Sin ningún ánimo de desmerecer a Ratalaika, pero bien sabemos que cuando un juego viene de su parte, lo mejor para no llevarnos un chasco es precisamente ser conscientes de que nos decepcionarán, así solo pueden sernos indiferentes o incluso gustarnos si es medianamente superior a la tónica general esperada. Recientemente hemos analizado varios juegos de Ratalaika como Red Bow, Thunder Paw, Syrup and the Ultimate Village o Daggerhood, cada uno con sus más y sus menos, pero que, por ejemplo en el caso de Daggerhood, han llegado a ser una agradable y entretenida sorpresa. Esta vez le toca el turno de ser analizado a Duck Souls+, juego desarrollado por el estudio indie Green Dinosaur Games, y que lleva disponible en Steam desde el 6 de septiembre de 2018, mientras que el 27 de marzo llegó a Nintendo Switch, Xbox One y PlayStation 4, siendo esta última la plataforma en la cual hemos jugado para realizar el análisis.

 

El retorno de los patos

Nuestra especie ha sido aniquilada, todos aquellos con los que ayer estábamos recorriendo estanques o migrando hacia Canadá, hoy lloramos su perdida. Solo quedamos nosotros… y los huevos. El alma de los patos caídos, los cuales se autodenominan como los Duck Souls, nos otorgan la cereza dorada, la cual nos permite dar dashes, pero esto no será gratis, a cambio debemos recuperar todos los huevos de patos que se encuentran dispersados por una gran cantidad de niveles distintos.

Os hubiese gustado que tuviera algún tipo de parecido con Dark Souls, ¿eh? Ya que el nombre es prácticamente igual, yo también esperaba ver una versión simplista de la saga de FromSoftware, pero ni de lejos. Más bien podríamos decir que esto es una conversión a furry de Madeline, la protagonista de Celeste, o del trozo de carne que controlamos en Super Meat Boy, ya que pese a que el género de las plataformas 2D es muy diverso y puede ofrecer muchísimas posibilidades a la hora de encarar tu juego, pero en este caso vemos una más que clara inspiración en estos dos títulos anteriormente mencionados.

En Duck Souls+ nos encontraremos con 100 niveles (98 realmente, siendo el primero de presentación y el último de clausura de la aventura), y cada uno de estos será únicamente una pantalla que deberemos completar, dándose por realizado cuando logramos hacernos con el huevo que está, cómo no, justamente en el lado contrario al que nosotros nos encontramos. Para llegar hasta ahí no creáis que nos espera un camino de nenúfares, ni mucho menos, vamos a tener que atravesar una gran cantidad de trampas mortales que están diseñadas única y exclusivamente para acabar con nuestro protagonista, el último de los patos; es hora de demostrar que Donald en Kingdom Hearts no representa a todos los patos, es nuestro momento de brillar y dejar claro la superioridad y las habilidades de la especie.

Para que nos sea posible superar estos niveles dispondremos únicamente de dos controles además del de movimiento, obviamente, estos son el salto y el dash, este último (sospechosamente igual que en Celeste), solo se podrá usar una vez y se recargará o bien cuando nuestras patas toquen tierra firme, o bien si logramos hacernos con una cereza estando en el aire, lo cuál permitirá que realicemos otro dash sin necesidad de caer. Sus recursos como podéis ver son bastante simples, pero dada la naturaleza del juego hubiese sido excesivo y molesto haber metido cualquier otra mecánica, por lo que el hecho de depender únicamente de ambas es un acierto.

En cuanto a dificultad, nos encontramos con que podemos completar el juego tanto en modo normal como en difícil, aunque si me lo permitís, id directamente al modo difícil, la dificultad es inexistente en ambos casos más allá de en algún nivel concreto (aunque ciertamente, si mueres, más que por dificultad, es por tus habilidades con el mando en las manos), por lo que realizar el modo normal teniendo en cuenta que después rejugaréis exactamente los mismos niveles con una dificultad un poco superior, mejor id directamente a por el modo difícil y así tendréis la posibilidad de que se os atasque algún nivel.

Dejando de lado los modos de dificultad, la curva de esta in-game es bastante correcta, cada 10 niveles aproximadamente el juego da un saltito de complejidad y añade cada vez nuevas trampas y estas cada vez son más complicadas de evadir (a la vez que son cada vez más parecidas a las encontradas en Super Meat Boy), encontrándonos desde pinchos normales hasta misiles persecutores o minas que explotan al segundo de realizar contacto con ellas. Podemos notar cómo progresivamente nos cuesta un poco más completar los niveles, lo suficiente como para que nos siga apeteciendo jugar en todo momento hasta el final, ya que, aunque anteriormente he dicho que la dificultad es nula en sí, gracias a cómo gestionan su curva de aumento logran crear una sensación en el jugador de querer completarlo.

En cuanto a desbloqueables, bueno, el mayor incentivo es que a medida que avancemos niveles podremos desbloquear diferentes accesorios para nuestro pato-héroe así como sombreros de mago, cintas de correr, gafas negras de señor poderoso… pero poco más, aunque no os voy a engañar, controlar al pato mientras esquiva trampas mortales y salva huevos mientras lleva puestas las gafas de Thug Life me ganó por completo.

 

Apartado audiovisuquack

El pixel art es uno de los métodos más utilizados por los estudios independientes, y personalmente es de mis estilos gráficos favoritos (dejando de lado el realista como puede ser Final Fantasy VII Remake o God of War) dado que sí se realiza bien puede traerte obras de arte tales como las ofrecidas en Octopath Traveler o el propio Celeste que tan mencionado ha sido en este análisis, y creo que en Duck Souls+, pese a no ser sobresaliente, es notablemente bueno y se ve bastante reforzado por una buena selección en cuanto a la paleta de colores, que nos ofrece un mundo variopinto y alegremente colorido que va oscureciéndose según avanzamos, acorde a la curva de dificultad de la que antes hablaba.

La BSO por desgracia no es tan destacable, no va más allá de ser un mero acompañamiento de la aventura que trata de transmitir calma con sus melodías tranquilas y de ambiente, evitando así que si se te atascas en algún nivel tus niveles de nerviosismo aumenten; a esto se le suman unos efectos de sonido básicos pero eficaz para lo que buscan realizar y sin que suenen molestos.

 

Conclusión

Duck Souls+ ha resultado ser uno de los casos que he mencionado al principio del análisis: al no esperar nada, la agradable sorpresa permite que disfrutes del juego. A pesar de que su duración es escasa (me duró una hora y cuarto), ese rato que estás jugando sientes que te entretiene y te invita a terminarlo en todo momento, logra no convertirse en uno de esos juegos que se dejan a medias y caen en el olvido eterno, si no que una vez lo empiezas se esfuerza y consigue que lo termines gustosamente. Al precio que tiene (4,99€ en consolas o especialmente por su 1,29€ en Steam), no es una compra obligatoria, pero si os gustaron Celeste y Super Meat Boy entre otros juegos del mismo hacer, esta es una interesante propuesta a precio reducido.