[Análisis] The Legend of Zelda: Link’s Awakening

[Análisis] The Legend of Zelda: Link’s Awakening

Hay millones de buenas historias por contar, y otros millones ya contadas, infinitas maneras de hacer un juego y muchísimas de ellas ya las hemos podido probar. Cada juego tiene algo nuevo que ofrecernos siempre, ya sea mejor o peor, pero no conozco un juego que haya terminado y no me haya dejado una sensación triste por haberlo terminado pero a la vez satisfactoria teniendo en cuenta lo agradable, disfrutable (e incluso orgásmica en ocasiones) que ha sido la experiencia de juego. Por eso, siempre que puedo, me hago con tantos juegos como me es posible para poder disfrutar de lo que tienen que decir y mostrar.

Y pese a que estoy totalmente en contra de la guerra de consolas y su exceso de exclusividades ya que eso dificulta el probar varios juegos si no puedes permitirte todas las plataformas, si me apuntasen con una pistola y me obligaran a elegir bando, creo que no dudaría en ningún momento en elegir a la Gran N como mi representante. La primera consola propia que tuve en mi haber y no fue heredada de mis padres fue, de hecho, una Game Boy Advance con Castelian, aunque mejor no preguntéis por el destino de ambos porque me deprimo a más no poder. Desde entonces, no he faltado a la cita con ninguna de las consolas que iban sacando de la familia Nintendo (a excepción de Wii U, lo siento), e incluso he hecho todo lo posible por lograr hacerme con consolas previas a mi nacimiento, consiguiendo más de una.

Por eso, cuando salió la Nintendo Switch con The Legend of Zelda: Breath of the Wild de salida, fue quizás uno de los días de mi vida que más feliz estuve de gastar aquella enorme cantidad de dinero de golpe y que menos dudé en hacerlo, por no decir el que más, y es que ya no solo la consola, ni siquiera el juego en sí, pero la saga de The Legend of Zelda es siempre algo en lo que merece la pena invertir dinero, y así lo demuestran juegos como el mencionado anteriormente, Ocarina of Time Majora’s Mask.

Bueno, hace muchos muchos años, concretamente el 6 de junio de 1993, hacía su aparición para la clásica Game Boy otro título del universo de Zelda, The Legend of Zelda: Link’s Awakening. Unos años después, en 1998, salió para la Game Boy Color, esta vez (valga la redundancia) con gráficos a color. 21 años más tarde, 26 si contamos desde su lanzamiento original, nos volvemos a encontrar con Link y la isla Koholint en The Legend of Zelda: Link’s Awakening, otro título que sin duda alguna debe ser jugado, seáis o no fans de la franquicia.

 

La leyenda de Zelda, pero sin ella

En esta entrega, nos alejamos de las legendarias y laureadas tierras de Hyrule para llegar hasta la isla Koholint, en cuya playa despierta Link tras naufragar con su embarcación en una tormenta. Aquí es encontrado por Marin, una joven chica de la aldea Mabe que vive con su padre Tarin; esta le cuenta a Link cómo sueña con ser una gaviota capaz de cruzar el océano y cantar allá donde vaya. Tras volver a la playa y recuperar su espada, un búho aparece a su lado y le explica que, si lo que quiere es volver a casa, deberá despertar al Pez Viento, el guardián de Koholint que duerme dentro de un huevo en lo más alto de la montaña Tamaranch, y para ello deberá reunir los ocho instrumentos de las sirenas que se encuentran en distintas mazmorras repartidas por la isla.

A priori, puede parecer que la trama presentada en The Legend of Zelda: Link’s Awakening es simple o inexistente más allá de presentarnos un hilo conductor sobre el cual avanzar durante las horas de juego, pero una vez avancemos hasta un punto determinado, nos toparemos con varias sorpresas que nos demostrarán que este juego no es únicamente desplazarse por un mapa mientras superamos mazmorras para conseguir instrumentos (muy similar a lo visto en Cadence of Hyrule – Crypt of the Necrodancer ft. The Legend of Zelda), sino que la aventura de nuestro héroe hyliano en la isla Koholint tiene un destino trágico pero, por desgracia, inevitable, puesto que… es broma, no voy a desvelaros nada acerca de él.

De lo que sí que puedo hablaros es de la cantidad de “infiltrados” que encontramos en este juego, siendo que no únicamente nos faltará Zelda en un juego de su propia franquicia, sino que además otras franquicias han decidido aparecer en esta entrega. Empezando por otro icono de Nintendo como es Mario, veremos que varios enemigos core del juego como los Shy Guy, los monstruos Boo, las Planta Piraña o los Goomba tendrán su papel como encargados de molestarnos en nuestro transcurso hasta el Pez Viento. Hablando del pez, ¿os habéis fijado en que el huevo dentro del cual se encuentra es un huevo de Yoshi? Además de que este también aparece en el título (aunque sea en forma de figura), al igual que Kirby o Luigi, aunque estos no lo hacen explícitamente sino a través de dos personajes clavados a ellos en diseño. Y aunque esto no es realmente una referencia ni nada por el estilo, me ha hecho gracia ver cómo si robas algo de la tienda, a la que vuelves a entrar eres asesinado por el vendedor, similar a cuando Kecleon te persigue por las mazmorras en Pokémon Mundo Misterioso, así que recordad niños: no robéis.

Pero al igual que hay algunas referencias a otras franquicias en esta, las cosas clásicas de The Legend of Zelda no desaparecen, como el hecho de que si atacamos un par de veces a una gallina aparezcan otras muchas para acabar con nosotros, o la posibilidad de alternar entre espadas, bastón, arco o bombas (además de algún añadido) para poder atacar y acabar con nuestros enemigos. Y por supuesto, el alto peso que tiene la naturaleza, encontrándonos con que prácticamente todo el mapa está protagonizado por esta, dejando a un lado todo aquello que puede contaminar el planeta y siendo un mapa de lo más verde y vivo, realmente vivo.

 

¿Qué más podemos hacer además de, obviamente, completar la historia?

A lo largo del juego nos encontraremos con algunos objetos a coleccionar como son las caracolas, que se encontrarán esparcidas por todo el mapa y deberemos recolectar un montón de ellas para activar un evento especial. Por suerte, a pesar de que la exploración suele ser algo pesada en la mayoría de juegos, en el mundo ofrecido por The Legend of Zelda: Link’s Awakening veremos que se nos hace increíblemente sencillo gracias a su simpleza en cuanto al mapeado, quiero decir, no es que sea pobre, sino que se deja de laberintos enrevesados o de zonas que debes hacer siete cosas antes de poder avanzar por ahí. Además, es el propio mapa el que nos invita a explorarlo gracias a su viveza y a que casi todos los seres vivos tienen algo que decirte o mostrarte, y podéis prepararos para una gran cantidad de conversaciones interesantes, sumado a varias misiones secundarias o recados (según cómo prefiráis verlo) que darán más tiempo de vida al juego y que no se harán pesadas ni repetitivas en ningún momento. Además, es gracias a estos en su mayoría que sabemos qué debemos hacer o hacia donde debemos ir, ya que nos dan bastantes pistas de cuál es el siguiente paso, aunque de eso también se encarga el mapa, que nos va bloqueando caminos hasta que desbloqueamos habilidades u objetos que nos permiten abrirnos paso.

Otros lugares a destacar serían el estanque de pesca, que por 10 rupias nos da la oportunidad de probar nuestra suerte y destreza a la hora de pescar el mayor pez (de hecho, son similares a los Cheep Cheep, también de Mario) del estanque, además de que por cada pez nos dan una cantidad de rupias según su tamaño, por lo que la pesca acaba saliendo rentable, más aún si tenemos en cuenta que algunos peces traerán objetos clave como… fragmentos de corazón. Podremos también dedicarnos a jugar con el gancho en la sala de juegos, tratando así de conseguir distintos objetos a cambio de, de nuevo, 10 rupias por cada tirada.

Y por último, en la casa del viejo Dampé podremos crear nuestras propias mazmorras para superar. Oh, espera, no he hablado de las mazmorras en general, ¿no? Pues bien, a diferencia de los roguelikes, estas mazmorras tendrán siempre la misma estructura y los mismos enemigos dentro de ellas. Para hacerlo entretenido, contarán con varios obstáculos, salas ocultas a las que acceder encontrando las escaleras o destrozando paredes a base de bombas… otras habitaciones a las que solo podremos entrar al encontrar llaves en cofres o derrotando a todos los enemigos de la sala en cuestión (a veces incluso en un orden determinado, nada de matar al que te pille más cerca) y, como debe ser, jefes. Nos enfrentaremos a algún jefe de mitad de fase, bastante sencillos en su gran mayoría, pero luego, a la hora de enfrentarnos a los jefes finales (a los cuales, para acceder a su sala, deberemos conseguir la llave propia de esta) veremos cómo de bien está implementada la inteligencia en ellos y que, a pesar de aprendernos sus patrones de ataque, se nos hará bastante difícil acabar con ellos.

Volviendo con Dampé, debo decir que ha sido un poco triste el ver que las mazmorras que nos permite editar no serán personalizables al completo, sino que utilizaremos las ya exploradas a lo largo de la historia para así formar otras, y esto hace que pierda la esencia propia y se desaprovecha la enorme oportunidad de crear un editor de mazmorras maravilloso y que nos hiciese explotar las horas dedicadas al juego. Por suerte, es un pequeño fallo que podemos pasar por alto en cuanto al conjunto del juego se refiere.

 

Un buen remake

Pese a no haber jugado el título original, me he informado acerca de él y he visto varios vídeos de este y, si no me equivoco, en cuanto a lo que el desarrollo de la historia se refiere, no han cambiado nada o prácticamente nada, tan solo se ha mejorado aquello que quedaba por pulir, pero sin cambios bruscos de ningún tipo, cosa que sorprende poco teniendo en cuenta que en su momento fue un exitazo con pocas zonas donde buscar algún fallo. Lo que sí han hecho es mejorar, por ejemplo, añadiendo la mecánica del parry con el escudo o que ahora Link mire hacia las ocho direcciones, permitiendo que sea más orgánico y real el movimiento. Además, podéis probar el Modo Héroe desde el principio, en el que perderéis el doble de vida por cada golpe recibido y tardéis más en encontrar corazones. Yo todavía no me atrevo con él, pero no dudéis que a la que me vea con fuerzas (o, mejor dicho, con suficiente habilidad) me lanzaré de cabeza a completarlo.

Pero sin duda, lo más destacable de todo es el hecho de añadir los dos objetos asignados para su uso rápido, cosa que ya hemos visto en otros títulos de la franquicia, y que nos permite, bueno, más bien nos evita el tener que estar entrando en el inventario cada dos por tres para cambiar de objetos, y hacer de la experiencia de juego algo muchísimo más fluido y entretenido.

 

Apartado audiovisual

Y sí, también es un buen remake en este apartado. Visualmente es una maravilla, tanto el diseño de personajes y escenarios como la paleta de colores empleada en cada uno de ellos me parece que les otorgan la vida y alegría que pretende transmitir este título, lo cual hace que sea totalmente agradable a la vista el pasarte horas seguidas delante de la pantalla de tu consola sin que se te haga pesado, repetitivo o lo que se te pueda ocurrir. Sobretodo hay que tener en cuenta que el estilo utilizado para rehacer este juego me parece el más indicado vista la tónica del título. Las animaciones también son algo infantiles (siguiendo la línea del juego) y simpáticas, por lo que no le vemos ninguna pega, pero sí se la vemos a los bajones de fps bestias que da de vez en cuando; quizás este sea el único fallo que presenta este apartado, pero duele cuando pasa, duele mucho, porque corta totalmente el rollo.

En cuanto a las melodías, podremos ser deleitados por las melodías originales en su versión remasterizada, lo cual permite mantener la esencia original del juego y que aquellos que hayan jugado al título original sientan la morriña en sus carnes gracias a esas pacíficas pero atrevidas piezas musicales que embelesaran nuestros oídos. Además, los efectos de sonido ayudan mucho a disfrutar y vivir más cada acción, estando bastante más cuidados de lo que podría esperar.

 

Conclusión

Seas fan o no del universo Zelda, este es un grandioso título con el cual hacerte. La historia termina enganchándote, a pesar de que al principio no las tenía todas conmigo, poco tardé en cambiar de opinión, la jugabilidad es tremendamente entretenida y a su misma vez sencilla, haciendo que tengamos que esforzarnos para superar el título pero que en ningún momento se nos convierta en un dolor de muelas. Y si a esto le sumamos ese tan buen apartado audiovisual digno de un remake y más que acertado a mi parecer, nos queda un maravilloso juego de The Legend of Zelda, y es que el remake para Switch de Link’s Awakening es un juego de ensueño, que hará que no queramos despertar una vez estemos metidos dentro de él.