[Análisis] The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel

[Análisis] The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel

Hay juegos y sagas que, una vez los empiezas, sabes que van a quedarse dentro de ti, y una vez los completas, te das cuenta de lo hondo que han llegado a calar, tanto que ni siquiera eres realmente consciente de cuánto. En mi caso al menos, esta magia se da sobretodo con los JRPG, esos juegos de los que tanta gente huye dado el enorme número de horas que en su mayoría se le debe dedicar, pero que cuando los juegas de principio a fin se te hacen hasta cortas, dejándote con ganas de mucho más.

Recuerdo con muchísimo cariño aquellos tiempos en los que tenía que mirar todavía la tabla de tipos en Pokémon Amarillo, de la misma manera que recuerdo cómo no pude evitar que se cayesen un par de lágrimas en cada momento nostálgico que hacia que Pokémon cobrara vida con Pokémon Let’s Go. Lo muchísimo que me marcó en su momento el primer Final Fantasy que jugué, Final Fantasy X, y cómo lo sigue haciendo cada juego de la saga, como Final Fantasy XV Final Fantasy IX, el cual he terminado hace no demasiado y me ha recordado porqué amo tanto Final Fantasy: porque esta saga, pese a no ser mi hogar de origen, siempre será mi lugar al que regresar. También Tales of Ys se ha hecho un hueco en mi corazón y entre Tales of ZestiriaTales of Vesperia Ys VIII: Lacrimosa of Dana se han encargado de demostrarme lo mucho que merecen ser jugadas las demás entregas. Y qué decir de mi queridísimo The Legend of Zelda, que siendo Breath of the Wild mi juego favorito, tan solo terminarlo volví a sentir esa satisfacción que los JRPG me ofrecen, la que pese a haber disfrutado muchísimo otros juegos, no sentía, porque faltaba la magia, esa magia que podía transmitirse tanto con una ocarina como con una llave espada al igual que en mi amado Kingdom Hearts, que con la salida de Kingdom Hearts III pasé la noche anterior sin dormir y a primera hora estuve en la tienda para recoger mi edición Deluxe, llegando a completar el juego en tan solo tres días, pero esos tres días estuvieron tan llenos de sentimientos, lágrimas y felicidad que con tan solo recordar un poco mi experiencia o alguna escena, no puedo evitar que se me humedezcan los ojos y se me erice la piel.

Y sí, hay muchísimas otras sagas con las que tengo pendiente ponerme como pueden ser Xenoblade, Persona Dragon Quest, pero por ahora y gracias a la gente de Marvelous Europe por cedernos un código del juego, he podido adentrarme en la saga creada por Nihon Falcom: The Legend of Heroes, concretamente en Trails of Cold Steel, que pese a estar ya disponible en varias plataformas (PlayStation 3, PlayStation Vita y PC, del cual hicimos ya un análisis en su momento), ahora llega a PlayStation 4, preparando el terreno junto a la cercana salida también de Trails of Cold Steel II para la llegada a Europa de la esperadísima tercera parte, Trails of Cold Steel III, la cual por ahora solo está disponible en Japón. Y bueno, dejo ya de enrollarme, demos un paseo por el Imperio Ebonian.

 

Bienvenidos a la Academia Militar Thors

En The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel tomaremos el control de Rean Schwarzer, nuestro protagonista. Este es reclutado para formar parte de la Academia Militar Thors, famosa en el Imperio Ebonian por lo estrictos que son con su admisión, pues únicamente reclutan nobles de alta categoría, mas Rean, que es un joven casual, ha sido llamado para asistir aquí. La sorpresa no queda ahí, sino que ve que todo el mundo que asiste a la escuela lleva un uniforme verde a excepción de él y ocho personas más, las que serán partícipes de la clase VII, la cual es curiosa porque en ella se mezclan tanto nobles como jóvenes considerados de la plebe, entre los cuales encontramos a nuestro protagonista. También es un factor a tener en cuenta el que sean únicamente nueve, puesto que cada uno de ellos ha sido seleccionado intencionadamente, no ha habido nada de azar influyente aquí, pues todos tienen algo que les diferencia de ser otro noble más u otro plebeyo más.

Esto nos empieza a mostrar lo que realmente representa la clase VII: revolución. Podríamos considerarla un experimento que trata de ver si realmente es posible que, dentro de un Gobierno tan absurdamente estricto y clasista, los integrantes de los distintos escalones de la pirámide jerárquica puedan convivir entre ellos sin problema. Obviamente, hacer este experimento con jóvenes es peligroso ya que todos tienen los nervios a flor de piel y pueden saltar en cualquier momento, pero a la vez es la mejor idea, porque si un puñado de cabras locas totalmente dispares son capaces de llevarse bien entre sí y convivir, ¿cómo no iban a poder los “civilizados” adultos? El ejemplo más claro de esto es cuando Jusis Albarea, noble de clase alta, tiene un encontronazo con Machias Regnitz, ciudadano de la clase obrera, en el que uno le recrimina que su mayor complicación en la vida fuera organizarse para llevar a cabo todos sus caprichos mientras que el otro le responde con burlas y desprecios; la resolución de este conflicto es tan importante para alcanzar el significado como para el porvenir de la trama.

Al ser una clase especial, su deber no será únicamente la asistencia a las actividades lectivas reglamentarias, sino que además se les lleva a averiguar más acerca del imperio explorando cada parte de este y atendiendo a lo que los ciudadanos de a pie requieran en cada momento, lo que afecta en gran parte a la evolución de los protagonistas, unos protagonistas donde cada uno de ellos es de lo más carismático y deja huella fácilmente, haciendo que le recuerdes una vez dejes de jugar. El progreso de su personalidad y su manera de actuar está muy bien llevado, pues en todo momento se tiene muy en cuenta su origen, pero sobretodo, juegan tremendamente con el choque de clases con los compañeros y cómo esto les afecta en cuanto a sus cambios propios.

 

Prepárate para el combate, pero recuerda que estás en clase

El juego es muy similar a los JRPG del estilo de Tales of en cuanto al apartado jugable se refiere, tanto en movimiento por el escenario como en el momento de combate, aunque en este último difiere un poco pero sin perder el toque. De todas formas, lo primero es lo primero. Nos encontraremos con mapas “cerrados” pues están determinados por distintas zonas conectadas entre sí, pero dentro de las cuales nos podremos mover libremente, pero sin saltar, lo cual parece algo un poco insignificante, pero el hecho de saltar de vez en cuando hace que los caminos largos y monótonos que se deben recorrer a pie sí o sí se hagan un tanto más ligeros, por lo que he echado de menos esto, pero como digo, no me ha dolido demasiado viniendo de Tales of Vesperia donde tampoco se podía.

En cuanto entramos en zona de peligro, es decir, abiertos a encuentros con monstruos, nos encontraremos con el sistema típico de enemigos que aparecen en pantalla y nos persiguen, lo cual es lo más casual hoy en día y lo más acertado a mi parecer, pues así eres tú quien decide (o lo intenta) si meterse en un combate o mejor ir pasando de largo, para lo cual dispondremos de una espada que, si golpeamos al bicho, nos dará un par de segundos de stun que nos permitirá escapar si así lo queremos.

 

Sin embargo, pese a que lo mejor en los JRPG tiende a ser la historia que nos presentan, el sistema de combate es bastante entretenido: es el punto medio entre las peleas por turnos de Final Fantasy X y la libertad de movimiento en espacio cerrado de los Tales of, ¿por qué? Me explico. Una vez empiece la trifulca, veremos en la parte superior izquierda de la pantalla un indicador de turnos que estará siempre a disposición de cambio según si se aumenta o se disminuye la velocidad de algún personaje a lo largo del combate, pero no será algo “plano” de elijo a quien ataco y listo, pues muchas veces el posicionamiento en la zona juega un factor clave a la hora de recibir o atacar con ataques especiales que afectan a un área o recta concretos. Para ello, se nos ofrecerá la opción de emplear el turno del personaje en moverlo, gastando así la acción y perdiendo la posibilidad de ataque, pero recordad que, en muchas ocasiones, más vale maña que fuerza. También tendremos ataques especiales y artes además de los ataques convencionales, aunque estos nos gastarán EP y CP por lo que es mejor no usarlos a lo loco. Por último en lo que a ataque individual se refiere, tenemos el S-Break, que es un ataque especial que cada personaje puede utilizar en cualquier turno propio o de un compañero, este es bastante poderoso, pero una vez se utilice no lo podremos volver a usar, así que asegurad contra quién y en qué momento queréis gastarlo.

 

Ahora, como digo, eso solo se trata de la fuerza individual. Somos compañeros de clase, compartimos una enorme cantidad de horas juntos, por lo que queramos o no acabaremos teniendo relación, y aquí es donde entra el factor social: según cuán buenas sean nuestras relaciones con los demás personajes, tendremos mayor efectividad a la hora de combatir en un mismo pelotón junto a ellos o menos. Esto se incrementa de manera tan sencilla como pasando tiempo con ellos en los ratos que tenemos libres y se nos da a decidir con quién pasarlo. De todas formas, el juego no es injusto y permite que, en mayor o menor medida, mantengamos contacto y relación con todos nuestros compañeros para que en ningún momento nos encontremos siendo el marginado del grupo porque no sabemos ni los apellidos de los demás.

El resultado de esto se ve reflejado en mayor efectividad de los ataques link principalmente, que son ataques especiales que se permiten de vez en cuando tras atacar con uno de los personajes que tenemos linkeados, al principio será un simple ataque extra, pero según mejoren nuestras relaciones con todos veremos como estas acciones van en aumento y terminan siendo un factor determinante a la hora de decidirse si ganamos o no un combate, puesto que los enemigos, en su mayoría, causan bastante daño cuando nos golpean bien, por lo que deberemos ser lo más veloces posibles a la vez que tratar de crear y fortalecer el mayor número de vínculos posibles entre personajes.

 

El arte de los JRPG

Si algo caracteriza al apartado artístico de los juego JRPG es, en su enorme mayoría, ese toque anime en el diseño tanto de personajes como de escenario, quizás en las escenas en movimiento no tanto, pero siempre que esté la oportunidad de ver una imagen estática veremos como el estilo está bien adaptado para hacer que esas preciosas imágenes en 2D se vean fielmente representadas cuando son pasadas al 3D y puestas en movimiento. No solo cabe destacar eso, sino que la paleta de colores está elegida con mucho acierto, pues juegan con las tonalidades según el “estado de ánimo de la trama”. El único y pequeño problema es que, obviamente, se nota que es un juego viejo, que pese a haber envejecido bastante bien, no puede quitarse de encima algunos movimientos toscos en las animaciones, dejando ver que es un port de un juego de 2013, por suerte, son pocas las ocasiones en las que notamos esto.

El apartado sonoro del juego no es sobresaliente, pero no puedo ponerle ningún tipo de pega. Las piezas musicales, pese a no ser memorables, saben casar con la situación en la que son reproducidas por lo que ya es algo más que positivo para el juego. Además, cuenta con el doblaje japonés, algo que a día de hoy lo considero necesario, no solo recomendable, pues por mucho que me guste la lengua de Shakespeare o la de Cervantes, todo siempre es mejor en su versión original, y quien mejor que los japoneses para hacer gala de ello, cuyos actores de doblaje son, bajo mi gusto, los mejores del mundo con amplia diferencia.

 

Y entonces, Trails of Cold Steel, ¿tiene un huequito en la zona de JRPG de mi corazón?

Sin duda, sí. Pese a estar lejos de ser el mejor o de mis favoritos, The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel me ha sorprendido muy gratamente, demostrándome por qué todo el mundo que lo ha jugado le tiene tantísimo cariño tanto al título como a la saga en sí, en la cual estoy ansioso por adentrarme más y más. La historia, pese a dejar clara que es una “introducción” a lo gordo que estoy seguro que vendrá, sabe calar hondo, aunque a veces se haga un pelín lenta. Esto se complementa con una jugabilidad de lo más atractiva y que tiene sus toques propios que la dejan como marca de la casa y aumentan así el entretenimiento ofrecido.

Por tanto, si eres amante de los JRPG y tienes tiempo para echar horas, muchas horas, te recomiendo no que le des una oportunidad, sino que te tires de cabeza, más ahora que las siguientes entregas están a la vuelta de la esquina y el precio es un caramelito, pudiendo hacerte con él por tan solo 39,99€ en formato físico gracias a la gente de Meridiem Games.