[Análisis] Shadow of the Colossus

[Análisis] Shadow of the Colossus

Tal vez uno de los videojuegos con mayor calidad de todos los tiempos que como en muchas obras artísticas de culto no gozó en su día de la fama y las ventas que le corresponden. Ahora, Shadow of the Colossus vuelve a PlayStation con la fuerza necesaria para conquistar los hogares de cualquier fan que posea una PS4.

Este remaster del clásico de Team Ico permite a cualquier persona que tuviese la desdicha de no haber podido disfrutar de esta joya de PS2 la oportunidad de adentrarse en la tierra de los inmensos colosos, protagonistas del título. En el camino, los aspectos gráficos han tenido un importante lavado de cara, beneficiando al título en algunos aspectos y perjudicándolo en otros. Debe quedar claro no obstante que con este análisis no se pretende solo valorar el juego base de 2005, sino también lo que aporta este remake tanto a nivel jugable como artístico.

El videojuego como arte

En una época en la que se apuesta por títulos repletos de contenidos y con mecánicas cada vez más complejas, Shadow of the Colossus llega a la nueva generación para demostrar que se puede hacer arte con muy pocas herramientas y logrando en el camino un juego que roce la perfección.

Y es que estamos ante un juego totalmente distinto a cualquier otra cosa que exista. Es un título que pretende llegar al corazón del jugador a través de todos y cada uno de sus elementos, ya sean la trama, su ambientación, sus únicas mecánicas o su impecable banda sonora. La principal característica que el Team ICO pretendía en su día aplicar a esta obra es la simplicidad, o como Fumito Hueda describe: el diseño por substracción, que se basa en eliminar cualquier aspecto que no sea necesario dentro de un apartado del juego.  Y eso puede apreciarse en cualquiera de los ya citados aspectos como veremos a continuación.

Pero con todo, el resultado no es igual a la suma de las partes. Shadow of the Colossus es un juego que tiene algo en especial que conecta con el jugador, y que este remake intenta volver a transmitir a las nuevas generaciones

La lucha contra lo imposible. La historia

La historia es, como ya hemos adelantado antes, bastante sencilla. Un joven del que poco o nada sabemos llega a una tierra inhóspita y prohibida a lomos de su yegua junto con el cadáver de una bella muchacha. Al llegar a un templo donde no mora un alma, el joven guerrero contacta con un dios, quien le propone un pacto para revivir a la doncella. Para completar el ritual, las inscripciones de las estatuas que hay en el templo deberán ser destruidas, y la única forma de lograr esto es acabando con todos los colosos a las que representan y que se hayan diseminados por todo el mundo prohibido.

Con  este punto de partida inicia la odisea de nuestro protagonista. La trama no avanza ni da giros a medida que vamos completando la tarea, sino que todo el pastel se reserva para el final, del que no hablaremos en este análisis pero que es importante destacar por el siguiente motivo: es realmente difícil explicar por qué esta historia conecta tanto con el jugador y por qué deja unas sensaciones que se siguen recordando más de diez años después, pero lo que sí puede asegurarse es que  gran parte de esto es gracias a su cierre, en el que se comprende la trascendencia del viaje y nos hace…

Los colosos, el mundo, Agro y la magia

Una vez que se nos fija nuestro primer objetivo saltamos de lleno a la aventura que es Shadow of the Colossus. Nos propone un desafío con una forma de proceder que engancha desde el minuto uno. Buscar criaturas gigantes en un bellísimo mundo deshabitado para acabar con ellas. Veamos esto por partes.

Agro

Antes de entrar en materia con los protagonistas indiscutibles, los colosos, vale la pena pararse a hablar de Agro, nuestro fiel corcel durante la aventura. Quienes ya hayan jugado a The Last Guardian tal vez entiendan hasta qué punto el Team Ico es capaz de crear criaturas “vivas” dentro de un videojuego, pero en su día Agro fue el original. La yegua, que en última instancia es nuestro principal medio de transporte y que permite desplazarse por un mundo demasiado vasto para recorrer a pie, se siente como lo que debería ser un animal, aunque sea uno domado:  algo libre, independiente y vivo. Al subirnos a lomos de Agro podemos controlarla, pero no de forma total y absoluta, sino que decidimos en que dirección se moverá. Esto significa que si existen grandes caídas o muros, u otros elementos que puedan provocar un frenazo o un desvío, Agro se detendrá, así como si hay un camino serpenteado, en el que no necesitaremos mover los joystick de forma precisa porque Agro es consciente de que debe tomar unas ligeras curvas y lo hará de forma automática.

Su inteligencia artificial, además, está programada para que se comporte de forma natural durante los enfrentamientos contra los colosos en los que está disponible, que por lo general son escasos.

El paraíso prohibido

El mundo de este título es muy interesante, pues aunque es muy grande en extensión carece completamente de vida inteligente o seres humanos. Es lo que debería ser una tierra prohibida, algo inhóspito y donde la naturaleza se ha abierto camino. Sin embargo, existen ruinas y ciertos elementos que inducen a pensar que el hombre llegó a establecerse allí tiempo atrás. Lo mejor del asunto es que se deja libre a la imaginación del jugador, añadiéndose así un toque místico, algo en lo que también pone de su parte el silencio de muchas secuencias jugables , que contrastará después con la epicidad de las batallas contra los colosos.

El mapa de Shadow of the Colossus además presenta un diseño inteligente que está conectado con la trama: aquí controlamos a poco más que un niño completando la tarea encomendada por un dios, algo que debe hacernos parecer minúsculos ante la inmensidad del desafío. Esto se consigue con un inmenso territorio que recorrer y explorar.

Además, el tamaño del mapa está relacionado también con otro elemento del juego: encontrar a los colosos, que es un aspecto fundamental del juego. No es muy complicado, pero sí que es una parte importante y divertida para que nuestra labor se note totalmente realista y en tiempo real, al no haber transiciones, ni cinemáticas, ni algo que facilite la labor. Hay que dirigirse al lugar, encontrar al coloso y acabar con él. Para esta tarea nuestra espada puede servir de ayuda ya que indica la dirección en la que hay que moverse.

Los colosos y la epicidad

Una vez hemos llegado hasta nuestro objetivo, comienza la batalla. De los colosos se puede decir mucho, y lo mejor para esto es analizar el primer combate contra el primero de ellos. No es nada similar a lo que se pueda ver hoy en día en ningún otro título. Los colosos se sienten totalmente reales y su inmensidad y peso se dejan ver cuando caminan o golpean el suelo. Son titanes que hacen retumbar la tierra allá por donde pasan y hacen que nos sintamos totalmente impotentes ante su poder.

Pero cuanto más grandes son, más dura será la caída. Los colosos son enormes pero todos tienen puntos débiles y cada batalla es como un puzle a resolver. No se trata de combates donde se tenga que utilizar ataques especiales, combos u otros movimientos más típicos. La única forma de acabar con ellos es escalar por su cuerpo, aferrándose a su pelo o a las partes más rocosas que posea hasta llegar a los puntos críticos, en los que hay que ensartar la espada con furia. En este proceso entran en juego varios factores: El primero es que por lo general, a excepción de un par de colosos, no podremos subirnos a ellos desde el principio del combate, sino que deberemos hallar la forma de lograr esto a través del uso del entorno, o con la ayuda de Agro. Una vez aferrados a nuestro enemigo entra en juego el factor resistencia, ya que el protagonista se cansa, tal y como refleja la barra de energía, esto último es importante porque los colosos se agitan y se convulsionan para intentar expulsarnos, como una criatura viva.

 

Sobre este aspecto es interesante la relación que existe con el botón R1 (con los controles clásicos). Ya que al aferrarte a un coloso nunca dejas de pulsar ese botón, así como nuestro protagonista nunca se suelta y lucha por seguir agarrado ante todos los movimientos furiosos del coloso. El jugador experimenta en cierto modo esta lucha de resistencia teniendo que presionar tanto tiempo ese botón.

Por último, cabe mencionar los controles de la cámara y el personaje. Ya en su día ambos aspectos fueron criticados y el remake no hace nada para corregir esto. Si bien es cierto que en algunas contadas ocasiones esto puede ocasionar algún ligero problema, por lo general son bastante anecdóticos. Es más, este control áspero es intencionado, ya que busca reflejar el hecho de que el muchacho que estamos controlando es inexperto, joven, no es un soldado entrenado y los colosos no son espacios de terreno sino criaturas vivas que se defienden y se agitan.

Una banda sonora conmovedora

La banda sonora merece su propio análisis aparte porque es legendaria, en el sentido literal de la palabra. No hay otro tipo de música que encaje mejor con este juego, porque sabe aparecer cuando debe y dejar paso al silencio, como ya hemos comentado antes, cuando es necesario. Pero en los momentos en los que empieza a sonar, le da un toque épico a las batallas, dividiendo además las partes donde nos vemos superados o el peligro es mayor (cuando aún no sabemos como subirnos al coloso o como derrotarlo) con el momento en el que al fin tomamos la delantera y comenzamos atacar.

La leyenda llega a a nueva generación

Hasta aquí todo lo referente al juego base a excepción de los gráficos y ciertos detalles, pero, ¿qué ofrece la nueva versión remasterizada?.

Desde luego el cambio gráfico es mucho más profundo que un simple filtro HD. Se han rehecho las texturas, añadido iluminación y hay cambios en el HUD. Algunos de estos cambios pueden ser positivos o negativos según se mire. En el aspecto del escenario, el exceso de iluminación le resta atractivo a algunas zonas que en su versión original eran más oscuras y contrastaban con los espacios luminosos, aunque estos últimos salen muy reforzados con el remake. El HUD sin embargo tal vez no debería haberse cambiado, pues la esfera de resistencia tenía más encanto cuando era una burbuja que aumentaba con cada coloso derrotado y mostraba de una forma más simple el progreso. El nuevo diseño del protagonista también es un poco chocante porque es muy distinto al original.

Con respecto a los cambios en la jugabilidad también tenemos cosas positivas y cosas negativas. Los distintos altares que hay por el mapa antaño permitían guardar la partida para continuar desde ese punto, pero en esta nueva versión han quedado prácticamente como curiosidad o adorno al no permitir esta opción, ya que el guardado es manual.

Pero este es el único aspecto negativo, el resto de cambios son muy acertados, como la introducción de sets alternativos de controles o la adición del modo espejo al terminar el juego.

Conclusión

Es fantástico poder volver a jugar a un clásico de PS2 como es Shadow of the Colossus. La remasterización gráfica puede ser más o menos cuestionable pero sin duda logra darle un nuevo sabor a un título que merece todos los galardones que no obtuvo en su día. La leyenda de Team Ico perdurará por siempre en nuestros corazones, ya que por más que pasen los años, la gran odisea de los colosos sigue dejando unas sensaciones casi indescriptibles.