Si bien muchos posiblemente solo hayan conocido Momodora: Reverie Under The Moonlight (puesto que ha sido el juego que ha conseguido granjearle cierta popularidad a la serie), el caso es que esta es la cuarta entrega de la franquicia (los tres primeros están disponibles a través de Itch.io), siendo Momodora: Moonlit Farewell la quinta y, en principio según el propio estudio, última entrada de la saga. El punto angular sobre el que gira la historia son las sacerdotisas, una serie de mujeres con poderes extraordinarios capaces de hacerle frente a las calamidades de su tiempo, bien sean monstruos o demonios que amenazan de forma constante la pacífica vida del resto de seres vivos. Sí, posiblemente os estaréis preguntando: “Si es la última entrega, tendré que jugar y completar las anteriores, ¿no?”. Bueno, evidentemente habrá detalles que se te escaparán si no lo haces, no obstante, el propio creador comentaba en Steam que Momodora: Moonlit Farewell es una historia autoconclusiva y que, si bien tenía la intención de aclarar muchos de los misterios y preguntas de los juegos anteriores, no había necesidad de conocer la historia de los tres primeros títulos (el cuarto actúa de precuela de estos) para lanzarse a la piscina. En cualquier caso, se ofrecen algunos textos in-game por si quieres refrescar o partir con algunos resúmenes de lo ocurrido en los juegos anteriores. Aclarado esto, ¿qué os parece si comenzamos?
Momo destinada a salvar el mundo
Momodora: Moonlit Farewell tiene lugar cinco años después de los acontecimientos vividos en Momodora III. De nuevo, todo comienza en la aldea de Koho, lugar en el que Momo Reinol, una experta sacerdotisa, es instada por la Matriarca de dicha aldea a viajar en pos de solucionar los graves problemas que están teniendo lugar, que entrañan ni más ni menos que la aparición de bestias demoníacas que asolan el territorio y que parecen guardar algún tipo de relación con el misterioso tañido de una campana. Así pues, decidida a salvar a su aldea, Momo no tiene más remedio que descender a las oscuras profundidades de las mazmorras que hay bajo su aldea para matar a todos los demonios malévolos con los que se cruza mientras intenta averiguar qué ha pasado exactamente y quién es el responsable detrás de todo esto.
La historia avanza rápidamente y tiene los ingredientes clásicos que uno esperaría de la serie y, concretamente, de una última entrega. Varios viejos conocidos y nuevas inclusiones como Cereza, una joven de la aldea a la que han ordenado acompañar a Momo, pese a su falta de habilidades en combate (que compensa brindando apoyo moral y vendiéndonos Sellos). Asimismo, en ocasiones estos personajes se unirán a ti (generalmente tu compañera Isadora) durante algunas peleas contra jefes. Así, Momodora: Moonlit Farewell consigue que esos pocos personajes con los que realmente interactúas de forma más frecuente durante tu peligroso periplo, se vuelvan realmente relevantes más allá de la mera progresión de la historia, ya que no solamente están para conversar de vez en cuando, te aportan más que eso. Asimismo, hay hadas, una siniestra campana negra, dioses y, claro está, un puñado de gatos. ¿Qué más se le puede pedir?
Una experiencia clásica del género metroidvania
Momodora: Moonlit Farewell es un magnífico exponente del género, y como cualquier metroidvania, se asienta sobre tres bases, a saber: plataformeo, exploración y combate. Comenzando por el combate, Momo dispone de dos armas, una espada y un arco, ambas se activan con un botón de ataque, con la salvedad de que para el arco habrá que pulsar la cruceta hacia arriba. Es un sistema realmente fácil de aprender, ya que todo se resume en un pequeño combo básico con la espada y en el lanzamiento de flechas, que además, son ilimitadas. A esto hay que sumarle la posibilidad de esquivar rodando, algo que si haces en el momento justo antes de recibir el impacto del ataque enemigo, te brindará una breve invulnerabilidad que podrás aprovechar para asestar varios golpes y castigar al demonio. En general, los enemigos comunes son fácil de anticipar, ya que suelen disponer de una única habilidad. Por ende, el verdadero reto viene en forma de peleas contra jefes o pequeñas zonas en las que el juego cierra la sala y va lanzando una oleada de enemigos tras otra conforme los vamos derrotando.
Quizás más de uno considere que dos armas es poca cosa, que le falta variedad… y bueno, posiblemente algo de razón tengan. Hay es donde entra en acción el sistema de personalización a través del Sellos, una suerte de cartas que podrás conseguir explorando a conciencia o gastando tus recursos cuando hables con Cereza en una de las diversas campanas que hacen de autoguardo en caso de morir. Hay diferentes tipos de sellos, cada uno enfocado en maximizar las posibilidades de supervivencia de nuestra protagonista. Algunos Sellos mejoran la espada, permitiendo lanzar ondas desde lejos al blandirla, o creando una suerte de espadas espirituales al impactar que dañan al adversario. Otros Sellos, por ejemplo, maximizan el uso de la campana curativa de Momo, otorgándonos algún bonus de estado al agitarla dos veces seguidas, ofreciendo la posibilidad de recuperar salud por encima del límite actual o incluso, activando un breve escudo de invencibilidad (hasta recibir un impacto) después de agitar la campana. ¿Y qué pasa con el arco? Pues también tiene protagonismo, ¿qué me dirías si pudieses imbuir una flecha con fuego? Es posible. Por supuesto, hay Sellos centrados en recuperar salud y maná. Las posibilidades son casi infinitas, con cuarenta y cinco a conseguir, de ti dependerá apostarlo todo a algo concreto o intentar diversificar.
La exploración es muy dinámica e invita a abrir el mapa constantemente para buscar todas las posibles salas conectadas con la actual. Si bien inicialmente Momo solo puede andar y saltar, con el paso del tiempo iremos consiguiendo diversas habilidades como correr (útil para sortear zonas de viento), salto doble o salto entre paredes. Obviamente, a mayor cantidad de opciones mayores serán las posibilidades que ofrecerá la exploración, pudiendo volver a zonas ya visitadas para alcanzar ese saliente a una nueva zona que con el salto normal era insalvable. Asimismo, Bombservice ha hecho un gran trabajo interconectando todas las zonas, haciendo que sea relativamente fácil ir de aquí para allá mientras cambiamos de una zona a otra, a la vez que vamos interconectándolas gracias a las nuevas habilidades de exploración que Momo vaya consiguiendo en su aventura. Es todo muy abierto y libre, por lo que puedes acabar en un lugar que, técnicamente igual no tendrías que haber visitado en ese punto. No obstante, también hay diversos obstáculos que solamente pueden sobrepasarse con la ayuda de habilidades concretas que impedirán que accedamos a áreas algo más complejas. Mi consejo es que si no veis la forma de salvar un obstáculo, sigáis por otro camino y volváis luego.
¿No hay viaje rápido? Bueno… sí y no. Lo hay, pero no inicialmente, se consigue como a mitad del juego, después de cruzarnos con un simpático gato grande que cumplirá con dicha función e incluso así, no hay viaje rápido a todas las campanas que hayamos tocado. En cualquier caso y aunque volver sobre tus pasos antes de desbloquear el viaje rápido pueda volverse tedioso, es recomendable explorar al máximo, ya que el juego es especialmente generoso con aquellos jugadores que deciden seguir este consejo. Si ves una “?” en una sala del mapa, es que hay un tesoro esperándote (sí, Momodora: Moonlit Farewell es suficientemente amigable como para marcarte las salas con tesoros). ¿Qué puedes encontrar? Bayas o Lirios que aumenten tu salud, tu reserva de maná o el daño que infliges con tus armas, además de un puñado de cristales (la moneda de turno), hadas extraviadas (por las que te recompensarán debidamente), Sellos, compañeros (unos pequeños seres equipables que te ayudan ocasionalmente) e incluso un jefe opcional. Si hay una “?”, busca a conciencia, salta, asesta espadazos e intenta atravesar paredes, a fin de cuentas hay un tesoro con total seguridad.
En cuanto a la dificultad, señalar que hay dos modos de juego, a saber: Light y Normal. Light está pensado para jugadores que busquen una experiencia relajada sin preocuparse excesivamente de los desafíos asociados a los combates más complejos. Además, este modo permite activar la opción de dificultad adaptativa, que variará en base a tu desempeño, siempre dentro de los márgenes de la dificultad Light. Por otro lado, está el modo Normal, que ofrece la experiencia clásica tal y como se ideo originalmente, ofreciendo un desafío aceptable con mayor daño recibido y menos tiempo de invulnerabilidad. Decidas lo que decidas, es posible ajustar la dificultad desde cualquier momento en el menú de Ajustes. Huelga decir que la dificultad influirá en la cantidad de horas que pueda llevarnos el juego. En mi caso, jugando en Normal, he finalizado la partida en unas 9 horas, con un 107% de finalización conseguido (111% es el máximo según un trofeo, e incluye conseguir todo, desde sellos a bayas o hadas perdidas, entre otras cosas)
Para sorpresa de nadie, los momentos más memorables de Momodora: Moonlit Farewell tiene lugar durante las peleas contra jefes. Cada uno de ellos hace gala de patrones de ataque únicos, por lo que todos estos desafíos son divertidos de afrontar. Si bien no hay forma de cambiar nuestro armamento, según las habilidades de cada jefe podrías necesitar hacer diversos cambios entre Sellos para perfeccionar tus habilidades de sincronización y precisión, adaptando así tu estrategia a cada situación. Y si mueres de vez en cuando, no hay problema, es parte del género, además no vas a perder tus cristales ni nada, esto no es un soulslike. Y si eres un aficionado al riesgo, me alegra comentarte que una vez que hayas finalizado la aventura principal, una compañera de la jefa de la aldea estará allí para invitarte a poner a prueba tus límites.
Al bellísimo pixel art
Al igual que otros muchos metroidvanias como Blasphemous, Momodora: Moonlit Farewell demuestra que un bonito pixel art de primer nivel puede ser realmente agradable a la vista sin necesidad de invertir esfuerzos en gráficos hiperrealistas. A la franquicia le sienta como un guante este estilo, posiblemente la desarrolladora coincida conmigo en esto, mucho mejor que el estilo visual 2.5D pintado a mano con cel shading de Minoria que se alejaba del camino marcado por Momodora: Reverie Under The Moonlight. Todo se ve realmente bien, desde los personajes (especial mención a aquellos que ocupan más espacio en pantalla, jefes y reina de las hadas), hasta los enemigos, escenarios, iluminación y colorido. No hay ni un solo pero que sea capaz de añadir en este aspecto. No es para menos, la serie Momodora es sinónimo de un bonito pixel art y aquí se lleva a otro nivel superior en relación con la entrega anterior.
La banda sonora tampoco se queda atrás, pues vuelve a repetir el compositor que ya estuvo a cargo de la música en Momodora: Reverie Under The Moonlight. Los temas que componen la experiencia están a un gran nivel, añadiendo la guinda a cada zona y situación, desde la melancolía o tristeza de zonas que han caído en desgracia, hasta acordes más altos y cargados de energía para afrontar una pelea contra el jefazo de turno. Siempre consigue adaptarse bien sin llegar nunca a distraer de la jugabilidad. Por otro lado, me alegra añadir que Momodora: Moonlit Farewell dispone de subtítulos al español.
Conclusión
Momodora: Moonlit Farewell es el broche de oro a la magnífica franquicia de Bombservice, un metroidvania que si bien no reinventa la rueda, se aferra a lo que hizo popular a Momodora: Reverie Under The Moonlight ofreciendo una hermosa experiencia audiovisual muy disfrutable. Si bien hay algunos puntos mejorables, como el hecho de haber incluido algún arma más para añadir variedad a las dos iniciales, o un viaje rápido completo y disponible desde el principio (evitando así el tedio de tener que volver sobre tus pasos y ahorrándote una o dos horas de juego), el viaje de Momo, Cereza e Isadora, es una experiencia con suficientes virtudes como para recomendársela a cualquier amante del género. Por supuesto, si previamente se juega a los títulos anteriores, mejor que mejor, aunque recordad que no es necesario, como bien indica rdein, creador de la serie. ¡Ah! ¿Os he contado ya que hay un trofeo por acariciar gatos? Si esto no os convence, dudo que nada lo haga…
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.