Septiembre, el mes de los lanzamientos, qué maravilla, ¿no? ¿Os habéis confeccionado ya una lista con todos los títulos que salen este mes y deseáis comprar? Por supuesto que sí. ¿Cuántos han sido en total? Bueno, si tenéis más de una plataforma seguramente unos cuantos: Catherine: Full Body, Monster Hunter World: Iceborne, Gears 5, Blasphemous, Borderlands 3, Daemon X Machina, The Legend of Zelda: Link’s Awakening, Code Vein y otros tantos, que tampoco es necesario mencionar para evitar saturarnos. ¿Escucháis eso? Es el llanto ahogado, la desesperación de nuestra cartera que pide clemencia, pero… ¿quién le dice que no a tanto juego prometedor?

Aunque pueda parecerlo, no, no estoy realizando ningún tipo de crítica velada al sistema capitalista y a nuestras, en ocasiones, insaciables ansias de consumo. A lo que voy, es que cuando hay una concentración tan importante en poco tiempo de juegos que uno desea, siempre es mandatorio (a menos que nuestra economía sea suficientemente holgada como para así permitirlo) posponer alguna compra para más adelante, por ejemplo, las fechas navideñas. Es posible que GreedFall, lo nuevo de Spiders Studio, haya pasado por encima de vuestro radar o incluso, sea uno más de esa lista de juegos sacrificados que despiertan nuestro interés, pero quedan relegados a una compra futura azuzada por una bajada de precio.

Spiders Studio no es una garantía al nivel de Nintendo, 2K, Capcom, Atlus y otras de las compañías de peso involucradas en algunos de los lanzamientos de este mes. Sus últimos títulos, The Technomancer y Bound By Flame, son interesantes, pero no han pasado de ahí, mediocres en muchos sentidos, pero con algunas ideas que podían valer la pena para futuros trabajos. GreedFall, el juego que nos incumbe en este texto es sin ninguna duda su mejor obra. Sí, lo sé, si habéis jugado a alguno de los mencionados, posiblemente penséis que no es complicado superar a estos, pero creedme, este juego vale la pena y mucho. ¿Comenzamos?

 

Buscando la esperanza en el Nuevo Mundo

GreedFall nos pone en el papel de Lord o Lady De Sardet (dependerá de la elección de sexo al crear el personaje), Legado de la Congregación de Comerciantes. Es nuestra misión abandonar Serena junto a nuestro primo Constantin, para viajar a la isla de Teer Fradee en un intento por dar con una cura para la cruenta pandemia que azota a nuestra vieja ciudad, la Malichor.

Teer Fradee se presenta como una tierra salvaje y llena de exuberancia, un lugar libre del Malichor y última esperanza para dar con una solución antes de que sea demasiado tarde, y esta misteriosa enfermedad que cambia el color de la sangre y produce terribles dolores hasta causar la muerte, se cobre la vida de toda Serena.

 

La diplomacia como arma

Hay que tener siempre muy presente que la Congregación de Comerciantes con capital en Nueva Serena, no es la única facción interesada y apostada en Teer Fradee. Los propios nativos de la isla o insulares están ampliamente divididos en clanes y tienen su propio culto a la naturaleza. Por otro lado, La Alianza del Puente, asentados en la ciudad de Hikmet, son una potencia pujante en cuanto a la ciencia se refiere; y como no podía ser de otra forma, están en constante guerra con Theleme, la facción religiosa que sigue las enseñanzas de San Mateo y es capaz de manipular magia de luz (adelantándome a la pregunta, sí, tienen su propia Inquisición). A su vez, Theleme tiene su propia guerra contra los insulares, en un intento por reconvertirlos a todos mediante las enseñanzas de San Mateo a la única y verdadera fe, la suya… Igualmente, los nativos de la isla están en guerra en gran parte contra las facciones extranjeras, puesto que piensan que únicamente han venido a robarles y destruir sus tierras.

La Congregación de Comerciantes, al igual que La Guardia de la Moneda y los Nautas, juegan un papel neutral en todo esto (estos últimos no dejan de ser mercenarios, por lo que se pondrán al servicio del que pague). Puede parecer una tontería, pero no lo es, puesto que nosotros no somos guerreros (aunque nos toque combatir), somos diplomáticos, y, por ende, nuestra principal motivación debe enfocarse hacia la mejora de las relaciones con el resto de las facciones.

Sin entrar en demasiados detalles, la historia, las facciones y el mundo de GreedFall son muy interesantes. Incluso, las propias misiones secundarias y las vinculadas a nuestros compañeros (que tienen sus propias historias), consiguen despertar el interés del jugador. Aunando intrigas políticas, religión, comercio, traiciones, una isla por explorar y un grupo de facciones con sus propios intereses y problemas entre ellos, queda un resultado en el que merece la pena profundizar.

Las misiones son muy variadas y siempre suelen ofrecer varias formas para llevarse a cabo, y esto, es algo que aprecio. Por ejemplo, si deseas colarte en un almacén de otra facción, puedes ir por las bravas y combatir contra ellos, pero esto conllevaría una erosión en las relaciones con este grupo y siendo diplomáticos, no se antoja como la opción más recomendable. Otra posibilidad, podría ser la de disfrazarse con las ropas de esa facción e intentar pasar desapercibido, aunque también, es posible que haya otras formas de acceder al edificio: rompiendo un muro con un explosivo, creando un somnífero para adulterar el vino de los guardias, forzando una cerradura o haciendo uso de nuestra labia.

Además de ofrecer múltiples formas de acometerse, incluso las misiones secundarias resultan ser más atractivas de lo que pueden parecer a simple vista, ya que al avanzar se suele presentar más información que probablemente no barajásemos al principio, poniéndonos en una tesitura complicada. En nuestra primera misión, por ejemplo, el embajador de La Alianza del Puente nos pide capturar a un alquimista fraudulento, puesto que hace quedar mal a su facción (ya que ellos son alquimistas). El problema viene cuando hablas con el alquimista y te confiesa que ese embajador le ha hecho la vida imposible, consiguiendo que lo expulsasen del colegio de alquimia donde enseñaba como maestro porque descubrió que se llevaban a cabo experimentos con humanos en pos de avanzar con las investigaciones científicas (básicamente se lo querían quitar del medio). ¿Qué haces en este caso? Puedes entregar al alquimista o ayudarle a escapar de la ciudad. Se entiende que si lo entregas, tu relación con La Alianza del Puente mejorará, pero… ¿estarías dispuesto a entregar a ese pobre hombre a sabiendas de lo que te ha contado y lo que podría pasarle? Si queréis saber lo que hice, le dejé escapar y luego mentí al embajador diciéndole que había llegado tarde a su captura y había huido (el alquimista se salvó y el embajador valoró mi esfuerzo al intentarlo).

Mentir, amigos míos, siempre es una opción interesante cuando debes relacionarte con facciones que, en muchos casos, tienen una relación pésima. Este tipo de problemas son habituales, y en vuestras manos está el cómo conducir vuestras investigaciones. Si amenazáis a alguien, es muy plausible que la relación con su facción baje, mientras que, si un grupo te dice abiertamente que está reuniendo un ejército para atacar a otra, puedes simplemente callarte o avisar a ese otro grupo para que al menos, el ataque no les pille desprevenidos. Estos últimos lo agradecerán, aunque si los otros en discordia se enteran, repercutirá negativamente.

 

El combate, mejor con amigos

¿Armas o magia? De base, estas son las dos elecciones simples para nuestro personaje, que, con el tiempo, se irán expandiendo mediante el aprendizaje de habilidades y la fabricación y utilización de diversos objetos. En caso de decantarnos por el camino mágico, nuestra arma principal será un anillo mágico; mientras que si elegimos el camino del guerrero cuerpo a cuerpo, espadas y hachas de una o dos manos pueden ser nuestro mejor aliado para aplacar la ira de bestias y enemigos en general. ¿No hay opciones a distancia para el que decide apostar por el combate cuerpo a cuerpo? Sí, hay diversas armas de fuego.

A esto se le suman una serie de estratagemas que aportan algo más de entretenimiento el combate, como la posibilidad de realizar una pausa táctica para tomar pociones de diversos efectos, colocar trampas mágicas con la esperanza de que los enemigos caigan en estas, y una de mis favoritas, embadurnar nuestras armas de veneno u otro elemento mágico que ayude a drenar la vida del contrario. Generalmente, no espero que abuséis demasiado de todo esto, ya que, en combates normales contra personas y bestias, no será necesario, aunque esto puede cambiar al enfrentaros a jefes o grupos muy numerosos.

Aunque en este tipo de juegos es común pasear en soledad por los vastos parajes naturales y la ciudades medievales, GreedFall es diferente. Con el transcurso de la campaña principal, hasta cinco compañeros se pondrán a nuestra disposición para ayudarnos en nuestro periplo en busca de la cura para la Malichor. Cada uno de ellos es diferente, mientras que unos se centran en el uso de la magia, otros optan por las armas, unos disponen de habilidades curativas, y otros, son buenos recibiendo daño. Tristemente, solo dos pueden acompañarnos, aunque desde nuestras mansiones en las ciudades o campamentos, podemos darles el cambiazo por otro miembro.

La elección de uno u otro compañero es importante también en el plano diplomático. Por ejemplo, no sería sabio llevar con nosotros a Siora, insular de Teer Fradee, si la misión nos conduce a visitar a la madre superiora de Thereme, a sabiendas de que hay una guerra abierta entre los dos bandos. Por otro lado, sería sabio llevar con nosotros a Petrus, representante de la Orden de Misioneros de Theleme, si nuestro cometido es pararle los pies a un grupo de inquisidores, ya que él podría ejercer presión desde su cargo.

 

Descubriendo a cada paso

El apartado visual es una de las mejores virtudes de GreedFall, pero a la vez, donde más se muestran las carencias presupuestarias de la obra. Spider hace uso de un motor propio que ya ha sido utilizado en juegos anteriores, el Silk Engine, cuyo resultado es fantástico, mostrando unos coloridos vivos, así como una iluminación global, sombras y un sistema de partículas que dejan unos paisajes espectaculares y que invitan a hacer capturas de pantalla con bastante frecuencia.

Una de las cosas que mejor hace GreedFall, es hacerte sentir como un verdadero explorador en un mundo totalmente desconocido. No es para menos en vista de sus extensos escenarios naturales, protagonizados por grandes bosques llenos de vegetación, ciénagas, ruinas antiguas y mucho más. El título está fuertemente inspirado en el arte europeo del siglo XVII, concretamente, el de Vermeer y Rembrandt.

Las costuras, muy a mi pesar, se dejan ver rápidamente. Los detalles en las vestimentas de los personajes son más bajos que en sus rostros. Igualmente, hay un reciclaje realmente importante en los NPC, y no me refiero únicamente a los que pasean por las ciudades para hacer bulto, puesto que realmente, con ellos no vamos a interactuar. Hablo de misiones secundarias, y es que, el alquimista de la primera misión se pluriemplea para ser a su vez mercader en otra ciudad y padre religioso en la siguiente. En cuanto a las voces y frases, pasa un poco lo mismo.

Asimismo, a la reutilización de personajes se suma la de edificios. Esto me duele especialmente, ya que cada facción tiene su propia historia y sus creencias, y, por ende, cada ciudad es diferente. San Mateo, por ejemplo, es la típica ciudad cristiana, gris y llena de iglesias e ídolos religiosos, con su propia inquisición y su gente ataviada como uno podría imaginarse. Por otro lado, en Hikmet todo recuerda más a una ciudad típicamente árabe, con arcos y construcciones que uno vería si fuese a La Alhambra de visita, con gente con turbantes y más enfocados a la ciencia que a la religión (la guerra entre Theleme y La Alianza del Puente es básicamente un moros vs cristianos). Hasta aquí todo bien, el problema real está al entrar en los palacios, cuarteles, capitanías o nuestra propia casa. Por dentro son iguales, con la misma disposición de salas y decoración, algo que carece de sentido, acentuándose más todavía en los palacios donde residen los mandatarios, ya que son tremendamente diferentes en el exterior.

Igualmente hay algunos problemas de iluminación, y sí, sé que dije que ese era uno de sus puntos destacables, y lo mantengo, sobre todo en el exterior donde puedes ver cómo los rayos del Sol penetran entre las hojas de los árboles. No obstante, al entrar en los edificios es común que todo esté un poco oscuro y hasta que uno avanza un poco, su interior no se ilumina debidamente.

La banda sonora está compuesta por un viejo conocido, Olivier Deriviere, compositor musical francés que ya nos dejó un muy buen sabor de boca con las composiciones de A Plague Tale: Innocence. Igual pensáis que exagero, pero creo que Deriviere es una garantía en el plano sonoro, y en GreedFall, lo ha vuelto a demostrar con un conjunto musical a la altura. Si hay que mantener en tensión al jugador durante una pelea, Deriviere tiene un tema, si hay que tirar de épica en una escena, más de lo mismo, y si son necesarios ritmos tribales en nuestro contacto con las tribus insulares, sabed que esa canción estará presente.

 

Conclusión

En el análisis de A Plague Tale: Innocence ya os comenté que tenía mis reticencias sobre los juegos distribuidos bajo el sello de Focus Home Interactive, pero nuevamente y al igual que con la obra de Asobo Studio, han vuelto a dejarnos otra juego que, si bien no alcanza la excelencia y seguramente no vaya a estar en las quinielas de nadie para llevarse un premio a lo mejor del año, merece nuestro tiempo.

GreedFall no es solamente el mejor título de Spider, sino que, además, su narrativa que mezcla varias facciones en conflicto haciéndonos partícipes directos de este intrincado tablero político gracias a su enfoque diplomático, representa una propuesta tremendamente interesante. Igualmente, es capaz de hacernos sentir fácilmente como un verdadero explorador en terreno ignoto, consiguiendo que a cada paso vayamos ampliando nuestros conocimientos sobre la isla, sus habitantes y sus secretos ocultos.

 

Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.