretenimiento produce cierto rechazo en el mundillo. Si todo te gusta, no sabes diferenciar entre lo bueno y lo malo. Lo veo cada día en redes, y en cierta parte, lo comparto, aunque de manera menos radical. No obstante, también pienso lo mismo de la posición inversa. Así que, ¿cuál es la postura correcta para criticar una obra? No creo que haya dicha posición de verdad absoluta en algo tan subjetivo como lo son las opiniones personales y los gustos propios. Eso sí, aunque no haya una sola crítica única y verdadera, siempre deberíamos respetar los pareceres de los demás, intentar aprender y debatir (que no imponer) con argumentos y educación. Ante todo, compartimos pasión y eso es lo verdaderamente importante.

Tranquilos, el elitismo en la mayoría de los casos es una época más o menos duradera, y más común de lo que parece. Y pasada esta etapa, tampoco seremos el “crítico definitivo”. No se llega nunca a este estatus debido al continuo cambio, constante aprendizaje, cada día hay algo nuevo por descubrir, nuevas corrientes artísticas y la evolución de la sociedad y el medio.

My Friend Pedro, sin jactarse de nada y siendo un producto totalmente inocente en este aspecto, me dio que pensar sobre el tema de la cultura del snack y los productos de fácil consumo. Todo ello mientras arrasaba con haters y pro-players virtuales en unas alcantarillas a base de martillear armas dobles junto a un plátano que habla.

Lo he pasado muy bien con el último título de Devolver Digital. Cuenta con una visión sincera del espectáculo puro y no alardea de nada más que de las grandes jugadas que puedes llegar a hacer gracias a una sartén a la que disparar a cámara lenta mientras que saltamos por una tirolina y hacemos explotar todo el escenario en una vorágine de locura.

En ocasiones, lo sencillo es superior a lo complejo. Todo depende del punto de vista, la crítica tiene demasiadas aristas por lo que es normal diferir. Simplemente, haz lo que te dé la gana y no molestes.

 

Jamás he conocido un hombre tan ignorante del que no pudiera aprender algo.

Galileo Galilei